A principios del año 1962, pero con fecha de portada de mayo de 1962, sale a los puntos de venta de Estados Unidos una nueva colección titulada The Incredible Hulk. Es de hacer notar, que la misma es una de las primeras apuestas que hace Marvel para iniciar y conformar lo que se vino a llamar el Universo Marvel cuyo pistoletazo de salida se dio con el primer número de The Fantastic Four en noviembre de 1961.
Ello invita a pensar que en el imaginario que manejaba Stan Lee, a la sazón arquitecto primigenio de dicho universo, el personaje de Hulk tenía una presencia destacada. No en vano, esta nueva colección tuvo el privilegio de ser la primera que se publicó con un flamante número 1 en su portada tras el exitoso inicio de The Fantastic Four. Para ello se procedió al cierre de la colección Teen-Age Romance, orientada a historias de corte romántico, que por un lado permitió la entrada en la cadena de distribución de Hulk y por otro lado se continuaba por parte de la editorial del proceso por el que abandonaba la producción que venía realizando y que abarcaba distintos géneros (bélicos, romance, monstruos, etcétera).
Tampoco es desdeñable que el personaje tenga raíces con aquellas historias de monstruos que la editorial Atlas Cómics (la que sería la futura Marvel Cómics) que profusamente venía publicando con anterioridad a la llegada de Fantastic Four. De hecho, el propio personaje de Hulk hubiese tenido perfecta cabida en esas colecciones que nos presentaban monstruos de distinta índole, incluyendo como curiosidad (tal como narraba el compañero Óscar en el análisis del primer número de la colección, The Incredible Hulk #1) que el nombre de Hulk ya fue utilizado anteriormente en otros personajes. El primero es un monstruo que protagoniza la 4ª historia de Strange Tales #75. El segundo caso lo encontramos en Gunsmoke Western #63. Y el más cercano en el tiempo el Journey Into Mystery #63, cuyo personaje, un monstruoso extraterrestre volvería a aparecer 4 números después. Lo más curioso, es que este personaje aparecería en el Universo Marvel como Xemnu e incluso llegaría a convertirse en un enemigo de Hulk y se enfrentaría a los Defensores.
Puestos en antecedentes, no puedo más que invitaros a que leáis las magníficas reseñas que han hecho los compañeros:
La lectura de los escasos números que tuvo la colección, cerrada abruptamente en el número 6 con fecha de portada de marzo de 1963, posiblemente deje al lector con la sensación de que el personaje no se había definido más allá de su origen. Quitando la más que obvia similitud del propio personaje de Bruce Banner/Hulk con la historia clásica del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, es lo cierto que en mayor o menor medida los nuevos personajes que iban surgiendo en esa etapa (Los 4 Fantásticos, Iron Man, Spiderman, Thor, etc.) conservaron a lo largo de los años gran parte de los rasgos que los definían. Por el contrario, Hulk varía constantemente sus atributos y rasgos identificativos en apenas media docena de números. En el primer número se nos presenta la transformación de Bruce Banner en Hulk por motivo de ser irradiado por la explosión de una bomba gammaen un campo de pruebas cuando intentaba salvar a Rick Jones. En dicho número se muestra a un Hulk de color gris que se transformaba en monstruo por la noche y en Bruce Banner por el día. Además, Hulk conservaba un nivel de inteligencia más que notable.
De repente, en el segundo número el personaje pierde su color grisáceo a favor del color verde (aunque dicho cambio fue motivado por problemas a la hora de imprimir el color gris y se optó por el verde que era menos problemático para esos menesteres), comenzando el camino de odio contra la humanidad. No hay mal que por bien no venga, y si hay algo que realmente podemos asociar con el personaje, precisamente es ese color jade que impregna la piel del coloso, que lo identifica a sí mismo como a sus némesis (Abominación, Líder), personajes derivados (Doc Samson, Hulka) e incluso a alguno de sus amores (Jarella). En todo caso, gracias a las limitaciones técnicas de la época, se ha conseguido un magnífico resultado y dejando una de sus anécdotas históricas que acompañarán al personaje.
Siguiendo con los cambios, en el tercer número la transformación de Hulk no es solo por las noches, sino que la misma se mantiene por el día. En el cuarto número cada vez Hulk es más un bruto descerebrado y ahora los cambios entre ambas personalidades se producen merced de una máquina. En el mismo número, con ayuda de la mencionada máquina, Bruce Banner consigue conservar su mente cuando se transforma si bien con un carácter irascible que se iría agravando en el número siguiente.
En el sexto, y último número (ya con la presencia de Steve Ditko en el dibujo), se presentan problemas con la transformación que se hacía con la mencionada máquina (en una ocasión la transformación queda a medias sin llegar a ser ni Bruce Banner ni Hulk y en otra se produce la transformación de manera tardía).
En mi opinión, excesivos cambios en la caracterización del personaje que le pudieron pesar a la hora de consolidar la colección en el naciente Universo Marvel. No hay que olvidar, que Marvel Cómics estaba limitada contractualmente en la distribución de sus cómics porque solo podía sacar ocho cabeceras al mes. Al mismo tiempo, se encontraba con el problema de que no podía dar salida a los distintos personajes que nacían en esa época y que necesitaban su hueco para seguir su devenir editorial.
Da la impresión de que un buen día, Stan Lee pensó en la historia de origen, y quedó con la sensación de que el personaje era extraordinario. Satisfecho con ello, se olvidó de como continuaría la historia, ya que estaba convencido de que el propio personaje generaría por sí solo las nuevas aventuras. Y aunque dicha época fue prolífica en nuevos personajes, no podemos compartir lo mismo en lo que se refiere a las historias de las distintas colecciones que, salvo excepciones, alcanzarían su mejor ritmo unos meses más adelante. No es descartable pensar que Stan Lee no se viera con fuerzas para sacar nuevas historias o entendió que era preferible dirigir sus esfuerzos a otros personajes.
La valoración personal de esta breve etapa no es buena, a la multitud de cambios en la caracterización del personaje se le une el escaso carisma de los antagonistas que tuvo el gigante esmeralda salvando quizás a Tyrannus (número 5) y al infrautilizado Amo del Metal (número 6). Mención aparte merecen los sempiternos enemigos en todas las series de esa época, la aparición de comunistas en las más variopintas formas le resta interés con la perspectiva que nos da los años. Una valoración injusta teniendo en cuenta que han pasado más de 50 años, pero que inevitablemente no pudo hacerse de otra manera.
El tono de las aventuras tampoco es notable, sin embargo, sí es destacable el tormento del protagonista principal por su particular situación. Si nos ponemos en la posición del lector que se acerca por primera vez a esta serie, debemos comprender la extrañeza que le puede embargar cuando lee un cómic de superhéroes en el cual es cuando menos discutible que Hulk tuviese esa categoría. Es innegable la presencia de poderes, pero ¿Hulk es un héroe? La respuesta a esa pregunta es bastante discutible, en todo caso el lector se queda con la incomoda sensación de que si existiese un Hulk en la vida real, es preferible estar alejado de él lo máximo posible. Teniendo en cuenta dicha cuestión y el tono de las historias de los cómics que se publicaban en aquella época (la representación del bien y del mal era bastante clara, no cabía error alguno, y en el que los protagonistas eran exponentes del bien y la justicia) no es de extrañar que el lector se sintiese alienado de la colección y con poca empatía por su protagonista. Para intentar mitigar la desafección y falta de identificación con el personaje, se recurre a un adolescente (de nombre Rick Jones) que sirve como apoyo al personaje principal y, sobre todo, para que el lector joven pudiera identificarse con alguno de los personajes.
También hay que destacar la plana de secundarios (General "Trueno" Ross, Betty Ross, Rick Jones), así como la situación de conflicto permanente entre Hulk y el ejercito estadounidense (nueva muestra de lo especial de Hulk, un héroe que es perseguido por el gobierno sin descanso y con la más poderosa de sus armas, como es el ejercito). Esto y los secundarios mencionados conformaron unas señas de identidad de las historias de Hulk durante muchos años.
Porqué no, Hulk no desapareció del Universo Marvel, confirmando que el personaje era querido y tenía su hueco. Fue pasando por las páginas de The Fantastic Four y recuperado para el número 1 de la nueva colección The Avengers escasos meses después del cierre de su colección y posteriores apariciones estelares en series como las de Spiderman, Thor o las del Hombre Gigante y la Avispa en Tales to Astonish #59, que significaría la definitiva recuperación de una colección de Hulk, prosiguiendo sus aventuras en dicha cabecera a partir del número 60 con fecha de distribución de octubre de 1964. Pero eso ya tocará en su momento.