VALORACIÓN SGT. FURY #1-7 (mayo 1963 - mayo 1964)
por Spiderchen
Puede que suene raro hacer un resumen de una colección abierta y de la que apenas llevamos siete números, de los cuales se han hecho unas excelentes reseñas, pero ha parecido oportuno hablar un poco sobre lo que llevamos leído por el cambio de equipo creativo a partir de este número.
Las reseñas de estos números están publicadas aquí.
Llegados a este punto, vamos a repasar la estancia de Jack Kirby en esta colección. Que sí, que tampoco es que este genio de los lápices acabe su relación con la colección porque era indudable que cuando su querido Capitán América se pasase por estas páginas, allá por el número trece, iba a volver a ponerse en la mesa de dibujo para realizar esas láminas con todo el cariño del mundo. Además de varias portadas más que todavía faltan por aparecer en los próximos números.
Sobre la serie y sus circunstancias casi está dicho todo y puede que quede redundante volver a hablar de lo mismo, aunque como introducción si que vamos a recordar algunos puntos importantes sobre la génesis de la obra. Y lo más importante, sobre la gestación de la cabecera es hablar del inmenso ego de nuestro querido Stan Lee. El universo creado a partir de la irrupción de la primera familia, los 4 Fantásticos, en los cómics Marvel, llevaba dos años funcionando a las mil maravillas. Incluso con las restricciones del número de colecciones que se podían sacar al mercado y alguna experiencia fallida como The Incredible Hulk, Stan no cabía en sí y estaba seguro que era imparable, y que lo que tocase se iba a convertir en oro. ¿Cómo demostrarlo?, con una apuesta arriesgada. Afirmó que podía escribir una colección sobre cualquier género y con el nombre más estrafalario posible e iba a vender como la que más.
El género escogido fue el bélico, nada relacionado con las colecciones en curso y, además, en un momento en el que ese género casi había desaparecido de los puestos de venta. El nombre, lo más rimbombante posible, Sgt. Fury and the Howling Comandos, casi nada al aparato. Ya tenía su serie. Ahora había que cuidarla no fuera a ser que su apuesta no saliera bien. Y como Stan tonto tampoco es, escribió personalmente todos los primeros números de la colección, sin delegar en nadie y, además, se trajo con él al mejor dibujante de plantilla en aquellos momentos, el Rey Kirby.
No vamos a diseccionar los números porque considero que las fichas de esta serie tienen todos los datos necesarios para hacerse una perfecta composición de estos cómics. En todo caso, hablar un poco de los personajes principales, una amalgama de protagonistas perfectamente definidos que nos presentan a todos los tipos de razas, credos y personalidades llevados con un cariño inmenso; incluso saltándose hechos históricos como la participación de Gabe Jones, de raza negra, en un grupo de comandos, cosa que no ocurrió en la II Guerra Mundial.
La serie empieza sin respiro, un par de páginas para presentarnos a los Comandos Aulladores, aunque hasta bastante después no sabremos el origen y las motivaciones de cada uno, y acción a destajo. De un punto a otro del Teatro de la Guerra en las acciones más increíbles que se puedan imaginar. No puedo dejar pasar el momento sin citar unas de las frases míticas de la colección repetida varias veces en boca de cualquier comando. “Es que no hay misiones que no sean suicidas donde enviarnos”. “Sí, las hay, pero se las dan a otros”. Aunque el tratamiento de los personajes hace que nos parezcan superhéroes (y más estando en la editorial en la que estamos), el reflejo de la barbarie de la guerra no se escatima. Las bajas llegarán y se llevarán a personajes que jamás creímos que abandonarían la serie. El odio, el racismo y los instintos más bajos también tendrán presencia...y no siempre en el bando enemigo.
Las 22 o 23 páginas de cada número están repletas de acción sin pausa y con un guión que daría para seis números, o más, de los actuales cómics. Stan no tarda más que tres números en integrar la colección en el Universo Marvel con la presencia de un joven (no hacer cálculos porque nos sale casi centenario) Reed Richards al que Nick Furia un ya Coronel de la CIA, devolverá la visita en Fantastic Four #21.
En medio de toda esta “orgía” de imaginación aparece Kirby. Sus escenas de acción, sus poses, sus movimientos...su saber hacer, elevan la calidad de estos números hasta niveles insospechados. No hay nada que no coloque con mimo. Sus personajes, la parafernalia militar, desde tanques a aviones pasando por barcos, coches y cualquier arma imaginable. Se nota a gusto con la colección, y eso contando con un genio como él es un plus que marca la diferencia. Desde luego, sólo su presencia hace que suba el nivel y no es extraño que este brindis al sol que significa esta colección pasase a venderse de forma desaforada, manteniéndose entre las más vendidas en su país de origen. De todas maneras, hablamos de Kirby y no hace falta decir nada más. Aunque, y esto ya es una apreciación muy particular y puede sonar a herejía, Dick Ayers, su continuador y que formaría parte de otro artículo, todavía conseguiría elevar aún más el nivel de esta colección.