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por Óscar Rosa Jimenez ![]() Por un motivo que no está del todo claro, el editor encargado del proyecto pensó que poner a la venta un cómic en un formato distinto con historias contemporáneas podría confundir al lector. Por lo tanto, se decidió que para no enredarse en la continuidad paralela de dos series regulares, el magacín se dedicaría a narrar historias centradas en el pasado del personaje. Su finalidad concreta se basaba en esclarecer lo ocurrido en el lapso de tiempo Marvel transcurrido entre The Incredible Hulk #6 y The Avengers #1. Con ese objetivo en mente, la colección tuvo nueve entregas, después cambió de nombre, se introdujo el color y comenzó a contar historias contemporáneas de Hulk, alcanzando un total de 27 números, momento en el que fue cancelada. Hoy nos centraremos en lo que podríamos denominar la primera fase de la serie, que ha sido elegida por el binomio formado por SD y Panini Cómics como contenido del segundo volumen de Marvel Limited Edition, el flamante, y algo caro, nuevo formato para clásicos minoritarios. ![]() El equipo creativo solo fue estable en los guiones. Doug Moench, un autor del que ya hemos hablado largo y tendido en esta sección con motivo de su trabajo en Shang-Chi, y que a buen seguro lo haremos con otras obras de culto que realizó, se encargó de escribir ocho de los nueve números. Incluso continuó al frente de la segunda fase de la colección. A pesar de haber empezado destacando su pequeño error en la continuidad, creo que hizo un trabajo solvente. Si bien es cierto que se encuentra entre sus obras menos destacables, el autor consigue una obra que produce un mínimo de entretenimiento. Estos números están muy lejos de sus sesudos guiones llenos de cierta trascendencia realizados en otros títulos. Estamos ante unos tebeos de puro divertimento, donde el gigante de jade hace lo que mejor sabe hacer: pelearse con todo el mundo y salvar el mundo por casualidad. No hay más en estos cómics. Ni hay análisis psicológico, ni desarrollo de personajes, ni nada similar; solo acción y momentos que podrían haber sido históricos en la cronología del Universo Marvel, pero que Bill Mantlo decidió, durante la etapa que escribió a mediados de los ochenta, que no merecían serlo. No sé qué han visto para querer reeditar esta etapa, pero sea lo que sea, yo lo he buscado y no he conseguido encontrarlo. Estamos ante unos tebeos clásicos, de calidad moderada, que para nada merecen una edición de lujo y limitada. Pero doctores tiene la Iglesia… ![]() The Rampaging Hulk trataba un tema candente en la década de los setenta: la invasión extraterrestre. Como cualquier conquista intergaláctica que se precie, los invasores ya estaban entre nosotros. Así nos presenta Doug Moench a una raza de alienígenas procedentes del planeta Klyror con aviesas intenciones y capacidades metamórficas similares a las de los skrulls. Es obvio que este tipo de invasiones causan mayor impacto, pero a estas alturas introducir en el Universo Marvel otra raza con estas características me parece poco original. Los krylorianos también persiguen a una hembra de su especie que ha huido para evitar que consigan su objetivo. Se trata de Bereet, una tecno-artista que porta un extraño bolso (distorsionador de volumen, lo llama ella) del que saca diferentes artilugios que le serán de gran ayuda. Entre sus creaciones hay una que destaca por encima de todas: la Máscara Banshee; la cual se convierte en una nave cuando alguien se la pone. Bereet no está de acuerdo con el talante belicoso de su raza, por lo que se alía con Hulk y Rick Jones, el inseparable acompañante del Goliat Esmeralda. Este personaje es, sin lugar a dudas, la mejor aportación de toda la serie. Posiblemente sea la gran protagonista, pero en el último número queda abandonada en el planeta y cae en el más absoluto ostracismo. Es curioso, porque a lo largo de las diferentes aventuras que vive junto a sus acompañantes, queda suficientemente claro que es una fugitiva que no parece tener a nadie y que se ha quedado sola, atrapada en un planeta extraño. Sin embargo, desaparece de un plumazo. Será Bill Mantlo el que la recupere y la utilice como herramienta para eliminar estas historias de la continuidad. La explicación es muy sencilla: los acontecimientos ocurridos aquí no son más que unas películas de ficción rodadas por Bereet, las cuales le proporcionan un gran éxito en su planeta. Tras alcanzar la fama, se aburre y decide viajar a la Tierra, donde se convierte en una secundaria de la serie de Hulk, hasta que es olvidada de repente, igual que pasó en la serie de los setenta. Por algún extraño motivo, parece ser un personaje que tiende a ser olvidado de forma algo brusca. ![]() La invasión de los krylorianos es el hilo central de la trama que se mantiene a lo largo de toda la serie, pero Doug Moench la utilizó como telón de fondo para narrar otros hechos que podríamos considerar de mayor trascendencia. Aunque primero empieza por una revisión del origen de Hulk, después se dedica a narrar primeros encuentros de personajes relevantes del Universo Marvel con el Gigante Esmeralda. Por estas páginas pasarán la Patrulla-X, Namor y un grupo de superhéroes que más tarde acabarán reuniéndose para formar los Vengadores. Todas y cada una de las apariciones están relacionadas con la conquista extraterrestre. En el caso de los mutantes, son ellos los que detectan a un alienígena mutado gracias a Cerebro; por su parte el soberano de Atlantis ve como los krylorianos establecen su base submarina muy cerca de sus dominios; y los pre-Vengadores se unen para repeler a los invasores tras ver como suplantan a Iron Man, que está creando el caos en la ciudad de Nueva York. Todos y cada uno de los encuentros, algunos narrados en más de sesenta páginas, o sea en dos números americanos, tienen la misma estructura: enfrentamiento con Hulk para, posteriormente, unirse a él contra la amenaza de turno creada por los visitantes de las estrellas. Y es que la versión que vemos en esta serie del monstruo gamma es muy irascible. El autor presenta al personaje como alguien muy parlanchín, pero repleto de odio y desconfianza. No me parece un tratamiento desacertado del Hulk de aquella época, pero quizá es algo exagerado. Hay momentos en que llama tonto a Rick y no se fía de aquellos que le ayudan. Está demasiado resentido en ciertas ocasiones. Además, esa verborrea, por muy simple que sea, no fue la evolución que tuvo el personaje. Si bien es cierto que no era un tonto monosilábico en sus inicios, tampoco iba lanzando improperios como hace aquí. Diría que se han acentuado ciertos aspectos del Hulk primigenio hasta llevarlos a un punto límite, algo que resulta chocante. Hay una escena con un niño que siente afecto por él, al que rechaza de manera arisca sin motivo alguno, cuando los niños y las mujeres siempre han apaciguado al Piel Verde. En líneas generales, el protagonista es perfectamente reconocible, pero es en los detalles donde pierde un poco. Es lo mismo que sucede con el tema de la continuidad. Los pequeños detalles son los que redondean una obra de estas características y en este caso, el poco esmero en ellos, hace que caiga en la mediocridad. ![]() The Rampaging Hulk #4, el número aquel mal situado cronológicamente, se sale un poco de la línea que marca la trama central. De hecho, tiene toda la pinta de ser un fill-in preparado para cubrir el retraso de algún autor. Se trata de un relato escrito por John Warner y Jim Starlin, con dibujos del propio Starlin. Tanto en la estética como en la temática, está en las antípodas de lo que estaba haciendo Moench. La historia mezcla el género cósmico con la fantasía heroica de manera que se palpa la influencia de Starlin en ella. Los autores extraen a Hulk del escenario habitual y lo sitúan en un lejano planeta de la Galaxia para que ayude a Chen K'An, un hechicero que consigue establecer un equilibrio entre la fuerza de Hulk y el intelecto de Banner. De esa forma, ambos se enfrentan a otro hechicero que cuenta con un ejército de monstruos para custodiar la Estrella de Catalax, el objetivo de Chen K'An. Pese a que los autores se salen de la estructura, algo viciada, de la trama central, nos encontramos un guión flojo y endeble. Además, los dibujos de Starlin entintados por Alex Niño tampoco ayudan demasiado. Otro ejemplo más de que en esta colección, pese a los nombres de los artistas implicados, nada quedaba todo lo bien que debiera… En definitiva, nos encontramos ante una serie con un tremendo potencial, el cual no fue bien explotado. Esto me hace pensar que su recuperación en un formato de lujo de las características de Marvel Limited Edition es algo excesivo e innecesario; además de ser una apuesta tan arriesgada como suicida, editorialmente hablando. Estamos ante un contenido apto para acérrimos seguidores del personaje y para un sector de los aficionados a la Marvel clásica que guste de este tipo de rarezas. Afortunadamente, no es necesario recurrir a "ediciones definitivas" para acercarse a esta obra, ya que fue publicada por Forum en Biblioteca Marvel de Hulk #2- 4. Se trata de una edición económica, cómoda de leer y totalmente disfrutable. De ese modo, el lector interesado podrá elegir entre una opción u otra, según su conveniencia. Desgraciadamente, no habrá una alternativa para la segunda fase de la colección, si se publica en este formato, ya que permanece parcialmente inédita en nuestro país. Pero de eso, si os parece, hablaremos otro día. |
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