por Óscar Rosa Jiménez La principal causa de las desavenencias de Byrne con la Casa de las Ideas estaba focalizada en la figura de Jim Shooter, al que el propio artista no había dudado en ridiculizar en algunos de sus trabajos de forma sutil. A su vez, el editor puso el último clavo de su ataúd con la culminación de su proyecto más personal, denominado el Nuevo Universo, el cual fue un completo fracaso, a excepción de la serie Star Brand. Tras el cese de Shooter, el editor Howard Mackie decide llamar a Byrne que, curiosidades de la vida, se encargaría precisamente de Star Brand, justo antes de centrarse en la rama californiana de los Héroes más Poderosos de la Tierra. Obviamente, la ausencia de Shooter en la compañía era el principal aliciente para el regreso de Byrne, aunque a buen seguro que tener la posibilidad de jugar con las creaciones del exeditor también tuvo su aliciente y, por qué no decirlo, también algo de morbo. De esa forma regresaba John Byrne a la editorial que había impulsado su carrera en la industria, donde se pondría manos a la obra para dar forma a algunas ideas que en sus propias palabras: "Llevan toda la vida ahí postergadas". La etapa de Englehart se podía resumir en un back to the basics continuo, en el que el guionista quiso retomar algunos conceptos que él mismo trató durante su paso por The Avengers a lo largo de la década de los setenta. En cierta forma, Byrne también iba a dirigir su mirada hacia el pasado para trazar un nuevo futuro, pero tenía en mente algo muy diferente, ya que pensaba que ciertos aspectos no habían sido tratados de forma correcta, como era el caso del matrimonio entre la Visión y la Bruja Escarlata. El autor afirma que Wanda es uno de sus personajes favoritos, pero viendo como sus primeros pasos en la colección consisten en hacerla sufrir de todas las maneras inimaginables, cuesta mucho creerle. Todo este resquemor de Byrne venía de lejos, cuando como simple aficionado se acercaba a Giant-Size The Avengers #4 para descubrir que su mutante favorita contraía matrimonio con... ¡una tostadora! Para colmo, toda aquella saga de la Madonna Celestial (artículo 54) se culminaba con otra boda, la de Mantis con... ¡una planta! Huelga decir que Byrne no estaba satisfecho con aquello, por lo que en alguna ocasión, ya como profesional del medio, hizo lo posible por sugerir algunas ideas que podían mejorar sustancialmente ese hecho, pero al no trabajar en el título de los Vengadores, nunca llegó a ser oído. De igual forma, la conexión establecida entre la Visión y la Antorcha Humana original le parecía que no estaba bien sustentada, habiendo varias incongruencias importantes en todo lo relacionado con ello. Con todas estas ideas dándole vueltas a la cabeza, Byrne acometería su trabajo en The West Coast Avengers vol.2 #42, comenzando una nueva etapa para el grupo que no estaría exenta de sorpresas y, por qué no decirlo, de cierta polémica, ya que al fin y al cabo gran parte de las ideas de Byrne solo servirían para destruir a uno de los personajes que se había ganado el corazón de los lectores y que se había convertido por derecho propio en una de las señas de identidad de los Héroes más Poderosos de la Tierra: la Visión. Este sintezoide fue creado por Roy Thomas durante su etapa al frente de la cabecera The Avengers, siendo el responsable de relevar a Stan Lee en el puesto de guionista de la serie (artículo 77). Recordada como el siguiente paso evolutivo del grupo, marcó la senda de algunos conceptos que con el paso del tiempo se convertirían en características esenciales para comprender a un equipo como los Vengadores. Entre sus aportaciones, como buen amante de la Golden Age, Thomas dio vida al sintezoide a partir de un personaje dibujado por Jack Kirby en 1940, que debutó en las páginas de Marvel Mystery Comics #13, bajo el sello editorial Timely, mucho antes de que la editorial hubiese adoptado el nombre de Marvel. Se trataba de Aarkus, un ser de otra dimensión con piel blanquecina, cuyo aspecto fantasmagórico daría lugar a su nombre, la Visión, incluso sería convertido más tarde en aliado de los Invasores en su lucha contra el Eje. La Visión presentada en The Avengers #57, mostraba ligeras diferencias estéticas, como el rojo de su epidermis, pero también otras similitudes más que obvias. Construido por Ultrón a partir de elementos de la Antorcha Humana original y las pautas cerebrales del Hombre Maravilla, nacía para ser un nuevo enemigo de los Vengadores hasta convertirse en uno de sus más importante miembros. Además, siguiendo los cánones propios del padre de la ciencia ficción, Isaac Asimov, aquel constructo robótico tenía la capacidad de sentir emociones, entre ellas, como se podía ver en su debut, la de derramar lágrimas. De ese modo, daba sus primeros pasos un personaje que tendría un éxito meteórico y que los autores posteriores, incluyendo Englehart, acabaron por desarrollarlo en esa dirección, construyendo así una relación con una mutante, poniendo de manifiesto que aquellos que son excluidos de la sociedad por ser diferentes también tiene derecho a ser felices y encontrar su media naranja. Por el contrario, Byrne, en consonancia con los sentimientos que expresaba Mercurio, el hermano de la Bruja Escarlata, no parecía estar muy de acuerdo con estos parámetros, por lo que su primera misión en The West Coast Avengers consistirá en destruir este matrimonio, literal y figuradamente, haciendo pasar a Wanda por un auténtico calvario de paso, algo que desarrolló en su primera línea argumental titulada "La búsqueda de la Visión", la cual da título a este recopilatorio de una forma tan acertada. Byrne construye una elaborada trama que partía de un ciclo argumental escrito por Roger Stern durante su etapa en los Vengadores (artículo 43), donde la Visión tomaba el control de los sistemas informáticos de todo el mundo, convirtiéndose en un peligro potencial para la Humanidad. La conclusión de aquella saga no dejó tampoco muy satisfecho al artista, por lo que decidió retomar el tema incluyendo una conspiración en el que los gobiernos mundiales tomaban cartas en el asunto para evitar que un suceso como ese se pudiese volver a producir. Esto provoca que el sintezoide sea desmontado, literal y metafóricamente, dejando de ser un constructo robótico con sentimientos para devolverlo a su estado básico, más cercano a una máquina fría y sin alma. Además, este hecho conllevaría una remodelación de su aspecto clásico por uno que hace honor a su nombre y muestra aún más similitudes con el personaje blanquecino de los años cuarenta. Esta nueva situación da un vuelco al matrimonio con la Bruja Escarlata, ya que a pesar de reconocerla como compañera vengadora, ha olvidado totalmente sus vivencias con ella, así como todo aquello que propició su enlace nupcial. A partir de ese momento, comienza un auténtico calvario para la joven mutante que se iniciara con la búsqueda y que continuaría con su posterior reencuentro, donde el hombre que amaba ya no se encontraba en aquel cuerpo de circuitos impresos, por mucho que Hank Pym, una auténtica eminencia en el campo de la robótica, hiciera lo imposible por reconstruir el cuerpo y la mente de su viejo amigo y compañero de equipo. Bajo esta situación, Wanda se encontraría vulnerable emocionalmente, dando pie a que recibiera ayuda externa, cayendo así en las garras de uno de los enemigos más peligrosos a los que se ha enfrentado el grupo, el cual supone un auténtico problema para la supervivencia de la Humanidad, acelerando las posibilidades para que el Homo Superior sea el siguiente paso de la evolución humana. No deja de ser curioso como el autor, bastante harto de que los aficionados le preguntasen por el momento en el que volvería a trabajar con los mutantes, elija plantear una historia tan relacionada con ellos, a pesar de estar trabajando en un título ajeno a los hijos del átomo. Además, no contento con esto, Byrne aún se guardaba un as en la manga con una subtrama relacionada con los hijos de la mutante y el sintezoide, la cual se desarrollaría más adelante. Siguiendo las pautas habituales en la serie, incluyendo el tono culebronesco propio de una telenovela sudamericana, Byrne introduce en este coctel emocional el triángulo amoroso. Y es que una de las claves para que la Visión regrese a su estado anterior reside en las pautas cerebrales del Hombre Maravilla, pero este le confiesa a la Avispa estar enamorado de Wanda, por lo que se muestra reacio a ello. Así surge una encrucijada personal entre Simon y Wanda, que ayuda a construir un cisma entre la Bruja Escarlata y sus compañeros de equipo, en un momento en el que necesita más que nada el apoyo de sus amigos. Con estos mimbres, el autor sembraba conceptos que poco a poco se convertirían en recurrentes con el paso del tiempo y que en cierta forma no se acabarían de resolver hasta que Kurt Busiek se hiciese con la dirección de los Vengadores durante los años noventa. A continuación, el autor acometería la siguiente fase en lo referente a remodelar ciertos aspectos relacionados con la historia de la Visión, incluyendo su nexo de unión con la Antorcha Humana original, dejando abierto un misterio que gira sobre la figura de Inmortus, en otra de las subtramas de largo recorrido que transcurren en este volumen. Finalmente, inmersos en la investigación sobre los verdaderos orígenes del sintezoide, Byrne trae de regreso al que, a la postre, se convertiría en un nuevo miembro del equipo: la Antorcha Humana original. El mismo personaje que había dado el pistoletazo de salida a la editorial en las páginas de Marvel Comics #1, de la mano de la leyenda de la historieta norteamericana Carl Burgos, había regresado para quedarse, convirtiéndose en un nuevo elemento dentro del organigrama que estaba construyendo Byrne en The West Coast Avengers. No quiero que nadie piense que la obsesión de Byrne por este, a su modo de ver, sacrílego matrimonio monopolizaría las tramas de la serie, ya que no sería exactamente así, como iremos viendo más adelante, pero sí es cierto que el tema central estaría focalizado sobre esta pareja que tras una época idílica comenzaría a sufrir un auténtico infierno en sus vidas personales, y tras pasar por las manos del canadiense de adopción, quedarían irremediablemente marcadas para siempre. No obstante, Byrne no solo mantiene un estilo coral, sino que tendrá tiempo de plantear diferentes subtramas, o seguir con la línea en el tratamiento de los personajes de manera similar al trabajo que venía desarrollando Englehart. La mayoría de las propuestas parecían estar destinadas a remover los cimientos del equipo californiano, como la presentación de una nueva fase en la transformación felina de Tigra, que parecía haber dejado su lado salvaje tras su encuentro con el Pueblo Gato, sin embargo, parece que Byrne tenía aún algo que decir al respecto. Por otro lado estaba la fracturada relación entre Ojo de Halcón y Pájaro Burlón en la que, a pesar de no pasar por su mejor momento, comenzaría a surgir un pequeño resquicio que abría la posibilidad hacia la reconciliación. Incluso el turbulento pasado entre la Avispa y Hank Pym era cosa del pasado. Y es que el propio Byrne admitía en una entrevista que no estaba de acuerdo con los términos en los que se había desarrollado la separación de esta pareja. Estaba claro que el autor tenía unas ideas propias de hacia dónde deberían dirigir sus vidas ciertos personajes, las cuales distaban mucho de lo que otros autores habían desarrollado a los largo de los últimos tiempos, por lo que todo su trabajo durante su etapa iría dirigido a enmendar todo aquello que en su opinión no se había llevado a un desenlace correcto. Entre todas las ideas que tenía Byrne para la colección, la primera y principal consistía en poder considerar que este título era prácticamente la misma colección que The Avengers, sin que hubiese restricciones de personajes, ni limitaciones en el uso de los villanos. Para ello se puso de acuerdo con Walter Simonson, el artista encargado de la serie hermana en aquellos momentos, llegando a un consentimiento mutuo en este aspecto. Por lo tanto, nadie se podía extrañar de ver durante una buena cantidad de números como invitados a Hulka y al Capitán América, que acudían para intentar ayudar a la Bruja Escarlata, sobre todo teniendo en cuenta que muy pronto iba a encargarse de una cabecera protagonizada por la vengadora esmeralda. Todo esto se ponía de manifiesto con una serie de cambios que afectarían a la formación del equipo. Byrne tenía claro desde un principio que quería alejar del grupo a Ojo de Halcón y Pájaro Burlón, que aunque permanecerían en los primeros compases de su etapa, ya no formaban parte de los Vengadores Costa Oeste, a pesar del esfuerzo que había realizado Clint para reunir a esta rama californiana de los Héroes más Poderosos de la Tierra. Antes de Jim Hammond, Byrne utilizaría un recurso que había surtido efecto en el pasado: la imposición gubernamental. En otro intento del Gobierno por mantener controlado a los Vengadores, les envía al que supuestamente va a ser su nuevo líder, aunque ni será bien aceptado ni se unirá a ellos realmente, ya que permanece vigilante en todo momento, sin formar parte de las actividades del equipo, sean o no superheroicas. Prácticamente como un espía infiltrado en las filas enemigas, el USAgente comienza a formar parte de sus vidas, añadiendo aún más tensión si cabe a la ya de por sí delicada situación que viven en el rancho de Palos Verdes. John Walker, un patriota recalcitrante capaz de sacar de sus casillas a más de uno, llega a los Vengadores Costa Oeste para de algún modo recuperar esas viejas rencillas que protagonizaban Ojo de Halcón y el Capitán América en los primeros años de andadura de la cabecera The Avengers; aunque será de manera testimonial, teniendo en cuenta los planes de Byrne para Clint y su esposa. Se trata de un personaje creado por Mark Gruenwald, durante su largo periodo al frente de Captain America. Debutaba como Superpatriota en Captain America #323, donde tras licenciarse se sometía a un tratamiento experimental que le otorgaba una fuerza sobrehumana. Después asumiría el papel de Capitán América en una serie de soflamas patrióticas, hasta que el gobierno le ofreció la posibilidad de servir a su país bajo la identidad de USAgente en Captain America #354, aunque todo lo relacionado con su origen no sería desvelado hasta mucho tiempo después en Captain America #380. Byrne utiliza su temperamento para introducir un elemento discordante más a una etapa que desde el principio se caracteriza por el cambio, en lo que podríamos considerar una de la esencias principales del grupo, desde que Stan Lee escribía los guiones del grupo. Pero si hay un debut que brilla con luz propia en este tomo ese es, sin lugar a dudas, el de los Vengadores de los Grandes Lagos. En The West Coast Avengers vol.2 #46, Byrne presenta a esta formación en una historia que se titula "Franquicia", en lo que se perfila como una hipotética ampliación hacia el norte de la influencia de los Vengadores, así como una burla descarada al concepto editorial que eso conlleva. El grupo, formado por integrantes con nombres tan estrafalarios como Gran Berta, Hombre Plano y Hombre Puerta es un equipo de superhéroes aficionados que ve la oportunidad de imitar a sus grandes ídolos, pero que a su vez parten de una crítica del autor hacia el mercantilismo de la industria del cómic la cual, todo hay que decirlo, se acrecentaría en años posteriores. Ojo de Halcón pone toda su atención en ellos, considerando que parten de una idea acertada, pero con bizarros resultados, por lo que decide ayudarlos a convertirse en verdaderos superhéroes con la ayuda de Pájaro Burlón a través de un entrenamiento intensivo. A pesar de partir de una evidente base en clave de humor, serían una pieza clave en el rescate de la Bruja Escarlata. Con el paso del tiempo, una vez que Byrne abandona la franquicia, caerían en el olvido, siendo recuperados en el inicio del nuevo siglo tras la batalla de la plana mayor del Universo Marvel contra Onslaught, cuando no había Vengadores que imitar, por lo que ponen su atención en un supergrupo emergente, los Thunderbolts, convirtiéndose en los Pararrayos temporalmente. En 2004 protagonizarían una miniserie escrita por Dan Slott que devolvería a este particular equipo al candelero, ampliando su plantilla con nuevos miembros que, en cierta manera, seguían la tónica paródica de sus fundadores como la Chica Ardilla, la cual acabaría ligada al entorno de los Héroes más Poderosos de la Tierra cuando Brian Michael Bendis la convierte en la niñera de la hija de Luke Cage y Jessica Jones. Qué duda cabe que, sin apenas percatarnos de ello, asistimos al nacimiento de un nuevo grupo afincado en Milwaukee cuya primera aparición parecía destinada a ser algo anecdótico, pero acabó convertido en parte del legado que nos dejó Byrne tras su paso por The West Coast Avengers. Había regresado el hijo pródigo a Marvel y las sorpresas estaban aseguradas, o si no, que se lo pregunten a la Bruja Escarlata cuya búsqueda solo acaba de empezar. |
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