EQUIPO CREATIVO:
Guión: Stan Lee
Dibujo: Jack Kirby
Entintado: Paul Reinman
SINOPSIS:
Estamos en 1963, en plena Marvel hippie, donde los rusos campan a sus anchas y los misiles y la amenaza nuclear empapan cada viñeta. Entre los trepamuros, los aventureros galácticos y los dioses nórdicos, surge un nuevo grupo de héroes, el más extraño de todos ellos, formado por mutantes, Homo Mutatis, los Homo Superior, hijos del hombre y herederos de la tierra. El profesor, maestro, estudioso y filántropo Charles Francis Xavier, será quien se erija como el guardián y protector de esta nueva generación de confusos y alienados adolescentes en su mansión para jóvenes talentos, abogando por un proyecto de coexistencia pacífica con el ser humano, mientras que su némesis y otrora amigo, Erik Magnus Lensherr, Magneto, planeará usar el poder de estos nuevos mutantes para instaurar un nuevo orden mundial, en el que los mutantes no se vean oprimidos por el hombre.
Y con este resumen tan molón que sentó las bases de la serie en un solo número, acababa de nacer The X-Men, una de las series, a la postre, más longevas, diversas e interesantes de Marvel Comics.
La serie iba a llamarse originalmente "The Mutants", pero el editor Martin Goodman pensó que el título era demasiado confuso y poco atractivo para los jóvenes lectores de la época.
Primera aparición de uno de los mejores villanos jamás creados por el género: Magneto. Además, con el inequívoco honor de ser uno de los primeros villanos en estar presente desde el mismísimo número 1 de la serie en que debuta, adelantándose a los villanos definitivos de otras series, como Dr. Muerte, Doc Ock, Ultrón, y etc, etc, rompiendo la tendencia de ofrecer villanos más bien flojos (El Camaleón), muy genéricos (monstruos, los skrulls) o prestados (Loki) en otros primeros números de series Marvel. Magneto llega y besa el santo.
La portada del número 1 de The X-Men, ha sido homenajeada decenas de veces, siendo quizás solo superada, dentro de la franquicia, por la del Giant-Size X-Men #1, que está a la cabeza en esos menesteres.
Los poderes de Magneto aquí no estarían aún del todo definidos, ya que más bien son unas líneas curvas multiusos que sirven para todo. Con el tiempo, el amo del magnetismo se volvería bastante más concreto (y realista y poderoso) en el uso de sus poderes.
RESEÑA: The X-Men no nació en un principio siendo la princesa del baile.
Bueno, tampoco era Hulk, pero desde luego, sus primeros números se inclinaban más hacia un espectro térmico más bien tibio en el corazón de los lectores de la época. Puede que el concepto de los mutantes resultara demasiado novedoso, aun para los estándares de un público anhelante de ciencia-ficción y propuestas arriesgadas, o puede que entre tantas series de éxito (Spiderman o Los 4 Fantásticos a la cabeza), Stan Lee y Jack Kirby apenas tuvieran tiempo de perfilar o ahondar más en el imaginario que estaban creando.
El caso es que ya desde este primer número podemos ver muy buenas intenciones, con una historia que comienza en marcha sin grandes preámbulos (no se nos cuenta cómo reunió el profesor a los The X-Men, y asistimos junto al resto del grupo a la incorporación de Jean Grey), con un grupo que se conoce aún quizás poco, pero que empieza a tener mucha familiaridad entre ellos.
Vaya panda de pelotas, mulléndole el cojín al profe, poniéndole la manta...
Entre chascarrillos y peloteos varios, los X-Men se presentan uno a uno, la bella Jean acapara las miradas de todos, y uno a uno vemos una leve muestra de sus poderes y su personalidad, mientras los cuatro chavales intentan desesperadamente comerse a la pelirroja y hacer la pelota al calvo por igual. En estos primeros números, la figura del Profesor-X es reverenciada como un dios, y sus órdenes acatadas como las de un general, pero esto no permanecería así indefinidamente. El resto del número se lo come un Magneto que anda como Pedro por su casa por las bases militares, siendo además el personaje que menos cambiaría estéticamente con el paso de los años. Los X-Men cambiarían sus uniformes, algunos hasta su cuerpo más pronto que tarde (como Bobby Drake o La Bestia...o El Ángel), el Profesor Xavier iría cambiando de silla, manta, gato y postura (aquí se lo ve extremadamente pasivo; con los años iría ganando en dinamismo), mientras que el traje de Erik apenas sufriría modificaciones de importancia con el devenir de los años.
"Y así he conseguido mi primer objetivo. Caballeros, ¡Cape Citadel es mío!"
Una vez presentado el grupo a una resuelta Jean Grey que espanta buitres y pulpos con más facilidad que Spiderman y sin estar en una colección del redes, los The X-Men renunciarán a sus aviesas intenciones de practicar sexo en grupo con la única chica presente (vaya con las hormonas mutantes) y se reunirán junto a su mentor para descubrir que la mayor amenaza de este nuevo mundo, es el mutante diabólico (de momento en singular), Magneto, que creo que fue el único presente de este número que no se encapricho de la pelirroja.
La Mansión-X, con más buitreo que una discoteca a las 5 de la mañana, cuando ya todas valen...
Así que dicho y hecho, todos se enfundan sus reconocidos uniformes amarillos de héroes con la L en prácticas, y allá que van a luchar contra el mal encarnado por un señor con un cubo en la cabeza, que por entonces no es que fuera muy alegre ni dicharachero, pero que imponía un respeto que a ver quien le tosía.
Tras superar unas extrañas líneas curvas que aparecían por todos lados (Magneto parece el amo de los fideos), esta primera batalla podríamos decir que acaba en tablas, ya que el joven grupo consigue malograr los planes del villano, si bien este huye sin apenas un rasguño, pese al esfuerzo combinado de todo el equipo.
En cómics posteriores, Magneto se los haría pasar mucho, mucho peor, a pesar de que los aliados de Erik sirvieran muchas veces más para molestar que para ayudar, siendo el Magneto en solitario, en pleno uso de sus poderes, el enemigo más temible.
El hombre bombilla, ese quinto Beatle perdido del que nunca más se supo.
Y tras la refriega y huida del villano, el grupo puede celebrar contento (con zarzaparrilla o pepsi, que aún eran menores para consumir alcohol) haber superado su bautismo de fuego, habiendo vencido a un enemigo muy superior al conjunto de sus recién descubiertos poderes.
Los The X-Men acababan de salvar por primera vez a un mundo que los odia y los teme, erigiéndose en guardianes genéticos de la evolución pacífica, consagrándose como grupo de héroes, rara vez reconocidos como tales, que aún tendría mucho que aprender.
Pero con la ayuda de su mentor y distintos aliados que irían uniéndose a su causa con el tiempo, ya habría tiempo para ello.
Y de ligarse a la pelirroja, claro que sí.
VALORACIÓN:
Bueno, es un número de un evidente valor histórico, y de una importancia capital.
Entre sus virtudes destaca la capacidad de síntesis habitual de Lee y Kirby para presentar un concepto complejo y muy interesante, que una vez desarrollado daría como fruto uno de los mejores cómics de superhéroes de todos los tiempos. El villano desde luego fue un acierto que funcionó desde el minuto 1, y que cargó sobre sus hombros buena parte de la serie durante años.
No es un primer número ni mejor ni peor que otros, aunque para mi gusto supera otros números 1 mejor valorados, como el de Amazing Spiderman (aunque es de hecho un número 2 tras el Amazing Fantasy #15, y todos conocemos la maldición que sufren los números 2), desarrollando un concepto potente en apenas unas páginas, sin grandes desajustes, incoherencias o directamente estupideces como si se ven en otros, dando un cómic digno, como tantos otros de la época, destinado a chavales y bebiendo superficialmente de la ciencia-ficción literaria de la época.
¿Merece la pena leerlo? Sin duda. Este y los demás.
Puede que X-Men no alcanzara nunca ni de lejos en esta época el buen nivel exhibido en otras series como Amazing Spiderman durante la dupla Romita/Lee, pero mucho antes de que aterrizara Neal Adams, Stan Lee y Jack Kirby sembraron bastantes conceptos interesantes, buenos cómics, y grandes aventuras, entre las que destacan un fabuloso Juggernaut, unos interesantes Unus o La Mole, y por supuesto, el atractivo (esos números son puro arte pop) imaginario de La Hermandad de Mutantes Diabólicos, que haría su aparición con una formación de lo más curiosa.
Eh, son los primeros 60, ya sabías a lo que venías.
Pero con un poco de buen humor y sabiendo lo que estás leyendo, pasarás un buen rato, que es de lo que se trata.