120. TALES TO ASTONISH #53 (marzo1964)
por Victor Dolz



EQUIPO CREATIVO (1ª Historia):
Guión: Stan Lee.
Dibujo: Dick Ayers.
Entintado: Dick Ayers.

EQUIPO CREATIVO (2ª Historia):
Guión: Stan Lee - Larry Lieber.
Dibujo: Larry Lieber.
Entintado: Don Heck.

SINOPSIS (1ª Historia):
Mientras el Hombre Gigante y la Avispa realizan una actuación callejera para los niños de un orfanato, el Puercoespín les observa desde las sombras. Decidido a vengarse tras su último enfrentamiento, dispara unas cuantas de sus púas sobre el Hombre Gigante, provocando que este caiga desde una altura considerable y se tuerza el tobillo. Viendo que necesitará de un plan mejor para acabar definitivamente con sus enemigos, se marcha a su laboratorio, dónde diseña un potente somnífero y decide infiltrarse en uno de los clubes de fans de los superhéroes. Así, en su identidad de Alex Gentry, el Puercoespín visita el edificio dónde se reúne el club de fans afincado en Nueva York, y les sugiere que visiten al convaleciente Hombre Gigante disfrazados como sus enemigos. Los muchachos acceden y poco después se produce la visita en el gimnasio/laboratorio de la pareja de héroes. El Puercoespín logra pasar desapercibido vestido con su propio traje real, aunque el Hombre Gigante sospecha que está demasiado bien elaborado. Tras deshacerse de la Avispa, enviándola a su coche para recoger un regalo, el Puercoespín dispara su nuevo somnífero. Los fans caen dormidos, pero el Hombre Gigante logra disipar el gas y encararse con el villano, aunque este toma ventaja, gracias al tobillo lesionado del héroe, y logra escapar mientras proclama que tiene cautiva en su coche a su compañera. El Puercoespín se marcha con la Avispa hasta su base, dónde la encierra en una habitación hermética para que acabe confesándole la verdadera identidad del Hombre Gigante. Este, mientras tanto, trata de localizar a la Avispa mediante hormigas, pero el DDT expulsado por el coche del Puercoespín evita que le informen. En su base, el Puercoespín abre un pequeño agujero en la habitación dónde se encuentra la Avispa para que esta escape y le lleve hasta la casa del Hombre Gigante, valiéndose de una púa con radar incorporado que la sigue. La Avispa llega hasta casa para alivio del Hombre Gigante, pero este encuentra y destruye la púa, momentos antes de que el Puercoespín se persone en el lugar. Tras inmovilizar a la Avispa mediante papel atrapamoscas, el héroe y el villano combaten por todo el laboratorio valiéndose de sus poderes y armas. Finalmente, el Puercoespín se deja atrapar por su enemigo para acceder a su cinturón y robarle varias cápsulas de crecimiento, las cuales planea tomar para convertirse en un súper-gigante. Sin embargo, al haber cogido por error cápsulas de reducción, comienza a encoger sin control hasta que desaparece de la vista.

SINOPSIS (2ª Historia):
En un lejano planeta, un cruel señor de la guerra llamado Mingo logra sojuzgar a la totalidad de las poblaciones valiéndose de sus miedos y supersticiones. Una vez conseguido su objetivo, manda construir un gigantesco coloso de piedra para evitar las rebeliones, contando a sus súbditos que si le desobedecen el coloso despertará y acabará con ellos. Tras los continuos abusos por parte de Mingo, un grupo de ciudadanos desesperados se arman de valor y deciden derrocar al tirano. En ese momento, el coloso cobra vida, pero para su sorpresa no se dirige hacia ellos, sino hacia el palacio del propio Mingo, el cual destruye. Con el tirano derrotado y el pueblo libre, el coloso regresa a su posición original, demostrando a los ciudadanos que lo único a lo que deben temer es a su propia cobardía, pues es su valentía la que le ha dado vida.

EDICIONES ESPAÑOLAS (1ª Historia):
  • Marvel Gold: El Hombre Hormiga - ¡El hombre en el hormiguero!

    EDICIONES ESPAÑOLAS (2ª Historia):
  • Marvel Gold: El Hombre Hormiga - ¡El hombre en el hormiguero!

    DATOS IMPORTANTES (1ª Historia):
  • -

    DATOS IMPORTANTES (2ª Historia):
  • -

    RESEÑA (1ª Historia):
    Arrancamos nuevo mes con las aventuras de Hank y Jan, que acuden puntuales a la cita. En este caso tendrán que hacer frente al regreso de un peligroso villano: el Puercoespín.

    Porque os acordáis de él, ¿verdad?


    El Puercoespín es uno de esos villanos de segunda/tercera fila que a pesar de contar con unas cuantas apariciones en estos años, nunca llegan a brillar. Son carne de números de relleno, una solución rápida para aquellos meses en los que Stan está hasta las orejas de trabajo, como por ejemplo este, en el que las ideas más interesantes se las van a llevar títulos que aún están en pañales como X-Men o Sgt. Fury.

    Otro villano más que no tiene la suficiente entidad para seguir protagonizando historias en las que es la única amenaza. Sus apariciones estelares se reducen a un número de presentación y como mucho otro de venganza, como hemos visto ya que ha ocurrido con Anguila o Acróbata. Tras ello, pasan a engrosar las filas de multitudinarios grupos de supervillanos (Fundidor, el Caballero Negro...) o son olvidados, siendo rescatados aquí y allá hasta que con un poco de suerte alguien logra dar con la tecla y darles su momento de gloria (el Hombre Planta, el propio Puercoespín,...).

    Pero ojo, no por ello dejan de ser villanos totalmente válidos en su mayoría. Simplemente, no todo el mundo puede ser de la noche a la mañana un Doctor Muerte o un Magneto. Ya se sabe lo que dicen: No hay personajes malos, sino...


    Tras esta reflexión sobre el mundo de los supermalosos, entremos en harina.

    Nuestra historia da comienzo con el Hombre Gigante y la Avispa llevando a cabo un espectáculo para divertir a los niños de un orfanato. O eso dicen, porque lo único que vemos es a Pym atravesado entre edificio y edificio con la Avispa pasando de un lado a otro sobre su espalda. Supongo que en los 60 era mucho más fácil sorprender a la chavalería.

    Sea como sea, entre las sombras, el siniestro Puercoespín observa toda la escena sin que nadie repare en él ni en su aparatoso traje. Clamando venganza por su anterior derrota, no pierde el tiempo y dispara unas cuantas de sus púas con gran precisión, provocando que el Hombre Gigante se suelte. La Avispa logra ponerse a salvo reduciendo su tamaño, pero su compañero no tiene tanta suerte y cae con todo su peso (unos 160 Kg.) sobre su tobillo, torciéndoselo.


    El Puercoespín se marcha del lugar asegurándose a sí mismo que su próximo plan será a prueba de fallos. Seguramente debería haberse planteado eso antes de hacer nada.

    De vuelta a su laboratorio bajo la identidad de Alex Gentry comienza a trabajar en un potente somnífero, momento que aprovecha para rememorar en un breve flashback todo lo ocurrido en su debut: su ola de crímenes gracias a su traje y cómo el Hombre Hormiga y la Avispa le derrotaron recubriéndole con cemento.

    Una vez concluido su trabajo, decide su siguiente paso: infiltrarse en un club de fans de los héroes.


    La primera vez que vimos este tipo de clubs fue un par de números atrás, cuando un impetuoso grupo de jóvenes cargados con pancartas se echaban encima de sus ídolos en mitad de su encontronazo con el Trompo Humano. En esta ocasión, descubrimos por boca del Puercoespín que hay al menos uno de estos clubes en cada gran ciudad del país. Resulta curioso que un héroe, que con el tiempo acabaría siendo tan denostado, como Hank Pym sea el primero en tener una base de fans tan sólida (y es que los clubes parecen más dedicados a él que a la Avispa, desde luego...).

    El plan del Puercoespín nos brinda la oportunidad de conocer un poco las modestas instalaciones del club afincado en Nueva York, así como a sus diversos miembros anónimos... ¡Entre los cuales hay chicas y todo! Al no tener límite de edad, dejan pasar a un Gentry que podría ser el padre de todos ellos. Una vez dentro, este decide valerse de una de las mayores armas del fenómeno fan: el cosplay.


    Convenciendo a los chavales de hacer una visita sorpresa al Hombre Gigante para animarle con su recuperación, el Puercoespín logra plantarse ante las narices de su enemigo, quién nota que su traje está demasiado bien hecho en comparación con los demás. En este punto cabe recordar que el laboratorio/gimnasio de la pareja de héroes es alquilado y no su auténtica residencia, de ahí que su dirección sea de dominio público.

    El Puercoespín logra engañar a la Avispa para que se vaya a "recoger un regalo para el Hombre Gigante de su coche" (Sigh), así que emplea su nuevo somnífero para...


    ... la verdad que para dormir a los pobres fans. Y es que Pym no es tonto y, a pesar de su impedimento físico, logra plantar cara al Puercoespín, que ve como otro plan fracasa cuando el héroe logra disipar todo el gas de la habitación.

    Pero lejos de rendirse, logra zafarse de la tenaza del Hombre Gigante y escapar volando gracias a sus jets incorporados mientras proclama que tiene un último as en la manga: ha capturado a la Avispa en su coche. A continuación, hace algo bastante raro, y es que detiene su vuelo y se sigue desplazando hasta su coche mediante un cable de acero retráctil anclado a una ventosa, como si de un Spiderman con el doble de cuerpo se tratase. ¿Si puede volar, por qué hace eso?


    El pobre Hank, lastrado por su herida, no puede hacer más que ver cómo el coche que transporta a su amada se aleja. Pero rápidamente se pone manos a la obra y regresando a su base ordena a sus fieles hormigas que traten de localizar el vehículo. Es de agradecer que, a estas alturas, Lee siga sin desligar del todo al personaje de su anterior identidad y que el uso de los insectos siga a la orden del día. Lamentablemente, el Puercoespín cada vez más parece tener ese plan sin fisuras que anhelaba, porque hasta se ha cerciorado de que su coche emita nubes de DDT a su paso, impidiendo que las hormigas informen. Como veis, no sólo en España este producto tuvo su influencia en los cómics.

    ¿Ya he mencionado lo retorcido que puede llegar a ser el Puercoespín? Una vez en su base, que no parece ser más que un chalet a las afueras, encierra a la Avispa en una habitación hermética para que acabe confesando quién es el Hombre Gigante, fruto de la desesperación. Pero no, su auténtico plan es que logre escapar mediante un pequeñísimo agujero en una de las paredes y seguirla hasta su base, utilizando una púa con un radar electrónico incorporado. ¡Este hombre empieza a darme mucho miedo!


    La Avispa logra volver sana y salva a casa, evitándonos un tópico rescate de la dama en apuros. En realidad está siendo manipulada y es flaco consuelo, pero por lo menos el Hombre Gigante se ha mostrado más humano que nunca y no ha podido hacer nada por rescatarla. De hecho, a la llegada de Jan le veo bastante desesperado, creando una fórmula para "localizarla mediante la impronta energética de su corazón", algo que creo que escapa al alcance de cualquier bioquímico, del Universo Marvel o no.

    Lo que pasa en las siguientes páginas no necesita excesiva explicación. Pym detecta la pequeña púa rastreadora y la destruye, aunque ya es demasiado tarde, porque el Puercoespín ya tiene lo que quería y está dispuesto a labrarse, por fin, un nombre en el mundo del crimen. Así, se persona dispuesto a acabar para siempre con la pareja de superhéroes.


    Así, tras incapacitar a la Avispa con una púa que dispara papel atrapamoscas (Vale. Retiro lo dicho antes de la damisela en apuros), héroe y villano se enzarzan en una batalla por el laboratorio bastante bien coreografiada por Dick Ayers. Mesas, gas somnífero, alfombras... todo vale en la secuencia más frenética del número.


    Lamentablemente, el Puercoespín lo estropea todo. Y me refiero a la dignidad que estaba ganando a mis ojos, habiéndolo considerado hasta esta historia un villano muy poco interesante. Tras demostrar ser un hombre de recursos, de elaborar planes enrevesados y de nunca rendirse en su empeño, lo que se le ocurre para ganar es... es... ¡Dejarse coger, robarle las cápsulas de crecimiento a Pym del cinturón y tomárselas todas!

    Según sus propia y extraña lógica, si con una cápsula el Hombre Gigante logra hacerse tan alto, si se las mete todas para el cuerpo será muchísimo más grande que él y podrá aplastarle.


    Pues no ocurre nada de eso, porque para completar la ignominia resulta que las cápsulas que ha cogido son las de reducir de tamaño. Así que os podéis imaginar cómo acaba la cosa. El Puercoespín comienza a encoger, a encoger, a encoger... y desaparece de la vista.

    Y lo peor no es que el villano que nos ocupa haya lanzado por la borda una aparición en la que ha estado brillante, que también. Lo realmente grave es que este desenlace es calcado de lo que le pasó al Dr. Muerte al final de Fantastic Four #10. ¿Pero quién se ha creído este hombre que es?

    Puercoespín, tú y yo hemos terminado.

    VALORACIÓN (1ª Historia):
    Quizá soy yo quien abordaba este número con las expectativas muy bajas, pero la verdad es que me ha resultado bastante entretenido a pesar de sus carencias. El principal problema, igual que ocurre con la mayoría de entregas, es que el dúo protagonista apenas brilla. Sus personalidades siguen siendo muy simples, no vemos evolución y para más inri apenas intervienen en la trama en sí. La torcedura que sufre el Hombre Gigante es una mera excusa argumental, no lleva a una nueva situación. Y prefiero que no me tiren de la lengua con el papel de la Avispa. Que el Puercoespín, un villano que para la mayoría de nosotros no pasa de entrañable perdedor, sea el auténtico protagonista de la historia, seguramente sin planearlo así, creo que lo dice todo. El desarrollo se salva, eso sí. Tantos ataques y planes del villano te mantienen en tensión y entretenido. Aunque el final calcado de un número de los 4 Fantásticos empaña el resultado final. En el apartado artístico, Dick Ayers está tan cumplidor como siempre, dejando algunas imaginativas páginas que hacen la ausencia de Kirby mucho más llevadera.

    RESEÑA (2ª Historia):
    Para cerrar el número, nos encontramos con otra historia de cinco páginas narrada por la Avispa, que en este caso decide practicar, contándosela a Hank antes de hacer lo propio en el hospital de veteranos. Y yo lo siento mucho por la encantadora Jan, pero creo que siempre suenan más épicas si las cuenta un tío con toga que vive en la Luna.


    En este caso, conocemos a Mingo, el malvado señor de la guerra de un planeta muy alejado de la Tierra que decide sojuzgar a todos los pueblos primitivos apelando a sus supersticiones. Así, a un poblado que considera indigno, a ojos de sus dioses, ser asesinados en la noche, logra hacer que se rindan atacando en horario nocturno. A otro que adora a los animales, les asalta ataviado con pieles. Y, finalmente, nadie le opone resistencia.


    Con su objetivo cumplido, decide cubrirse las espaldas y evitar rebeliones mandando construir un gigantesco coloso de piedra. Seguidamente, le cuenta a sus súbditos que deben obedecerle en todo o el coloso despertará y acabará con ellos.

    Su plan resulta y da igual cuánto suba los impuestos o las barbaridades que se le ocurran, todo el mundo acata todo lo que dice con temor.


    Pero todo tiene un límite, y, finalmente, el temor se convierte en valentía. Un numeroso grupo de enfurecidos ciudadanos decide rebelarse contra Mingo y asaltar su palacio, momento en el cual el coloso abre los ojos y comienza a moverse.

    Por suerte para los rebeldes, el coloso les ignora y se dirige hacia su mismo objetivo, destruyendo el palacio hasta sus cimientos y provocando la marcha del malvado Mingo. Tras esto, el coloso vuelve a su sitio y se vuelve a cruzar de brazos, dejándole a aquellos que le miran atónitos la valiosa lección de que lo único que hay que temer es la propia cobardía.

    VALORACIÓN (2ª Historia):
    Simpática historia que, aunque simple, nos deja la valiosa lección de que debemos ser valientes, y no temer a fracasar. La verdad es que no se puede rascar mucho más, el mensaje es claro y el dibujo de Heck no está nada mal. Me pregunto si a alguien le marcó tanto la historia como para revitalizar una década después personajes tan característicos de la Marvel oscura setentera como son el Coloso Viviente o el Golem.


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