149.1 TALES OF SUSPENSE 54 (1ª Historia) (junio 1964)
por Victor Dolz



EQUIPO CREATIVO:
Guión: Stan Lee
Dibujo: Don Heck.
Entintado: Don Heck.

SINOPSIS:
Mientras sobrevuela la ciudad equipado con su nuevo casco, Iron Man recibe una llamada de emergencia de Pepper Potts, quien le pide que encuentre a Tony Stark para que se presente en su fábrica. Así, se dirige hacia allí y una vez en su despacho privado guarda su armadura en el maletín y adopta su identidad civil. Pepper, que se encuentra con ”Happy” Hogan, le explica que se le requiere en el Pentágono y se ofrece a acompañarle. Para evitar que se enfrente a los mismos peligros que suele afrontar en su día, Tony decide ordenarle que se quede. Inmediatamente hace lo mismo con Happy, quien le pregunta en qué coche quiere que le lleve. Pero en ese caso, le ordena que haga una visita a todas sus fábricas y compruebe que todo está en orden. De vuelta en la intimidad, Tony recapacita sobre lo que acaba de hacer y se da cuenta que le movían los celos, queriendo mantener a Happy lejos de Pepper en su ausencia. Tras cambiarse de nuevo a Iron Man, se dirige al Pentágono, donde le informan que todos sus misiles de observación han desaparecido o caído al ser usados en Vietnam. Al escuchar esto, y decidido a verlo con sus propios ojos, de nuevo como Iron Man viaja hasta el país asiático enganchado a un misil transoceánico. Una vez en Vietnam, Tony comprueba en una base de misiles como uno de estos es tumbado por una especie de fuerza invisible procedente de unas montañas cercanas. Rápidamente, concluye que en esa zona el culpable debe ser el Mandarín, a quien se enfrentó un tiempo atrás. Consciente de que presentarse como Iron Man no es lo más sensato, Tony coge un jeep y se dirige al castillo del villano con la esperanza de ser capturado en su identidad civil y poder investigar desde el interior. Su plan se cumple y el Mandarín ordena que sea llevado ante él, pero una vez dentro varios de los lacayos del villano tratan de abrir el maletín de Tony, activando un gas somnífero en el proceso que les deja inconscientes. Ya enfundado en su armadura, Iron Man se persona ante el Mandarín y ambos inician una batalla que se prolonga por todo el castillo mientras las energías de los transistores del héroe se van agotando. El villano en un momento dado propone al vengador una alianza, pero este la rechaza. Ante la negativa de Iron Man, el Mandarín hace uso de su anillo que proyecta luz negra y le ciega, momento que aprovecha para activar unas bandas de acero irrompibles que le atrapan justo cuando las energías de sus transistores se agotan. Totalmente inmovilizado y a merced de su enemigo, Iron Man se arrepiente de la manera en que ha tratado a Pepper y Happy, alegando que mientras siga vivo no se rendirá.

EDICIONES ESPAÑOLAS:
  • Biblioteca Marvel: Iron Man #2

  • DATOS IMPORTANTES:
  • En este número aparece por primera vez la versión Mark IV de la armadura de Iron Man.
  • Primera ocasión en que se confirma definitivamente que Iron Man es, de cara al público, el guardaespaldas de Tony Stark.

    RESEÑA:
    Si hay un superhéroe que ha ido cambiando constantemente desde su creación hasta el punto en que nos encontramos, junio del 64, ese es Iron Man. Con la notable excepción de Hank Pym, que no sólo cambió de traje sino también de identidad en su paso de Hombre Hormiga a Hombre Gigante, todos los demás se han ido manteniendo en una estética fija. Incluso la Avispa.

    Nuestro protagonista ha vestido hasta ahora tres versiones de su armadura. La primera, gris y rudimentaria, que crearan a la par entre Jack Kirby y Don Heck. La segunda, que únicamente cambiaba por su elegante capa de pintura dorada. Y la que ha ido llevando en las últimas entregas, un diseño estilizado y radicalmente distinto ideado por el mismísimo padre de Spiderman, Steve Ditko.

    En el número que nos ocupa llega la que probablemente sea la armadura más icónica de todas y que con apenas un par de modificaciones, será la que lucirá nuestro héroe durante la friolera de veinte años.


    En honor a la verdad, desconozco el motivo que condujo a este cambio, y tampoco he encontrado nada al respecto.

    Lo cierto es que el cambio no es tan grande como en la vez anterior. Sólo se modifica el casco, que como podemos ver en la imagen anterior es ya el clásico que todos conocemos, pero con la parte frontal llena de remaches siguiendo un patrón que particularmente encuentro muy feo. Por suerte, en cuestión de números, esa línea vertical que llega a la barbilla desaparecerá. Pero bueno, si alguien se merecía cambiar el diseño ese era Heck. Nada que objetar.

    En cambio sí tengo algo que decir sobre, por así decirlo, la "campaña promocional". Como podemos observar en la portada, desde la propia editorial se toman a cachondeo el tema y alegan que Iron Man cambia más su máscara que una chica glamurosa de peinado. Y también nos instan a que esperemos a ver ese diseño en las páginas interiores...

    ... lo cual tendría más sentido si no apareciera ya en el cajetín de arriba a la izquierda, vaya.


    Pero dejemos la estética a un lado y centrémonos de una vez en la historia.

    Mientras disfrutamos del pedazo de error que se marca el colorista, diremos que la cosa empieza como cualquier otro día normal: Iron Man, que sobrevuela la ciudad, recibe una llamada de emergencia de Pepper Potts, secretaria de su jefe, para que encuentre a este último y logre que se persone en su fábrica. El vengador obedece y acude raudo a Industrias Stark para cambiarse y que Stark sea "encontrado", en una secuencia que Lee y Heck aprovechan para recordarnos la existencia de sus patines.

    Lo dicho, día normal, ¿no? Lo sería con lo que sabemos por la perspectiva del tiempo, pero la cuestión es que estamos ante la primera vez que se confirma que Iron Man actúa como guardaespaldas de Tony Stark de cara al público, en el intento de preservar su identidad. Hasta ahora, el propio Stark alegaba que él y el héroe eran amigos o se elucubraba sobre la posibilidad que ahora se demuestra. El propio Espantapájaros comentaba en su primer encontronazo: "Dicen que eres el guardaespaldas de Stark".

    La evolución del personaje sigue.


    Y aunque parezca mentira, también lo hace muy poco a poco el triángulo amoroso de turno. Hasta ahora este había sido unidireccional en la mayoría de casos: A Happy le gusta Pepper, a esta su jefe, y nuestro protagonista pasaba un poco del tema. Pero aquí tenemos un pequeño cambio, y es que parece que, casi inconscientemente, el corazón de Tony no sólo alberga metralla, sino sentimientos por su ya no tan pecosa secretaria. La llamada de emergencia provenía del Pentágono. Y una vez informado, Stark se dispone a partir para allá, pero decide hacerlo solo para que, ocurra lo que ocurra, la buena de Pepper no se exponga a ningún peligro.

    Bonito gesto, ¿verdad? Tranquilos, que la parte amarga viene cuando su siguiente decisión es mandar a su mejor amigo a inspeccionar el resto de sus fábricas para comprobar que están en orden, todo ello en un arrebato de celos para que no pase tiempo con la pelirroja. Un pelín mezquino, pero es un buen sopapo de realismo y humanidad a los que nos tiene acostumbrados Lee.


    Y es que el propio Lee parece empeñado en este número en hacer una especie de "reboot" de manera casi velada. Nueva armadura, establecimiento de un nuevo statu quo, cambios en el aspecto romántico... Curioso cuanto menos en un número que en principio sólo parecía depararnos un nuevo enfrentamiento con...

    Ah, sí. Que en este número se supone que vuelve el señor ese de verde que vemos en portada.

    Veréis. Resulta que la llamada del Pentágono es debida a que, básicamente, todos los misiles de observación fabricados por Stark y probados en Vietnam están cayendo/desapareciendo.


    Obviamente, preocupado por lo que le da de comer, Tony parte para allí como sólo él sabe... enganchado a uno de los propios misiles, cruzando el charco como quien coge un taxi.


    Tras comprobar en el terreno con sus propios ojos como su armamento es desviado de su trayectoria por una especie de fuerza invisible en las inmediaciones de unas montañas, Stark concluye que el culpable no puede ser otro que el Mandarín, la terrible amenaza de Oriente cuyo debut yo mismo tuve el placer de reseñar hace unas cuantas entregas.

    En un breve flashback resumen, se aprovecha para recordarnos todo lo que convierte al Mandarín en un enemigo implacable: el poder de sus anillos, su maestría con el kárate, el hecho de que esté por encima de los conflictos de la Guerra Fría... Sin duda, Lee sabe que tiene entre manos al que puede ser el archienemigo de nuestro héroe... y quiere hacérnoslo saber.


    Lo que sí sabemos de momento es que Tony Stark es, en su identidad civil, un tipo que no se lo piensa dos veces a la hora de actuar si hace falta. Comprendiendo, y con bastante tino, que si se acerca con su armadura al terreno del Mandarín sería algo así como pasearse con una diana, decide adentrarse en la fortaleza del villano en un jeep para ser secuestrado y actuar desde dentro.

    El Mandarín no tarda apenas en detectar a nuestro héroe, aunque incomprensiblemente no le reconoce. Sería un detalle que pudiera ponerle cara al ideólogo de los misiles que está destruyendo, la verdad. O al menos que conociera a uno de los más importantes playboys norteamericanos del momento. Supongo que no tiene tele.


    Sea como sea, el plan de Stark surte efecto y es capturado por los guardias del Mandarín, que en esta ocasión se agradece que ya no sean estereotipos con patas de piel amarilla y ojos rasgados.

    Contando con que lo primero que intentaran fuera forzar su maletín, un dispositivo emisor de gas somnífero cumple su cometido y nuestro protagonista puede campar a sus anchas por el castillo por fin. Sólo queda enfundarse la armadura y que lleguen...


    ¡Las tollinas como panes!

    Aquí Lee y Heck nos regalan nada menos que cinco páginas de acción, lo que tras otras siete de introducción, no está nada mal. Pero ya sabéis que yo no me explayo mucho en las batallas, así que pasaré a comentar detalles puntuales.

    Por ejemplo, sobre los anillos del Mandarín. En su debut y aquí no se nos para de contar que son posiblemente sus armas más terribles. Diez anillos, uno por cada dedo, con un poder increíble todos ellos. Pero la cosa es que en aquel momento solamente conocimos dos: Uno de ondas de alta frecuencia y otro paralizador. Aquí nuestros conocimientos se van a duplicar al conocer un par más. El primero que entra en escena cuenta simplemente con "poder explosivo", pero el otro tiene mucha más miga y los vamos a ver dentro de unas viñetas.


    Aunque si algo nos quedó claro en su momento es que, más allá de su tecnología, el Mandarín es algo así como la máquina perfecta. El hombre que ha hecho de su cuerpo un templo y no necesita más que unos cuantos golpes certeros de kárate para partir piedra o metal como si fuera cartón. Mientras destrozan parte del mobiliario de su castillo sin despeinarse, el Mandarín tiene uno de esos momentos de villano de opereta que tanto abundan en estos tebeos. En este caso no revela su origen ni nada parecido, eso se lo suelen reservar para momentos más tranquilos en que el héroe está inmovilizado y pensando cómo escapar. No, lo que hace es proponerle a Iron Man una alianza, unir sus poderes (dejando bien claro que el del vengador es algo inferior, eso sí) para lograr grandes metas juntos.


    Como es de esperar, nuestro héroe dice que nanay. Pero lejos de cabrearse todavía más, casi como si ya supiera la respuesta y hubiese preguntado porque no perdía nada intentándolo, el Mandarín decide deshacerse en elogios hacia su enemigo y anunciar que debido a su valor le concede un gran honor: morir bajo el filo de su espada. Otra gran habilidad que añadir al personaje, aunque como vemos de poco le sirve.


    Después de que el rifirrafe continúe con unos cohetes miniaturizados y hasta un simple jarrón, y de que los transistores de Iron Man se vayan agotando más y más, llegamos al punto final. Y es cuando intervienen de nuevo los anillos, descubriendo el poder que atesora el cuarto de ellos. Nada menos que la capacidad de proyectar luz negra, oscuridad casi sólida. Sin duda hasta ahora el poder más inusual y original. Y una pista de que esos anillos no deben tener un origen muy normal. Es curioso que un poder que tenemos asociado a personajes que serán creados mucho después, como Apagón o Estrella Oscura, ya esté presente en este cómic del año 1964. Ciertamente, yo ni siquiera lo recordaba.


    No sé si lo de mostrarnos las capacidades de los anillos de manera tan espaciada es una jugada maestra para mantener el suspense con el personaje, o simplemente que a Lee no le apetecía estrujarse mucho el cerebro y mantener esas balas en la recámara. Sea como sea, funciona. Como también funciona el plan del Mandarín. Con su enemigo totalmente incapaz de escapar de la luz negra y con sus transistores en las últimas, tan solo le basta con activar unas bandas de acero irrompible para inmovilizarle y que quede a su merced.

    ¿Será el fin de nuestro héroe? Un héroe que parece emplear sus últimos pensamientos en arrepentirse de la manera en que ha tratado a Happy y Pepper la última vez que los ha visto y en soltar un discurso mental sobre patriotismo y morir "como un americano". Yo sé que sí, vosotros también...

    ... pero tendré que mantener un poco el suspense, ¿no? Al fin y al cabo, recordad el nombre de la cabecera.

    VALORACIÓN:
    Número que de tan simple que es resulta soso, sabe a poco. Al fin y al cabo, simplemente nos presenta el inicio y nudo de una historia que se resolverá en el siguiente número, la primera que dura dos entregas para el personaje. El toque especial lo dan los nuevos detalles ya comentados, como la nueva armadura y la batalla, que es muy dinámica y variada, en ese aspecto cero reproches por mi parte. El Mandarín ha vuelto y sigue siendo un auténtico dolor de cabeza para nuestro héroe. En el apartado artístico poco que decir. Sigue Heck en su estilo sin nada destacable a mejor o a peor. Ni frío ni calor.



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