EQUIPO CREATIVO:
Argumento:Stan Lee.
Guión:Robert Bernstein.
Dibujo: Joe Sinnott.
Entintado: Joe Sinnott.
SINOPSIS:
Desde su confinamiento en Asgard, Loki provoca, con su magia, que un misil con cabeza nuclear se desvíe. Temiendo que el misil se estrelle en la Tierra, causando un desastre, e incapaces de activar el sistema de autodestrucción, también por la magia de Loki, el ejército norteamericano envía un mensaje de socorro dirigido a Thor que se expande globalmente. Dr. Blake escucha el mensaje en la radio, en su consulta, y se transforma en Thor para detener el misil.
Una vez Thor ha alcanzado el misil lanza su martillo para destruirlo, momento que aprovecha Loki para convocar una imagen de un dragón que distrae a Thor e impide que recoja a Mjolnir, el cual le golpea en su glándula cromosomática. Como consecuencia del impacto, la personalidad del dios del trueno cambia, y Thor se vuelve malvado.
Loki envía un mensaje mental a Thor para que le libere, y su hermanastro acude a Asgard para romper las cadenas que le aprisionan. Rápidamente, los dioses de Asgard acuden al lugar, y Odín acusa a Loki de hechizar a Thor para unirse a él. El dios del trueno intercede por su hermano y Odín comprende que es demasiado tarde. Loki propone a su hermanastro causar el terror en la Tierra hasta que Odín les entregue la soberanía de Asgard a ambos.
Una vez en Midgard, Thor y Loki comienzan a sembrar el caos, destruyendo lugares emblemáticos de diversos países, y causando desastres naturales.
Un comité de la ONU se acerca a ellos implorando que se detengan, pidiendo interceder con Odín para que este se rinda. Ambos acceden y una vez en el edificio de la ONU, Thor cae por una trampilla, lo que provoca que a continuación su martillo caiga sobre él, golpeando nuevamente su glándula cromosomática y devolviéndole su personalidad original. El comité se revela ante Loki como los dioses asgardianos, comandados por Odín, y cuando el dios del mal trata de escapar es detenido por el propio Thor. Odín regresa a Asgard, encadenando nuevamente a Loki, mientras repara todo lo dañado en la Tierra, y borra la memoria de lo ocurrido a los humanos.
RESEÑA:
Ver a un héroe, adalid de la luz y la responsabilidad, pasándose al lado oscuro y convirtiéndose en todo lo opuesto a lo que siempre ha defendido es un tópico como una catedral. Y Stan Lee y Robert Bernstein decidieron aplicarlo a un Thor, cada vez más a la deriva, para cumplir con la ración mensual del personaje.
Aquí ya hemos visto a Spiderman ser crucificado por la prensa como amenaza; a Hulk ser considerado un peligro nacional; y a los Los 4 Fantásticos siendo suplantados por los Skrulls para manchar su impoluta imagen. Pero aquí, nos dejamos, de una vez, de crear mala fama de manera indirecta, y es el propio héroe consagrado quién cambia de bando.
Y el resultado, mal que nos pese, es un auténtico disparate.
La historia comienza como podría hacerlo cualquier otra de la época. En la anterior reseña era la fábrica de Anthony Stark la que corría el peligro de venirse abajo, por un túnel de viento descontrolado, y en este caso es todo el planeta es el que se ve amenazado por un misil, con cabeza nuclear, fuera de control. No se puede redirigir, no se puede destruir... así que la solución es enviar un mensaje por todo el planeta para alertar a Thor. Nótese que no vemos ningún mensaje en ruso, ya que esos malditos rojos bebedores de vodka prefieren que el mundo sea destruido, claro.
Lo del mensaje global tiene su miga, porque a diferencia de Los 4 Fantásticos, con su propia base bien conocida, o de Spiderman y Hulk, que siempre actúan por una zona concreta, Thor ha sido un superhéroe que se ha dejado ver por muchos rincones del planeta y nadie sabe su procedencia exacta. Por suerte el mensaje es escuchado en la radio por Don Blake, y con un certero golpe de bastón el dios del trueno vuelve a surcar los cielos.
Pero, ay, en un alarde de originalidad, descubrimos que detrás de todo está Loki, encadenado de nuevo en Asgard. Da igual que en la anterior ocasión lograra escapar, precisamente, manipulando a su hermanastro, Odín no aprende y vuelve a castigarle con un método que ya resultó fallido, sin vigilancia y, además, permitiéndole usar sus poderes. Y para mayor recochineo. Loki piensa: "¡Pero no contaron con mi astucia y mi magia a distancia!". No le falta razón, si no lo hicieron antes, ¿para qué iban a hacerlo esta vez?
La cuestión es que el descontrol del misil es cosa suya para llamar la atención de Thor, llevando a cabo su nuevo y enrevesado plan. Podemos dar gracias de que de momento Thor sea un personaje tan independiente de los demás superhéroes. ¿Os imagináis que le sale el tiro por la culata y lo que hace es convocar a Iron Man, el Hombre Hormiga y la Avispa? Creo que podría dar para una historia interesante.
En definitiva, Thor alcanza el misil y lo destruye lanzándole su martillo (tras lo cual él sigue flotando en el aire, cosa de las habilidades aún por definir). Circunstancia que aprovecha Loki para convocar la ilusión de un dragón, que distraiga a Thor mientras Mjolnir regresa a él. Resultado: Thor gira la cabeza durante unos instantes, y su propia arma le golpea en el cogote dejándole atontado.
Comentar que Loki está a punto de desmayarse con el simple hecho de crear la ilusión, algo realmente extraño para alguien que ha exhibido bastante poder en sus anteriores apariciones. Quizá las cadenas sí tienen algún tipo de efecto después de todo.
¿Y para qué hace todo esto Loki? Muy sencillo: para que Mjolnir golpee la glándula cromosomática de Thor y esto le produzca un cambio de personalidad hacia la maldad.
¿Que qué es la glándula cromosomática? Yo no lo sé, ninguno de los que estáis leyendo estas líneas lo sabéis, y ni Lee ni Berns lo sabían hace 50 años. Por mucho que Loki el frenólogo dé una explicación, no existe tal parte anatómica, a no ser que sea simplemente una característica de los dioses... lo que no explica porque no le dieron a Loki en ella para que se volviera bueno.
Así pues, ahora Thor es un dios malvado. Y como tal acude en busca de su hermanastro hacia Asgard, cuando este le suplica, mentalmente, que le libere de su confinamiento, cosa que hace dándole un señor puñetazo a Heimdall por el camino. Bueno o malvado, lo cierto es que Thor nunca se ha caracterizado por una gran sutileza.
Thor libera a Loki, y ambos son rápidamente rodeados por todos los dioses de Asgard, con Odín a la cabeza. El pobre hombre, que no gana para disgustos con su hijo adoptado, no puede contenerse al ver a su retoño del alma siguiendo la senda del mal y llega a las manos, lanzándose al cuello del dios del mal cual Homer Simpson, después de soportar una broma pesada de Bart.
Pero nada puede hacerse ya, y es el propio Thor quién da un empujón al Señor de Asgard para que deje en paz a Loki. Entonces, éste último lanza una amenaza: si no se les concede la soberanía sobre el Reino Dorado a ambos hermanos, provocarán el mayor caos y destrucción jamás visto sobre la Tierra. Odín poco más puede hacer que adoptar una postura estereotipada, maldiciendo con el puño alzado mientras sus hijos se alejan paulatinamente.
Y si no había ya bastantes despropósitos en esta historia, ahora viene la hecatombe total.
Thor emplea su gran poder para sumir al mundo en el caos y el terror. Hace volar el Taj Mahal; deja en un amasijo de hierros la Torre Eiffel; reduce a escombros la Gran Pirámide de Gizeh; arranca el Golden Gate; sella el Canal de Panamá; y derriba la Torre de Pisa. Apuesto a que el Doctor Muerte está comiendo un buen cubo de palomitas en Latveria mientras ve todo esto retransmitido por televisión.
Por supuesto, Loki no se queda corto y hace las delicias de Michel Bay convirtiendo una ballena en una serpiente de mar gigantesca, dando vida a la Esfinge, animando el Empire State o resucitando dinosaurios.
Dejando las bromas un poco a un lado, estamos ante una auténtica animalada, una destrucción jamás vista hasta la fecha y pocas veces repetida después. El guión se les ha ido claramente de las manos a Lee y Berns.
Obviamente, tantas barrabasadas no pasan desapercibidas, y un comité de las Naciones Unidas, experto en leyendas nórdicas (tal cual), se presenta ante ambos dioses, rogándoles que paren de una vez, dejándoles interceder ante Odín para que ponga fin a esta locura. Thor y Loki acceden. Y la acción, ya próxima a su fin, se traslada al edificio de la ONU, quizá de los pocos importantes que debían quedar en pie.
¿Y qué pasa entonces? Bueno, podéis verlo en la última imagen. Thor se cae por una trampilla. Y su martillo se queda flotando. Y ya está.
Luego, Mjolnir le cae encima, volviendo a ser él mismo al golpear, de nuevo, en su glándula cromosomática. Es como cuando el Coyote se cae por un precipicio y, a continuación, le aplasta una roca. Pues igual.
La gran revelación final, el giro inesperado, es que el comité de la ONU eran en realidad los dioses asgardianos disfrazados, como parte de un ardid para restaurar la bondad de Thor. En cualquier otro cómic esto sería un detalle algo inocente y simplón, pero en este es de lo más cuerdo que hemos visto.
Loki trata de escapar pero Thor le asesta un martillazo en la cabeza para dejarle atontado, y que Odín pueda llevarlo de nuevo a Asgard. En su caso no hay glándula que valga, Loki seguirá siendo Loki para los restos.
Finalmente, todo vuelve a la normalidad. Los dioses deciden no sólo reparar todos los daños causados y volver a encadenar a Loki, por enésima vez, sino, también, borrar todo lo ocurrido de la memoria de la humanidad. Por desgracia, eso no nos incluye, y todo lo que hemos visto permanecerá en nuestras retinas.
VALORACIÓN:
No tengo palabras para describir este número. Marvel da un paso atrás de una década y nos ofrece una historia que recuerda a esos relatos sobre Superman o Batman en los años 50, que dan para tantos chistes. Personajes irreconocibles, que ven anulada su personalidad, situaciones calamitosas y totalmente gratuitas sin ningún objetivo, necesidad de borrar la existencia de todo lo que se ha contado al final, explicaciones bochornosas... Lo único que destaca un poco es el dibujo, con Sinnot tan cumplidor como siempre y dotando a Loki de unas geniales muecas de maldad en todo momento. Este número sólo tiene valor si es tomado a risa, que es lo que he decidido hacer yo. En cualquier otro aspecto es un claro manual de lo que eran muchos cómics de superhéroes antes de la llegada de Los 4 Fantásticos y que Lee y Kirby tuvieron a bien cambiar.