JOURNEY INTO MYSTERY #86 (noviembre 1962)
por Victor Dolz



EQUIPO CREATIVO:
Guión: Stan Lee - Larry Lieber.
Dibujo: Jack Kirby.
Entintado: Dick Ayers.

SINOPSIS:
Zarrko, un habitante del siglo XXIII, decide conquistar el mundo aprovechando el estado de paz que impera. Para ello emplea una máquina del tiempo de su invención y viaja al siglo XX para conseguir una bomba de cobalto. En el presente, Thor se halla colaborando con el ejército de Estados Unidos probando armas nucleares. La máquina del tiempo de Zarrko se materializa y este coge rápidamente la bomba, volviendo inmediatamente a su tiempo. Thor reacciona rápidamente pero al lanzar su martillo sólo logra arrancar un pequeño pedazo de la máquina. Prometiendo que recuperará la bomba, el dios del trueno invoca la ayuda de su padre y este le recuerda que su martillo Mjolnir es capaz de viajar en el tiempo. Empleando la pieza de la máquina de Zarrko viaja hasta e siglo XXIII, dónde ya ha pasado un mes desde el regreso de Zarrko, quién gobierna con mano de hierro. Thor traza un plan y viste a un ciudadano como él llamando la atención de Zarrko, quién trata de detenerle mientras el verdadero Thor se infiltra en su cuartel general. Una vez cara a cara, Zarrko trata de detener al dios del trueno empleando diversas armas pero no lo consigue, decidiendo entonces emplear la bomba para destruir el mundo. Thor logra detener la nave del villano y recuperar la bomba. Zarrko emerge de la nave completamente amnésico, sin saber siquiera su identidad. Thor es aclamado por el pueblo y regresa al presente, dónde entrega la bomba al ejército sin contar nada de lo ocurrido.

EDICIONES ESPAÑOLAS:
  • Biblioteca Marvel: Thor # 3

    DATOS IMPORTANTES:
  • Primera aparición de Zarrko, el Hombre del Mañana. Su nombre de pila no es revelado en este número. También debuta el mundo futuro en el que habita y que posteriormente será establecido como parte de una realidad alternativa.
  • En este número se revela que Mjolnir posee la capacidad de viajar a través del tiempo.

  • RESEÑA:
    Lo reconozco, tenía muchas ganas de hacer por fin una reseña de unos de mis personajes favoritos de Marvel, y espero estar a la altura de las circunstancias.

    Una buena parte de lo que me enamoró de Thor fue todo su entorno mitológico, y aunque por aquí hemos visto hace poco cómo se plantaban las primeras semillas al respecto con la aparición de varios asgardianos, especialmente Loki, en la aventura que hoy tratamos no hay nada de eso. Tras enfrentarse a alienígenas, comunistas y dioses, Lee, Lieber y Kirby vuelven a dar un golpe de timón y nos traen a una amenaza del futuro.



    Viaje en el tiempo. Si pensamos en este magnífico concepto aplicado al Universo Marvel, seguramente lo primero que nos venga a la mente sea un nombre: Kang. Pero antes de que el Conquistador fuera siquiera concebido por la fértil imaginación de Stan Lee y Jack Kirby, hubo otros personajes que empezaron a abrir las puertas del desplazamiento temporal.

    Ya hemos visto a los 4F viajar al pasado por obra y gracia del Doctor Muerte. Aquí se da un pasito más, en vez de para atrás hacia adelante, y la acción comienza en el lejano siglo XXIII, donde la guerra y las armas con cosas del... ejem, pasado. Quizá Lee y compañía se pasaron de optimistas, pero a saber cómo estará la cosa por entonces.

    La cuestión es que en este idílico mundo de manzanas sonrientes hay una bastante podrida. Zarrko es un científico bastante avispado que se da cuenta de que a poco que haga puede poner al planeta de rodillas sin resistencia. Tan sólo necesita armas. ¿Y dónde están las armas? En el pasado. Así que Zarrko emplea un dispositivo temporal de su invención para viajar hasta el siglo XX y llevarse prestada una bomba atómica.



    Y como el Universo Marvel no es nada sin casualidades, en el pasado tenemos a Thor precisamente probando armas para el ejército estadounidense en el desierto, a órdenes de un general que es clavado a Trueno Ross además de tener sus mismas "aficiones" y llevarlas a cabo en el mismo sitio... Dudo mucho que esa fuera la intención de los autores, pero la duda siempre estará ahí.



    El altruismo de Thor llega a su punto máximo cuando se ofrece como conejillo de indias para el estudio de la reacción fisiológica a una bomba de cobalto. Está claro que Thor es un adalid del bien, que está dispuesto a todo por la humanidad... Pero a veces sinceramente creo que se pasa.

    Sea como sea, la prueba se ve truncada cuando Zarrko aparece, se lleva la bomba con sus propias manos y vuelve a montarse en su máquina camino del futuro en cuestión de segundos. El pobre Thor no puede hacer mucho más que lanzar su martillo, consiguiendo simplemente arrancar un pequeño pedazo de la máquina antes de que se desmaterialice.



    El dios del trueno comprende que debe pararle los pies a Zarrko, pero como apenas lleva viviendo durante unos 4 números su nueva identidad, sigue algo perdido sobre sus capacidades y tiene que recurrir a una consulta con el mismísimo Odín.

    Este es un momento de gran relevancia, ya que nos encontramos ante la primera conversación mantenida entre Thor y su padre, que de momento se limita a hacer cameos de apenas una o dos viñetas pero que poco a poco va adquiriendo más importancia.

    Resulta que después de todo Mjolnir también posee la capacidad de viajar en el tiempo. Y empleando el pedacito de máquina del tiempo como una especie de GPS, Thor logra llegar al siglo XXIII.



    Debo decir que me encanta la moda de ese siglo, combinando lo estrafalario con lo retro. Junto a un tipo que parece que va en bata por la calle y ataviado con unas gafas fashion, fashion encontramos a otro con traje, maletín y sombrero. Siempre supe que este último volvería a ponerse de moda, aunque parece que tardará un poco más de lo esperado.

    Volviendo a la trama, que me voy por los cerros de Úbeda con facilidad, nos encontramos con que Thor ha llegado un mes tarde a su destino y Zarrko ya tiene a casi todo el mundo oprimido con mano de hierro, amenazándoles constantemente con usar la bomba si no siguen sus órdenes.



    Pero no pasa nada, Thor tiene un plan... que en principio parece consistir en ir hasta el cuartel general de Zarrko andando y haciéndose ver. Muy sutil, vaya.

    Comprendiendo que le han seguido desde el pasado, Zarrko envía a sus guardias tras el intruso, iniciando una persecución por toda la ciudad. Claro que si en este futuro no existen las armas, no sé cómo pretenden doblegar a Thor. ¿A escupitajos? Sea como sea no tienen éxito, porque una extraña figura encapuchada les lanza un árbol al camino y no pueden seguir avanzando. Lo que faltaba ya, ¿ahora el que arregla la papeleta es un misterioso benefactor y no el protagonista?



    Thor llega al cuartel general de Zarrko, pero antes de poder hacer nada cae en una trampa, una sala de espejos magnéticos (como la atracción de feria pero a lo bestia) en la cual queda atrapado sin posibilidad de escapar. GAME OVER.

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    Bueno, vale, no. Resulta que el "Thor" que estábamos viendo hasta ahora era un señuelo, un tipo al que habían vestido como él para que distrajera la atención del verdadero, que era... efectivamente, el tipo de la capucha. No me preguntéis porque en el siglo XXIII tienen un disfraz de Thor si unas páginas atrás nada más llegar nadie le conoce. Es un detalle menor y no empaña una resolución de argumento que aunque no sea típica de las historias de Thor, me gusta bastante.



    A continuación se inicia la confrontación final entre héroe y villano, y aunque este está en clara inferioridad, de físico y poder, logra apañárselas para poner al dios del trueno en un brete durante un par de páginas. Primero con un mecanismo que transporta a la gente a otra dimensión, proceso que Thor anula soplando y formando un huracán que textualmente "rompe el velo dimensional". En segundo lugar tenemos una batalla contra unos poderosos robots, y en la que entra en juego, como no podía ser de otra forma, la debilidad de Thor, que logra derrotarles tras 59 segundos exactos separado de su martillo.

    Zarrko, ya un poco enloquecido, decide que si no puede usar la bomba para doblegar al mundo, la usará para destruirlo, y se monta en una nave para soltarla. Thor no se lo piensa dos veces, y usando sus poderes sobre la tormenta provoca que el malvado se estrelle y pone a salvo la bomba.



    El pobre Zarrko pierde la memoria debido al impacto y no recuerda ni quién es. Broche tópico pero casi obligado para que Thor pueda abandonar el futuro con la conciencia tranquila.

    Antes de volver al pasado es aclamado por la gente del siglo XXIII, lo que choca con lo que se encuentra en su propio período temporal. Primero un ejército arisco al que no le gusta que no explique dónde había ido la bomba, y una enfermera encaprichada de Thor hasta las trancas que se pregunta por qué trabaja para un apocado doctor en vez de para el fornido Thor. Aunque en este cómic no nos encontramos a un alter ego con superproblemas como podrían ser Peter Parker o Bruce Banner, Lee, Lieber y Kirby se las apañan para darnos las gotas justas de ironía a su doble identidad.

    VALORACIÓN:
    En este caso nos encontramos ante un número de pura aventura, dónde los personajes secundarios brillan por su ausencia, limitándose a cameos. No hay errores de bulto pero sí algunas inconsistencias, aunque nada de eso empaña una trepidante historia que hasta cuenta con un sorprendente giro argumental a mitad. Viajes en el tiempo, tecnología del futuro, villanos malos hasta la médula... ¿Qué más se puede pedir? Vale, quizá un poco de desarrollo en Zarrko, que de momento queda retratado como uno de los villanos más simples vistos hasta el momento, sin motivaciones claras, aunque por suerte en el futuro otros autores tratarán de arreglar eso. Sobre el apartado artístico, aunque lo repetimos mucho, diré que tanto Jack Kirby como Dick Ayers siguen en su línea. No ofrecen las cotas de espectacularidad que podremos ver en el futuro, pero cumplen sobradamente. Una mención especial a los alocados diseños futuristas de Kirby, tanto en moda como arquitectónicamente.


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