FANTASTIC FOUR #2 (enero 1962)
por David Hernández Ortega



EQUIPO CREATIVO:
Guión: Stan Lee
Dibujo: Jack Kirby
Entintado: George Klein (No acreditado)

SINOPSIS:
Los 4 Fantásticos son detenidos por el ejército. Después de todo, parece que no son los héroes que decían ser, y han preferido el camino fácil del criminal. Pero ¿puede ser esto cierto?

EDICIONES ESPAÑOLAS:
  • Biblioteca Marvel: Los 4 Fantásticos nº 1
  • Marvel Masterworks: Los 4 Fantásticos #1

    DATOS IMPORTANTES:
  • Este número supone la primera aparición de la raza alienígena Skrull en el Universo Marvel.
  • Primera aparición del Daily Bugle y del Daily Globe.

    RESEÑA:
    Estamos a comienzos de la década de 1960.

    Sí, las cosas cuestan mucho menos, los rusos son feos y malos, las mujeres quedan monísimas en la cocina, y los chavales devoran revistas de ciencia-ficción.

    En aquellos tiempos era mucho más sencillo creer en cualquier cosa. Hablamos de la época por excelencia de la carrera espacial, los viajes en el tiempo y todo un imaginario de ciencia-ficción de andar por casa, en el que cualquier científico de medio pelo inventaba un cortacésped con tracción gamma. No en vano, muchos aseguran que el célebre monolito que el director Stanley Kubrick nos mostrara en 2001: Odisea en el espacio, no era más que una representación metafísica de los temidos rayos cósmicos. Casi puedo imaginar a Stan Lee susurrando ¡uhhhhh! por encima de la cabeza de Jack Kirby cada vez que decía esas palabras. "Rayos cósmicos". Brrrr.

    En fin, el caso es que, por encima de todo, esta iba a ser la época dorada de los cómics de superhéroes, con las representaciones más realistas y mundanas de héroes con pies de barro que la chiquillería hubiera visto nunca. Pero esta es una historia que todos conocemos ya, y si no, deberá esperar a otra ocasión.

    Mejor sigamos con el cómic que nos ocupa. Cuando el Fantastic Four #2 apareció en Estados Unidos, sus lectores apenas podían prever la imaginación desatada a la que Stan Lee y Jack Kirby darían rienda suelta a lo largo de años y años de fabulosos cómics que significarían un hito en la industria, además de un cambio radical en la forma de concebir tebeos. Esto era solo el principio.

    Pero, ¿Quién eran estos cuatro fantásticos realmente? Sí, el público ya los conocía, y desde su mismísimo número 1, parecían contar con el favor del mismo.

    Destinados a representar al héroe cercano salido de entre el pueblo, responsable y admirado, pero mucho menos extraño que el alienígena oculto entre nosotros rizo en frente, o menos tenebroso que un siniestro murciélago bípedo.

    Por suerte, lo que fácil viene, fácil se va, y esta fama de bonachones injustamente conseguida ("¿Es que no hay justicia en este mundo? Y si la hay ¿por qué se la quedan toda ellos?" diría Peter Parker un tiempo después), que les había sido concedida muy alegremente, sería puesta a prueba una y otra vez en determinados números, como pronto veríamos.

    Empezamos esta desenfadada reunión de pastores con la afable La Cosa de ojos azules destruyendo una petrolera, con la antorcha humana derritiendo estatuas, con la Chica Invisible practicando un singa tras otro de joyería en joyería, y con el brazo de Míster Fantástico haciendo turismo por las centrales de energía.



    ¿Pero qué es esto? ¡Los héroes a los que habíamos confiado nuestra seguridad son uno gañanes, zafios y facinerosos! Vaya héroes más malotes. ¿Cómo ha podido la opinión pública confiar en tan tremendos farsantes?

    Ah, un momento, resulta que hay gato encerrado. Ya nos parecía raro que Míster Fantástico no se peinara la raya al lado como es debido. Y es que, como pronto veremos, todo se trata de una inteligentísima estratagema por parte de los bichos más feos que haya criado jamás la rana Gustavo.
    Sí señor, este Fantastic Four #2 de 1962, es especialmente remarcable, no por el precio estratosférico que pueda alcanzar hoy día en el mercado ¡No! Ni porque suponga un mayor acercamiento y comprensión de nuestros héroes ¡Qué va! Lo es porque en él tiene lugar; ¡la primera aparición de los alienígenas cambiantes favoritos de todos; los Skrull!



    Y es que, cuando hablamos de estos bichejos, todo lo demás palidece (claro, es que ellos son verdes...).

    Desconfiados por naturaleza (excepto cuando miran fotos ajenas…pero ya hablaremos de eso), malévolos más allá de toda medida, manipuladores y pendencieros, la raza Skrull se ha ido consolidando con el paso de los años como uno de los rincones favoritos del rico parque temático que es el Universo Marvel. Han metido mano donde han podido, desde franquicias vengadoras, a mutantes, hasta a marear a héroes tan ilustres como los propios 4F, ocupando un lugar primordial en el corazón de todo aficionado como los villanos insidiosos que son.

    Siempre a la gresca con los Kree, siempre mirando el Official Marvel Handbook para estar al tanto de los últimos cambios en los héroes por los que se han de hacer pasar.

    "Venga ya, hombre, ¿Cómo se van a leer un libro ajeno a la ficción de la que forman parte?" diréis. ¿Sí, no? Bueno, luego lo hablamos.

    De momento, parémonos en uno de los mayores puntos fuertes del cómic que nos ocupa; el obligado intermezzo para la sagaz escapatoria de la prisión especialmente adecuada a los poderes de cada preso. Todo un clásico, todo un alarde de ingenio en el que, como en más de una ocasión en la obra del Stan Lee de la época a ojos de hoy, solo podremos echar en cara el pronunciado enfoque machista del que adolece la poco trabajada mente de su personaje femenino, que debe ser tan sosa que no le hace falta ni plan para escapar: "¡Ellos no esperarán que me haga invisible!"



    (Nota mental; enviar guión a Marvel en el que Spiderman escape de una celda pegándose al techo, para hacer entrar a sus desconcertados captores para inspeccionar su desaparición. ¿Cómo? ¿Que ya se ha hecho?).

    Sigamos. Entre celdas de amianto, planchas de acero y salas selladas, nuestro queridísimo ejército quedará completamente estupefacto ante la imposible revelación a la que acabaran llegando respecto a la bella y delicada Sue:
    "¡Un momento! ¡La chica invisible…no es visible! ¿Y ahora qué? Por si acaso, voy a echarme un par de centímetros para la derecha, a ver si dejando más hueco entre tú y yo…"

    El mayor momento de hilaridad, no obstante, aún está por venir, ya lo venimos anunciando.
    Claro, hemos vencido, y quizás podamos limpiar nuestra imagen después, pero; ¿Cómo detendremos la invasión alienígena que se nos viene encima? ¡Horror! ¿Significará eso que todos tendremos esa horrible barbilla verde tripartita?
    ¡Pues no! Tranquilos, porque el siempre eficiente Reed tiene la solución. En un acto de valentía que demuestra que el señor Richards tiene los cucufatos cuadrados (y de goma), el grupo entero se planta en plena nave imperial haciéndose pasar por sus captores.
    Hasta aquí bien.

    Una vez dentro, es seguro que para el cerebro más inteligente de la tierra, no conllevará demasiado esfuerzo idear un complicado rayo de la muerte, un portal abisal, un cachivache solucionador que dé al traste con los malévolos planes de estos hombrecillos verdes.

    No, nada más lejos de la realidad. Lo cierto es, que el lápiz de Jack Kirby ya debía haberse pasado del presupuesto, y él y su colega Stan optaron por derrotar a la raza de alienígenas más mortal jamás concebida con…

    …unas fotos de revistas de terror. Pero de Strange Tales y Journey Into Mystery, ojo, y así de paso hacían publicidad, algo que nunca está de más.



    Con la flota vencida en su más honda credulidad y estupidez supina, los pegajosos alienígenas verdes que quedaban en tierra, aún tendrían su oportunidad de amenazar a los 4F, y fracasar miserablemente en su uso de la fuerza física contra el genial cuarteto, no consiguiendo ni siquiera escapar. La singular serie de carreras de aquí para allá, con el triángulo ejercito-héroes-villanos, acaparando todo el protagonismo, estaba a punto de acabar.

    Pero queda un último detalle. Para coronar todo este descacharrante episodio, acabamos con una decisión salomónica, en la que Stan se adelanta un par de años al cine y al cómic, proponiendo su propia versión zombie mediante canibalismo indirecto.
    "¡Oye! Convirtamos a los villanos en vacas. Puede ser divertido"
    Y vaya si lo fue.



    Lo mejor de todo, es que está solución tan bizarra no caería en saco roto, y las añoradas vacas skrull serían rescatadas en más de una ocasión…aunque su final, narrado por tíos como Grant Morrison o Mark Millar, era inevitablemente chungo. Por lo que dicen, la hamburguesa de Skrull no está nada mal.

    Y es que es así; a veces te comes al skrull y otras veces el skrull te come a ti.
    Pero vacas aparte, o mejor con ellas, esta supuso la entrada por la puerta grande de unos de los conceptos que más juego ha dado a la editorial durante décadas.

    ¿Podemos confiar en que los demás son quienes dicen ser?

    VALORACIÓN:
    Descacharrante, divertido y sicodélico. Un cómic que pese a su elevada ingenuidad, resulta imposiblemente carismático, y una piedra fundamental en los impresionantes cimientos del cómic Marvel. Los marcianitos verdes estaban de moda. Y hoy, 50 años después, lo siguen estando.



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