EQUIPO CREATIVO:
Guión:Stan Lee.
Dibujo: Steve Ditko.
Entintado: Steve Ditko.
SINOPSIS:
Peter Parker es el sorprendente Spiderman, un joven enmascarado inexperto que aun no sabe muy bien a qué dedicar su recién descubierto poder. En esta ocasión, lo veremos enfrentarse a la eterna amenaza roja, y al "temible" Camaleón.
Primera aparición del clásico proverbio: "¡Amenaza enmascarada!"
Primer uso real del "sentido arácnido".
RESEÑA:
Tras su presentación en Amazing Fantasy #15, el asombroso Spider-Man consigue seria propia. En este, su primer número, presenciamos todo lo que caracteriza al héroe que todos conocemos. ¿O no?
Desde la primera imagen, el imaginativo Steve Ditko, uno de los padres del personaje, nos presenta a este extraño héroe en una postura inhumana, con las articulaciones retorcidas, más propia del artrópodo del que toma su nombre, que de un ser humano. Esto ejemplifica una de las características básicas del héroe Marvel de pies de barro, al igual que sucede con La Cosa o Hulk; el héroe no es un apuesto galán (John Romita tiene algo que decir al respecto, pero eso no será hasta bastante después), sino un freak, una aparición desagradable. Esto además se ve reforzado en la doble identidad de Spider-Man; el inocuo, antisocial, amargado y extraño Peter Parker, que es de todo menos atractivo o sugerente. De nuevo, la visión de Ditko sobre el personaje, más en estos primeros números, me parece capital.
Pues bien; Peter Parker es rancio, apocado, acomplejado, y con un fuerte resentimiento hacia sus congéneres. Un villano en ciernes tipo. Pero aun falta una pata más a esta mesa arácnida; en este Amazing Spider-Man, tenemos la primera aparición de uno de los personajes fundamentales en el drama arácnido; el dinero.
La precariedad económica, estaba llamada a ser uno de los temas centrales del nuevo héroe, que ya desde sus inicios sentía cierta predilección por el dinero fácilmente ganado, y por el egoísmo desmedido. Un personaje que pudo convertirse fácilmente en villano en estos primeros números, donde su catadura moral es más inestable que nunca, pero que a pesar de estar continuamente en la cuerda floja de la ética, consigue sobreponerse lo suficiente como para hacer el bien.
La presente historia está dividida en dos partes:
El pequeño y fallido viaje espacial de John Jameson, y el conflicto con El Camaleón y Los 4 Fantásticos de regalo.
En la primera parte, un furibundo JJ, que no ceja en su empeño de desprestigiar a esa amenaza enmascarada que se pasea por Nueva York embutido en un traje ceñido cual morcilla de Burgos, nos señala como estos villanos de a pie roban protagonismo a los verdaderos héroes; héroes como su hijo, el piloto de pruebas John Jameson.
En este pequeño aperitivo -quizás mejor contado y más representativo para el personaje que la segunda de las historias- el sonriente Stan nos obsequia con varias de sus descacharrantes situaciones.
"¡Oh, no, hemos perdido el componente 24-3B! Un momento; ¿Qué puñetas es un 24-3B? "
Lo que nos demuestra, queridos niños, que en los tiempos en que tito Google no existía, un escritor podía escribir lo que le saliera del pirulo, sin siquiera molestarse en documentarse para que tuviera sentido ¡Qué tiempos gloriosos aquellos! Pero no contento con ello, The Man, tratará de arreglar el desaguisado del cohete haciendo que los operarios lancen una red sujeta a un paracaídas.
Sin comentarios.
En fin, que Spider-Man salva el día, pero nuestro furibundo editor sigue muy mosqueado por eso de que él ya no quepa en unas mallas, y nuestro querido Peter Parker aprende otra de las importantes lecciones de esta serie; haz lo que quieras, que te van a poner a parir igual.
Pero vosotros queréis más, ¿verdad, malditos?
Pues claro, vosotros y todos, porque con esta historia no da para rellenar todo un número.
Así que cortos y perezosos, nuestros queridos artesanos de la viñeta esbozan una segunda historia, en la que seguir con el espectáculo. Para empezar, enfrentando a Spider-Man a Los 4 Fantásticos.
En fin; el chico entra, el chico sale.
"¡Aquí no pagamos! ¡Si somos unos manirrotos! "
Total, que la refriega para nada.
Bueno, sí.
Sue Storm es poseída por un antepasado que trabajaba en Oklahoma como ganadero, e intenta atrapar a Spider-Man con un lazo al más puro estilo rodeo.
¡Qué maravilla! Que nadie diga que el Edificio Baxter se pierde en megarrayos y demás experimentos baladíes; las cosas de toda la vida también tienen su sitio, y Sue se había tragado ya tres temporadas de Bonanza.
Así pues, Spider-Man abandona el Baxter sin saber aun qué hace con estos poderes, a qué debe dedicarlos, y cuando reponen el último episodio de los Honeymooners.
4F, ahí os quedáis.
Turno para la aparición de El Camaleón, villano con bastante potencial -algo que no se vería hasta muuuuuucho después-, pero que curiosamente es el más flojo de todos los presentados en las primeras decenas de números. Quizás, buena parte de la culpa de que la atención decaiga en este número, con respecto a los siguientes que habrían de venir, es que el villano que se presenta en él no tiene suficiente entidad como para atraer al lector.
De hecho en esta aventura, sus motivaciones y objetivos los podía haber desempeñado cualquier otro, y el fetiche del malo que se hace pasar por el bueno (¡Que cansino, Stan!) agotaba y volvería a agotar entre fantasmas del espacio, skrulls, camaleones y demás jauría.
Esto ya os lo sabéis; de nuevo se cierne la amenaza roja, los comunistas conspiran desde su submarino, que si planos secretos, que si espías, que si... ZZZZzzzzzZZZZ. Perdón, se ha atascado el teclado. Como el cerebro superior de Stan en el modo camarada Ivanov.
En fin. Lo de siempre.
Lo que nos resta por añadir, y tampoco es bueno, es que estamos ante un Peter Parker desnaturalizado, aún de cartón piedra, al que no conocemos ni tenemos muy claro si queremos conocer, y que aun no hacía alarde de ninguna de las maravillosas características que definen al personaje. Un joven repelente, asquerosito, justamente apartado, al que no aguanta nadie, y que es más soso, rancio y repipi que los jerseys de Carlton Banks.
Si acaso, podemos señalar el interés de que el héroe esté aun por emerger, y la dualidad moral que Peter sufre en estas primeras apariciones, en las que no sabe si jurar venganza contra un mundo que le ha dado siempre de lado, o dedicarse a echar de comer a los patos.
Entre las curiosidades, la telaraña sigue de marcha a su rollo, sin explicación alguna (¡A que me hago yo un rayo de la muerte con dos chinchetas y un clip! ¡No hay huevos!), y la Tía May aun no se depilaba el bigote.
Así que ya sabéis, si alguna vez habéis pensado; "Señor Ditko, déme la galería de villanos y pírese a pescar: Yo soy un Romita", no estáis solos en el mundo.
VALORACIÓN:
Como muchos otros cómics de la época, flojo, carente de elegancia o sofistificación en el argumento, que adolece de una falta de identidad propia bastante alarmante en estas primeras páginas. El mayor punto de desencuentro de este primer número, es la falta de un villano de envergadura, cuando a partir del segundo número si empezaríamos a conocer la inmensa y magnífica galería de villanos de Spider-Man. En este en cambio, la historia del Camaleón es tan sosa y arbitraria (podía haber sido desempeñada por cualquier otro héroe u otro villano) que ni siquiera tiene entidad suficiente para rellenar todo un número.