MARVEL GOLD LOS VENGADORES COSTA OESTE:
LOS LAZOS QUE ATAN

por Óscar Rosa Jiménez


Con el final del año 2015, llega a todas las estanterías el comienzo de la recopilación cronológica de la serie regular protagonizada por los Vengadores Costa Oeste, que comenzó a publicarse originalmente a mediados de la década de los ochenta. Hasta donde sabemos, según la información facilitada por la editorial italiana, la intención es reeditar por lo menos hasta el desenlace de la etapa de John Byrne al frente de la colección, aprovechando la estela del éxito de los Héroes más Poderosos de la Tierra en los últimos años, gracias a su aterrizaje en la gran pantalla. Aquí intentaremos analizar paso a paso su reedición, aunque advierto de antemano que la serie, en líneas generales, tiene una calidad discreta, a pesar de que presenta momentos interesantes y fue realizada por autores con una trayectoria importante dentro de la Casa de las Ideas. No obstante, estoy seguro de que un buen número de aficionados, entre los que me incluyo, recuerda con cariño aquellos retapados de Forum o su edición en grapa, donde la editorial barcelonesa publicó Los Nuevos Vengadores, adelantándose en décadas al concepto que presentaría Bendis y desvirtuando el título original.

Tras el éxito cosechado por la miniserie de presentación (Artículo 78), en Marvel se pusieron manos a la obra con una serie que desde un principio se había barajado la posibilidad de publicar. Para elegir el equipo creativo, la decisión más lógica era Roger Stern, no solo por ser el autor que dirigía con buen acierto el primer título de lo que se convertiría en toda una franquicia, sino porque en cierta forma era el que había concebido la idea. Sin embargo, en aquellos momentos no disponía del tiempo necesario para escribir ambas colecciones, por lo que Jim Shooter sugirió el nombre de un autor que en el pasado había escrito una importante etapa en la vida de los Vengadores. Nos estamos refiriendo a Steve Englehart, el guionista que propició que la Bestia se convirtiese en vengador y la mente detrás de la conocida Saga de la Madona Celestial, como ya hemos podido ver ampliamente en esta sección (Artículo 41 y 54). El de Indianápolis había dejado Marvel y los cómics a finales de la década de los setenta, con la firme intención de explorar su faceta como escritor de novelas, en un momento en el que los autores del medio estaban en una pequeña guerra por los royalties de sus creaciones y la búsqueda de una mayor remuneración para su trabajo creativo. A pesar de ello, Jenette Khan, la editora de DC Comics, le convenció para que comenzase a trabajar en la renovación de los personajes de dicha editorial. De ese modo, llegaría a ser considerado, junto a Dennis O'Neil, como el guionista más destacado de Batman, gracias a su celebrada etapa en Detective Comics, acompañado del dibujante Marshall Rogers, en lo que se acabó denominando el "Batman definitivo" hasta el punto de inflexión que supuso Crisis en Tierras Infinitas.

Tras un fructífero periplo en la Distinguida Competencia, regresó a Marvel Comics a principios de los ochenta, pero dentro del sello Epic, donde los autores podían mantener los derechos de sus creaciones. De nuevo junto a Marshall Rogers, Englehart dio vida a Coyote en la colección Epic Magazine. Poco después, sería reclamado por Shooter para desarrollar las aventuras de la filial de la costa oeste de los Vengadores, donde sentaría las bases de una colección que se caracteriza por el tratamiento de los personajes, la creación de múltiples argumentos de forma paralela y la utilización de conceptos que nos recuerdan al momento álgido de la formación durante la década de los setenta, sobre todo en este arranque de la colección.

El dibujo corre a cargo de Al Milgrom, un veterano autor que ha realizado todas las funciones imaginables en el mundo del cómic, pero que en su faceta como dibujante ha sido bastante irregular. A lo largo de su extensa carrera profesional destacaría algunas de sus obras más personales en el cómic independiente o su aportación como entintador de unos de los títulos de nuestro amistoso vecino arácnido. Sin embargo, salvo casos excepcionales, sus aportaciones al medio en el dibujo a lápiz están entre lo mediocre y lo directamente horrible. En este mismo tomo, podemos ver como su trazo es mejorado sustancialmente por un magnífico profesional del entintado como Joe Sinnott, que cuando es sustituido por cualquier otro, comienzan a surgir las carencias de un dibujante muy limitado, cuyo estilo es totalmente inapropiado para un título coral como este. Desgraciadamente, esa será la tónica general hasta la llegada de John Byrne a la colección.

Aunque Englehart dota a la colección de diversas historias-río, la primera parte de este recopilatorio está dominada por una extensa saga que no solo sirve de punto de arranque para los Vengadores Costa Oeste, sino que, además, coincide con el lanzamiento de una maxiserie protagonizada por la Visión y la Bruja Escarlata, que habían dejado los Vengadores para vivir un tiempo como pareja alejada del agotador trabajo de superhéroe; quién sabe, incluso podrían plantearse tener un hijo, de forma que podrían sentirse como un matrimonio normal. Prácticamente desde el minuto cero, el guionista demuestra su oficio y conocimiento de la trayectoria del grupo, explotando una de las características que ha definido a los Vengadores a lo largo de toda su existencia: la relación entre los miembros de la formación. Esto provoca que rápidamente nos sumerjamos en un ambiente culebronesco en el que el matrimonio formado por Ojo de Halcón y Pájaro Burlón se convierte en el eje central, no tanto por su condición de pareja, sino por la faceta de líder en la que Clint se encuentra. Englehart mantiene una senda continuista según lo establecido por Stern, haciendo hincapié en la evolución del arquero magenta en este nuevo papel. Además, siempre con el ojo puesto en la repercusión mediática, en un intento constante de querer demostrar que el grupo funciona sin pesos pesados, ni leyendas vivientes, a pesar de que con ellos se encuentre un miembro fundador como Iron Man. Esta situación conlleva cierta presión por la responsabilidad que en cierta forma consigue paliar Bobbi Morse, el eterno hombro en el que apoyarse y aquella capaz de ayudarle a tomar algunas decisiones en momentos de flaqueza.

Pero si hay un personaje que acapara la atención en estos primeros compases de la colección es Henry Pym, el segundo miembro fundador que se pasea por esta cabecera, que desde la primera página deja claro que este grupo nos es tan secundario como parecía a primera vista. Hank no entra en las filas de los Vengadores Costa Oeste como miembro del grupo. En su lugar, ejercerá un rol de científico y realizará labores de mantenimiento en las instalaciones, aunque difícilmente puede durar esa situación cuando aparece la duodécima versión de Ultrón en escena. Tras dejar la vida superheroica, Pym intenta centrarse en los tubos de ensayo, pero el error más grande que cometió en el pasado, algo que le perseguirá el resto de su vida, le sigue hasta la costa californiana en una compleja trama que involucra al Hombre Maravilla, el Segador, la Visión, Ultrón y él mismo, donde tenemos uno de los episodios del intenso drama familiar que une sus vidas. Una vez más, vuelve a surgir ese complejo de Edipo cibernético, junto al enrevesado triángulo sanguíneo que forman Simon, Visión y Eric donde, en esta ocasión, tenemos un giro importante que sirve para estrechar vínculos entre algunos y zanjar ciertos temas entre otros; aunque como todos sabemos esto es un tema cíclico. Cabe destacar especialmente el punto de inflexión que supuso esta saga en la vida del Hombre Maravilla, que sale prácticamente como un hombre nuevo. Lo mismo sucede con la pareja formada por Wanda y Visión, que han dejado atrás la intolerancia social y están enfocados hacia una vida de amor. Este es un tema que quizá pase desapercibido entre la marabunta de tramas que se desarrollan en estos números, pero Englehart hace especial hincapié en la crítica hacia una sociedad que rechaza todo aquello que es diferente y que no comprende ni hace el esfuerzo por comprender. Al fin y al cabo ese era el tema central de la primera miniserie protagonizada por el sintezoide y la mutante, cuyo amor parecía imposible. La famosa historia de "Hasta un androide puede llorar" estaba evolucionando a pasos agigantados hacia el siguiente capítulo lógico del matrimonio, algo que desarrollaría el propio Englehart en la maxiserie.

Sin lugar a dudas, el problema paterno filial y las complejas conexiones mentales entre los protagonistas son el epicentro de este volumen, cuyo nombre no podía ser más acertado. No obstante, el de Indiana añade muchos contenidos en forma de subtramas que aportan ese aire típico de culebrón cuyo telón de fondo es ahora un rancho en Palos Verdes, en lugar de una lujosa mansión en la Gran Manzana. Pym no solo deberá lidiar con ese hijo presuntamente pródigo, sino que tendrá que desentrañar el misterio del nuevo Goliat, encarnado en la figura de Eric Josten, recuperando un tema pendiente de una aparición del grupo previa a la serie regular. Englehart se convierte en un perfecto ejemplo de cómo ha de ser la continuidad en el Universo Marvel, empleando herramientas narrativas que hoy día han quedado en desuso. Esto se hace más patente aún si cabe con una trama que gira en torno a Tigra, otro de los componentes del grupo que tendrá mucho protagonismo a lo largo de este tomo.

Tras dejar atrás el crossover que abarca los dos primeros números de la colección tanto de esta cabecera como de la protagonizada por el matrimonio vengador, tendremos un poco más de espacio para centrarnos en la figura de Greer Nelson, cuyo lado felino parece estar superponiéndose a su lado humano. De ese modo, Tigra muestra cambios de humor constantes y una desenfrenada pasión por todo hombre que pasa cerca de ella. Hasta el momento parecía que había algún tipo de incipiente relación con Simon Williams, pero la entrada en escena de Henry Pym añade un nuevo elemento a la ecuación. Incluso Tony Stark, ya recuperado de su adicción alcohólica y bajo una nueva armadura, parece sentirse atraído por esta mujer que se convierte en una especie de faro sexual para prácticamente todos los hombres del grupo. A esto hay que sumarle una falta de confianza sobre las capacidades de sus poderes o su aportación a la formación. De hecho, este fue el motivo que propició su marcha en el pasado. No obstante, Englehart aprovecha esta situación para, primero, enfrentarla con Kraven y, después, utilizarla como excusa para introducir a los Vengadores en el terreno sobrenatural.

Si nos fijamos bien, el guionista mantiene uno de los pilares básicos de cualquiera de sus obras como es el desarrollo de los personajes, pero en esta etapa tiene tendencia a buscar territorios menos convencionales para un título de estas características. La primera señal la podemos ver en la compañía en la que se presenta Ultrón, como es el caso de Garra Negra, un sacerdote vudú capaz de resucitar a los muertos, convirtiéndolos en zombis. La presencia de secundarios como Morbius, Jack Russell y el libro de Darkhold, incluso la recién llegada Ave de Fuego ratifican esa sensación. De ese modo, el grupo deberá trasladarse al hogar del Pueblo Gato para intentar ayudar a Tigra en sus problemas de control, cuya solución quizá implique violar una de las reglas más importantes de un vengador: no matar.

Otro de lo argumentos principales de estas historias gira en torno a la elección de un sexto miembro del grupo. Una vez descartados Henry Pym, Wanda y Visión, Ojo de Halcón centra su atención en todos aquellos que se pasan por la colección. Curiosamente, nadie se fija en Ave de Fuego, posiblemente debido a que Clint está empeñado en convencer al sobrino favorito de la tía Petunia, que tras dejar a los 4 Fantásticos prefiere la soledad. A pesar de todo, acabará acompañando al grupo en su enfrentamiento contra Pandemonium, otro ejemplo de la tendencia sobrenatural que tiene la serie, y en la visita al Pueblo Gato, para suplir a Simon que trabaja en el rodaje de una película que parece una parodia de cierto bárbaro cimmerio; incluso a cierto actor que fue gobernador.

Siendo totalmente sincero, me esperaba algo mucho peor. Sin embargo, el arranque de la colección me ha parecido muy interesante y entretenido, mostrando la faceta buena de Englehart, centrado en crear historias que giren alrededor de los protagonistas y una sensación constante de serie regular con mucho contenido. No se puede negar que tiene cierto sabor añejo, pero creo que aún hoy en día es perfectamente disfrutable para aquellos aficionados del grupo y su dilatada historia. Además, el guionista explota al máximo sus conocimientos de la historia de los Vengadores y del Universo Marvel en general, aumentando la sensación de universo de ficción cohesionado que tanto quieren vender ahora a base de eventos. Si bien es cierto que tenemos el inicio de dos cabeceras con un crossover, donde hay un exceso de páginas para desarrollar la historia, todo cobra sentido cuando vamos descubriendo a los protagonistas de la saga y su nexo de unión, aludiendo a una de las premisas clásicas en la que los Vengadores son como una familia, dando una vuelta de tuerca al concepto. Argumentalmente no le puedo poner demasiadas pegas, habrá que ver como se desarrolla todo en el siguiente volumen, pero si aguanta en este nivel hasta la llegada de Byrne, quizá no hayan envejecido tan mal como pensaba estos tebeos, salvo en el apartado gráfico, por supuesto. Seré cauto por el momento, pero tras esta lectura, Englehart ha conseguido crear unos lazos que me aten hasta la siguiente entrega. ¿Puedes decir lo mismo?


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