EQUIPO CREATIVO:
Argumento: Stan Lee.
Guión: Larry Lieber.
Dibujo: Don Heck.
Entintado: Don Heck.
SINOPSIS:
Mientras el Hombre Hormiga se desplaza por la ciudad a tamaño diminuto, un telegrama cae sobre él, provocando que sea descubierto por el mensajero que lo portaba. Rápidamente, se forma una multitud de admiradores alrededor del héroe, y este llama a una de sus hormigas para alejarse de ellos. Poco después el mensajero lleva el telegrama a su destinatario, un científico llamado Elias Weems. Al leer el telegrama descubre emocionado que su nieto va a visitarle.
Una semana más tarde, Weems es despedido de la empresa dónde trabaja, y su jefe alega que necesitan jóvenes talentos y no viejas glorias como él. Totalmente desesperado y temiendo perder el respeto de su nieto, Weems decide hacer pagar a la sociedad su trato a los mayores. En su laboratorio personal idea un rayo capaz de envejecer los tejidos vivos en cuestión de segundos, convirtiendo a todo el mundo en anciano.
Tras probar con éxito su rayo sobre plantas, animales y humanos, envía una nota a nombre del "Amo del Tiempo" al departamento de policía exigiendo el control sobre la ciudad. Una de las hormigas de Henry Pym capta todo lo ocurrido y transmite el mensaje al superhéroe, que acude al encuentro de la policía para obtener información. Seguidamente, recorre varias empresas en busca del hombre que se halla tras la identidad del Amo del Tiempo. Finalmente, obtiene la pista adecuada tras hablar con el ex-jefe de Weems y se dirige al hogar de este.
El Hombre Hormiga se encara con el Amo del Tiempo, pero este le derrota rápidamente usando su rayo y provocando que envejezca en segundos, para a continuación atraparlo en una maceta. Sintiendo que tiene poco tiempo, Weems se dirige a la ciudad para lanzar un ultimátum. El Hombre Hormiga logra salir de la maceta volviendo a su tamaño normal y parte en busca de su enemigo.
En la ciudad, viendo que sus demandas no se han cumplido, el Amo del Tiempo emplea su rayo contra la multitud, envejeciendo sin querer a su propio nieto, recién llegado. Confuso, Weems suelta su arma, pero esta es salvada por las hormigas comandadas por Henry Pym. Recuperado el rayo, tanto el Hombre Hormiga como los ciudadanos son devueltos a su edad normal y el Amo del Tiempo es arrestado.
Durante el juicio a Weems, el Hombre Hormiga intercede por él y pide que no sea condenado, pues no es realmente un criminal. Finalmente, el jefe de Weems le readmite y recupera su puesto, para orgullo de su nieto.
EDICIONES ESPAÑOLAS:
Inédito.
DATOS IMPORTANTES:
Primera y única aparición del Amo del Tiempo, cuyo nombre real es Elias Weems.
Este número ubica las aventuras del Hombre Hormiga en una ciudad ficticia llamada Center City, lo que contradice algún detalle de números anteriores.
Este número es el primero en presentar una logoforma del Hombre Hormiga en la parte superior izquierda de la portada, en este caso un dibujo de cuerpo completo obra de Jack Kirby.
RESEÑA:
Primero de todo diré que ya tenía ganas de reseñar algún número de las aventuras superheroicas de Hank Pym, al que no visitaba desde su debut como científico encogedor de cosas y metepatas profesional. Desde entonces, el personaje ha evolucionado a una fuerza del bien respetada por el hombre de a pie del Universo Marvel.
Estamos ante el canto del cisne de Larry Lieber en la colección. El bueno del hermano de Stan pone punto y final a su trayectoria como primer guionista regular de la serie. Personalmente, creo que con sus más y sus menos, en este último número logra dar con la tecla adecuada.
El número empieza con una situación algo forzada que parece diseñada única y exclusivamente para mostrarnos el estatus del personaje.
Mientras el Hombre Hormiga camina entre una miríada de pies, le cae un telegrama encima. Cuando el mensajero recupera el sobre, ve al héroe, lo proclama a los cuatro vientos, formándose toda una multitud a su alrededor que le profesa admiración, pidiéndole autógrafos y entrevistas. ¡Qué diferencia con Spiderman! Está claro que las hormigas mandan sobre las arañas.
Y como en Marvel las casualidades están a la orden del día, el telegrama acaba llegando a un destinatario que está llamado a convertirse en el villano de la historia.
Así, conocemos a Elias Weems, un científico de más de 65 años (este es el mes de los malosos que peinan canas) de aspecto bonachón y sonriente, que descubre con alegría que su querido nieto va a ir a visitarle dentro de poco. Y sí, hasta ahora parece un personaje de La casa de la pradera más que un genio del mal, pero es que las cosas van a cambiar para él de golpe y porrazo.
Y es aquí dónde tenemos uno de los aspectos que más me han cautivado del número. Hasta ahora, el Hombre Hormiga se ha enfrentado a ladrones, científicos o espías con miras muy estrechas y personalidades muy comunes. Todos alejados de los criminales con extravagantes disfraces y superpoderes propios del género, lo que por cierto me lleva a preguntarme si es que a Lieber no le gustaban (con su marcha comienzan a proliferar cada vez más). Pero aquí tenemos algo muy distinto.
Elias Weems, el campechano hombre que acabamos de conocer, es despedido fulminantemente de su puesto de trabajo porque es viejo. Así se lo comunica su jefe. Ni más ni menos. Un tremendo golpe por parte de una empresa que ya sólo quiere jóvenes talentos dota a un hombre inofensivo de un odio repentino, acrecentado por la idea de que perderá el respeto de su nieto. Tan cruel como real. Me quito el sombrero.
Pero como he dicho antes, estamos en el Universo Marvel, cualquiera con ciertos conocimientos científicos puede convertirse en alguien letal. En el caso de Weems, su solución es crear un rayo capaz de envejecer los tejidos vivos en cuestión de segundos (se nos ofrece incluso un intento de explicación racional en cuya plausibilidad no voy a entrar), con una clara idea en mente: "Si los viejos no sirven para nada, ahora todos lo seréis".
Así, Weems pone a prueba su juguetito por toda la ciudad. Primero envejece un endeble y joven tallo hasta conseguir un enorme y viejo árbol. Seguidamente se desplaza hasta el zoo, dónde en unos segundos hace que un tierno bebé elefante supere en edad a su madre. Esta situación es observada (de nuevo las casualidades) por Henry Pym, al que descubrimos pensando en las utilidades que tendría para él comandar un ejército de elefantes en vez de hormigas... a este hombre a veces se le va mucho la olla. Por suerte para todos, el arma de Weems lleva incorporado un rayo inverso y el elefante vuelve a su estado normal. Pero para cuando Pym logra discernir que todo ha sido provocado ya está lejos de allí, envejeciendo a una muchacha de la calle, que provoca un gag bastante conseguido en el que un chico alerta a otros de que está pasando un auténtico bombón... y cuando ellos se giran es más bien una madurita…
Viendo que su invento es un éxito, Weems es contagiado por la megalomanía propia de esta época, aunque no aspira a conquistar el mundo, pero sí exige el control sobre la ciudad a la policía usando el seudónimo "Amo del Tiempo". Una hormiga que anda por la comisaría se entera de todo, alertando a Henry Pym.
El Hombre Hormiga entra entonces en acción y tenemos por enésima vez la secuencia en la que abandona su base saliendo disparado y aterrizando sobre un colchón de hormigas. Repetitiva e innecesaria esta escena.
Tras recorrer varias empresas siguiendo el pálpito de que el Amo del Tiempo debe ser un genio científico, logra dar con el ex-jefe de Weems. Cuando le cuenta lo del despido por vejez suma dos y dos y va directo hacia su casa.
Una vez allí, el Hombre Hormiga no puede hacer absolutamente nada, porque segundos después de hacer acto presencia Weems le dispara con su rayo, Convirtiéndolo en un anciano al que le viene justo mantenerse en pie. El Amo del Tiempo coge al desdichado Pym, le priva de su caso cibernético para que no pueda pedir ayuda, y lo lanza al interior de una maceta para encargarse de él más tarde. Lo cierto es que el papel del protagonista en este número es casi testimonial de principio a fin, sin apenas entrar en acción, permitiendo que Weems sea quien lleve la batuta.
Al menos se nos plantea un detalle en el que personalmente jamás había caído. ¿Por qué el Amo del Tiempo deja al héroe envejecido en una maceta y se marcha sin tomar más precauciones?
Porque el público cree que el Hombre Hormiga siempre es un hombre diminuto. Sus apariciones públicas, sus colaboraciones con la policía... siempre a tamaño de insecto. Nadie se ha planteado nunca que sea un hombre que puede encoger de tamaño a voluntad. Curioso cuanto menos.
Así, Pym simplemente tiene que emplear su gas de crecimiento para salir de la maceta y a continuación dirigirse renqueante en busca del Amo del Tiempo... quién ha dejado el casco cibernético junto a la maceta. Sigh.
El relato se acerca a su conclusión cuando un enloquecido Amo del Tiempo, viendo que sus demandas no se cumplen y siendo acechado por superhéroes decide disparar su rayo sobre la multitud desde una azotea, con la mala suerte de que su propio nieto recién llegado se haya entre ellos. Debido al shock de ver envejecer al muchacho, sus fuerzas le fallan y suelta el mecanismo... que es salvado por un nuevo colchón de hormigas formado por Pym mediante su casco.
Una vez el rayo en manos de los ciudadanos, todos ellos recuperan su edad (¿por qué no aprovechar para rejuvenecer unos añitos?) incluyendo al Hombre Hormiga, y Weems corre a abrazar a su nieto pidiéndole perdón por dejarse llevar por la venganza y la desesperación. A continuación Weems es arrestado y la historia acaba.
Bueno, en realidad no. Finalmente, los "malos" ganan y el auténtico protagonista de la historia es exculpado, recupera su puesto de trabajo y no pierde el respeto y admiración de su nieto, mientras que el Scrooge de la historia, su jefe, sufre una elegía, comprendiendo que no se puede juzgar a nadie por la edad.
Un bonito final para una historia del Hombre Hormiga... que casi se podría decir que pasaba por allí en todo momento.
VALORACIÓN:
Lo dicho durante toda la reseña. Una historia en la que la importancia del Hombre Hormiga brilla por su ausencia, limitándose a ser mero testigo de los hechos y cediendo todo el protagonismo al Amo del Tiempo. Un villano diferente, aunque sólo sea porque su razón de ser, el desprecio hacia los mayores, sigue siendo algo real y candente hoy en día. Por lo demás, tampoco es para tirar cohetes y el final es algo inocentón.
En el apartado artístico, tenemos a un Don Heck como artista completo que cumple y poco más, aunque mostrando un resultado mucho mejor que cuando en el futuro también se entinte a sí mismo en la serie de Los Vengadores. Larry Lieber se despide con la historia del personaje que más me ha gustado hasta la fecha, y si tenemos en cuenta que este apenas interviene en ella, creo que estamos ante un problema bastante grave. Por suerte en el próximo número las cosas cambiarán y mucho.