EQUIPO CREATIVO:
Guión: Stan Lee.
Dibujo: Steve Ditko.
Entintado: Don Heck.
SINOPSIS:
La fábrica de armas de Tony Stark sufre una serie de sabotajes que provoca que sus productos destinados al ejército de Estados Unidos resulten defectuosos. El culpable es Bruno Horgan, antiguo competidor de Tony que vio como su negocio fracasaba al presentar Stark un informe sobre la escasa calidad de sus materiales. Tras descubrir por accidente un rayo capaz de fundir cualquier estructura de metal, Horgan logra miniaturizarlo en una pequeña unidad y utilizarlo para adoptar la identidad del Fundidor y sabotear a Stark.
El propio Tony sufre un encontronazo con el Fundidor, quien le deja inconsciente mientras se dirige a la central energética de la fábrica. Tony despierta muy debilitado, pero gracias a la ayuda de Happy Hogan y Pepper Potts logra llegar hasta su despacho y recargar su placa pectoral. El Fundidor alcanza la central energética con la intención de fundir los generadores y la alarma del complejo salta, momento que aprovecha Stark para enfundarse su armadura e ir a por el villano.
Iron Man y el Fundidor se encaran y este último logra derretir rápidamente la parte de la armadura del brazo izquierdo del héroe. Temiendo por la integridad de su placa pectoral, Iron Man huye rápidamente valiéndose de unos imanes para romper una tubería y formar una cortina de gas caliente, circunstancia que el propio Fundidor aprovecha para escapar.
Stark pasa la siguiente noche buscando desesperado una manera de contrarrestar al Fundidor. Al día siguiente, recibe una importante llamada del congreso, que le pide acudir a Washington cuanto antes. Los miembros del congreso le piden explicaciones a sus productos defectuosos y que encuentre una manera de arreglarlos, a la vez que desestiman la existencia del Fundidor.
Tony regresa a su fábrica para fabricar una nueva armadura completamente hecha de aluminio con la que combatir al Fundidor, quien no tarda en personarse de nuevo en el lugar. Iron Man y el Fundidor comienzan a combatir de nuevo, pero para sorpresa del villano su rayo no tiene ningún efecto sobre la armadura. Sintiéndose indefenso, el Fundidor comienza una precipitada huida que le lleva por toda la fábrica. Finalmente, tras tratar de que Iron Man caiga por un agujero en el suelo y no conseguirlo, el Fundidor atraviesa él mismo el suelo y escapa nadando a través del alcantarillado.
En este número tiene lugar la primera aparición del Fundidor, cuyo nombre real es Bruno Horgan.
Iron Man diseña por primera vez una armadura totalmente diferente a la habitual con alguna característica particular que le permite resolver una situación puntual. En este caso crea una armadura de aluminio.
RESEÑA:
Las cosas empiezan a ponerse serias. Kirby ha vuelto a Journey Into Mystery para contar las andanzas de Thor, el Dr. Extraño ha conseguido su propio serial... y Stan Lee por fin se convierte en guionista completo de casi todos los títulos, en vez de esbozar un argumento general y delegar en las no demasiado hábiles manos de guionistas como Robert Berns o su hermano Larry.
Tales of Suspense recibe nuevamente a Stan Lee, quién llega acompañado de Steve Ditko, cuya presencia supondrá en próximos meses un punto de inflexión para el personaje, demostrando que su influencia e importancia en Marvel no se queda simplemente en su encomiable trabajo para Spiderman o el Dr. Extraño.
Pero no adelantemos acontecimientos. De momento tenemos un número en el que Stan no se corta ni un pelo a la hora de entrar en materia. Hemos comentado muchas veces que casi todas las historias de Iron Man empezaban igual, con un repaso a las distintas vidas de Stark hasta la aparición de la amenaza de turno. Aquí es diferente, y solamente en la primera página se descubre que los tanques fabricados por Tony han sido saboteados, y el propio Stark es noqueado en su fábrica por el villano de la historia.
¿Y a quién tenemos en esta ocasión? A nada más y nada menos que el Fundidor, un personaje seguramente nacido de una de esas asociaciones de ideas simples a las que acostumbraba Stan de vez en cuando. ¿Quién podría derrotar a un hombre araña? Pues un Escorpión. ¿Cuál sería la mejor defensa contra Thor? Alguien que pudiera repeler su martillo como el Hombre Radioactivo. Y, en este caso, ¿ante qué estaría indefenso Iron Man? Ante alguien que pudiera fundir su armadura, ni más ni menos.
Si en los dos anteriores números hemos tenido un ex-empleado despechado (Jack Frost) y una contrapartida ideológica (Dinamo Carmesí), en este caso nos encontramos ante un antiguo competidor profesional de Stark, Bruno Horgan, cuya carrera se fue al garete cuando Tony presentó un informe que demostraba que sus materiales eran de calidad bastante dudosa.
Así pues, la venganza pura y dura es la única motivación de Horgan, quien por esas casualidades que tanto abundan en el Universo Marvel, apenas unos días después de jurar venganza contra Stark descubre por accidente en su laboratorio un poderoso rayo capaz de fundir el hierro en cuestión de segundos.
Horgan se enfunda un traje horroroso... en serio, es horrible desde un punto de vista estético. Los diseños de Ditko suelen perdurar durante décadas, y a la mayoría de villanos de Spiderman me remito, pero en este caso no da con la tecla. Además, es escasamente funcional, alguien que depende de un rayo disparado desde su pecho no debería llevar una capa tan grande que entorpezca sus movimientos. De esto se daría cuenta George Tuska bastantes años después, rediseñando al personaje y deshaciéndose de ella.
Y aunque en este número no hemos tenido un inicio típico, no falta la habitual escena en la que Tony queda maltrecho y necesita una recarga desesperadamente. El Fundidor pasa olímpicamente de él y le deja inconsciente en el suelo mientras sigue saboteando la fábrica, bien por sentirse superior o bien porque a Lee y compañía no les serviría de mucho un héroe muerto.
Happy y Pepper entran en escena para ayudar a Tony a llegar hasta su despacho, dónde nuestro héroe se encierra para conseguir la ansiada recarga. Desde luego, la imagen que deben tener sus empleados de él debe ser de un millonario frío y huraño como poco.
Una vez concluido este pequeño inciso y con Stark completamente operativo, comienza el esperado enfrentamiento. El Fundidor alcanza la central energética de la fábrica y comienza a usar su rayo sobre los preciados generadores, lo cual activa la alarma y propicia que Iron Man entre por fin en escena.
El resultado, como podemos observar, es un Iron Man completamente indefenso ante el poder del Fundidor. Un solo disparo y un par de segundos le han bastado al villano para hacer desaparecer la parte de la armadura que recubre el brazo izquierdo de nuestro héroe.
Si nos ponemos en situación, y a pesar de que en la portada pasaba básicamente lo mismo (mientras escribo esto acabo de darme cuenta de que Iron Man ya no lleva la antena que Kirby le dibuja en la portada), es un momento impactante de verdad. La mayoría de nosotros ya hemos leído a nuestros héroes pasar por infinitas penurias y derrotas, pero aquí todo era muy nuevo y ver a alguien incapacitar con tanta facilidad a alguien tan poderoso como Iron Man debió impresionar bastante a los lectores de la época.
Tan tensa es la situación que Iron Man no ve más salida que huir, usando los imanes que tanto empleaba en aquellos tiempos para reventar una tubería, y crear una cortina de humo caliente que también obliga a marcharse al Fundidor.
El pobre Tony pasa entonces a obsesionarse con encontrar una manera de derrotar al Fundidor. Unas pocas viñetas en la que podemos ver al personaje desesperado, frágil, dubitativo... en resumen, humano. Y se agradece bastante.
Un nuevo día llega, y aunque los recientemente incorporados Happy y Pepper no están jugando un papel predominante en este relato, podemos observar como la secretaria y el chófer destacan especialmente su gran fidelidad a Tony. Ambos han pasado la noche en vela junto al despacho de su jefe por si necesitaba su ayuda.
Una escena de calma que simplemente precede a una nueva parte de la tormenta que acosa a Stark. Una llamada de Washington hace que el playboy deba personarse rápidamente en la capital para dar explicaciones sobre los problemas en sus instalaciones y sus productos cada vez más defectuosos. En este momento es cuando, una vez más, empiezo a dudar de la cordura de los meros mortales del Universo Marvel, y es que los miembros del mismísimo congreso dudan de la existencia del Fundidor, diciéndole a Stark que es una excusa barata o una alucinación suya. Monstruos verdes desbocados, invasiones atlantes o mutantes que toman bases de misiles... nada es nunca suficiente prueba de seres superpoderosos.
Pero no hay mal que por bien no venga, y las dolorosas acusaciones del congreso son el último empuje que necesitaba Tony para coger el toro por los cuernos y poner fin a los sabotajes del Fundidor como sea.
Con una aparente solución que el lector de momento desconoce, Stark vuelve a vestir su armadura con energías renovadas. Su primer objetivo es tratar de reparar el daño causado en los generadores, ya que al fin y al cabo no puede enfrentarse al Fundidor hasta que aparezca de nuevo.
Pero aquí llegan las casualidades de nuevo, y justo en ese instante el Fundidor decide darse un último paseo por la fábrica de armas antes de dedicarse, según sus propias palabras, a metas mayores. Ver a Iron Man consiguiendo poco a poco restablecer los generadores le mete el miedo en el cuerpo, por lo que decide entrar como un elefante en una cacharrería para el enfrentamiento final.
Y, por supuesto, Happy y Pepper están en el sitio equivocado en el peor momento.
El combate se inicia de nuevo, pero... ¡Sorpresa! La armadura sigue intacta tras recibir un disparo a bocajarro que debería permitirnos ver a Tony en ropa interior. Parece que el Vengador Dorado ha acertado con la solución que todavía desconocemos y el pobre Fundidor entra en la típica fase de titubeos y frases del estilo "¿Cómo es posible?".
Pero, como decía, Happy y Pepper también andan por ahí, y los pobres son un objetivo fácil para que el Fundidor cree una distracción que le permita huir con el rabo entre las piernas. En este caso deja caer sobre ellos una enorme piedra sujetada por una grúa... No sé qué hace eso en una fábrica de armas, la verdad.
Iron Man logra salvar a la parejita, y las tres páginas que quedan de número no son más que una persecución entre ambos enemigos. El Fundidor trata de que Iron Man caiga por un agujero en el suelo, pero al final decide que quizá sea mejor usar ese método él mismo y se lanza a las alcantarillas para alejarse nadando. Cosa para la que también estoy segurísimo de que una capa como la suya no sirve de ninguna ayuda. Lo dicho, que es un diseño horrible.
Y así acaba el día... Ah sí, aún nos queda por averiguar cual era la solución milagrosa, por qué la armadura no se fundía. La respuesta es tan simple como chocante: Tony se hizo una armadura nueva compuesta íntegramente por aluminio. No hierro = No fundición. Así que señores, nos veremos el mes que viene para seguir las increíbles andanzas del Hombre de Aluminio.
VALORACIÓN:
Número entretenido, cumplidor y poco más, que, una vez más, destaca especialmente por presentar a un personaje de importancia como es el Fundidor. Es un paso adelante en calidad en comparación con la mediocridad imperante en historias anteriores, pero no es nada especial. Inicio, nudo y desenlace, este último tan original como rocambolesco.
A los lápices se encuentra Steve Ditko, pero queda totalmente enmascarado por las tintas de Heck. Tanto que leyendo la historia sin consultar los créditos es casi imposible acertar que se trata del co-creador de Spiderman, es cuando ya se hace un esfuerzo cuando podemos observar algunos de sus detalles característicos. Todo esto sumado a que en el cajetín de créditos leemos "Interpretado por Steve Ditko" y "Refinado por Don Heck" parece indicar que Ditko sólo hizo los bocetos.