MARVEL GOLD IRON MAN: EN LA CARRETERA
por Óscar Rosa Jiménez


Esta semana volvemos a hablar de otro volumen dedicado a recuperar la etapa de Dennis O'Neil y Luke McDonnell al frente de la cabecera del Hombre de Hierro durante la década de los ochenta, que en aquellos momentos se acercaba a su ecuador. Tras la recuperación de Tony Stark comienza un importante punto de inflexión en su vida, mientras James Rhodes continúa ejerciendo el papel de Vengador Dorado, aunque está lleno de inseguridades, algo que será el detonante de una fisura en la vieja amistad de ambos. Ser Iron Man en ausencia de Tony era una pesada carga que parecía haber llegado a superar, hasta el punto de que ahora se siente muy ligado a la armadura, aumentando en su interior un miedo profundo a perderla. Esto provocará que se vuelva demasiado impulsivo, además de presentar una actitud no demasiado amistosa con sus amigos. La evolución del personaje sigue su paulatino desarrollo en manos de O'Neil, que durante toda su etapa ha centrado sus esfuerzos en situar a Jim en primera línea, convirtiéndose en el germen del nacimiento de un nuevo héroe, que acabará integrado en el Universo Marvel, dejando su papel de eterno secundario.

Como ya sucediera en el anterior volumen de la colección, se nota cierto descenso de calidad con respecto al inicio de esta etapa. O'Neil mantiene la estructura de serie regular típica del formato televisivo, en el que cada capítulo es más o menos autoconclusivo, a pesar de mantener un hilo conductor de fondo a través de pequeñas subtramas. Si bien es cierto que nos deja un puñado de tebeos muy entretenidos y realizados con mucho oficio, The Invincible Iron Man está lejos de situarse a la altura de otros títulos coetáneos de la Casa de las Ideas. Aunque hay que reconocer que el guionista explora elementos tan importantes e interesantes como el cambio del hombre bajo la armadura o la segunda crisis alcohólica de Tony, mucho mejor desarrollada que la que se produjo durante la década de los setenta, otros aspectos quedan un poco deslucidos. Los enemigos elegidos en esta fase están carentes de cierto carisma y no transmiten una sensación de peligro real, más bien todo lo contrario. Es decir, sirven al objetivo de hacer aún más destacable si cabe lo incompetente e inseguro que se vuelve Jim bajo la atenta mirada de un Tony que está en plena rehabilitación, intentando superar sus propios errores. En sus ansias por demostrar que es merecedor de seguir siendo Iron Man, comete los mismos errores que llevaron a caer en el abismo de la bebida a su amigo.

Es obvio que la épica no es uno de los fuertes de esta etapa. Prácticamente centrada en explorar el drama humano de Tony o la superación personal de Jim, estamos ante una cabecera que se esfuerza por trabajar el tratamiento y desarrollo de los personajes para construir historias sobre ellos. De ese modo, se nos presenta un trabajo sólido en ese aspecto, mientras otros más propios del género flaquean y pueden llegar a ser un poco insulsos. Pero también hay que dejar claro que en ningún momento son historias realmente aburridas, ya que cumplen con unos mínimos de entretenimiento, incluso tienen algunos momentos interesantes, pero en líneas generales carecen de esa fuerza y calidad global que tenían otras etapas de la época, resultando normal que esta quedara relegada a un segundo plano. En otro momento temporal, incluso en la misma actualidad, una serie así podría estar por encima de la media, porque al fin y al cabo no son malos tebeos, pero en una década tan gloriosa como la de los ochenta, lo tenía especialmente complicado para destacar, siendo una etapa muy discreta y funcional. No obstante, debo decir que a mí esta serie me gusta bastante, posiblemente porque pone por delante al ser humano en lugar de al superhéroe, consiguiendo que el lector empatice con los personajes, algo que cada vez cuesta más ver en una serie de Marvel.

Uno de los aspectos más importantes del trabajo de O'Neil es la forma en la que traza argumentos de largo recorrido. El conflicto con Obadiah Stane es un buen ejemplo de ello. Un tema que, por cierto, se recupera en los compases finales del tomo. Otro enemigo recurrente es el Zodiaco, a través de su encuentro anterior con Tauro, el líder de este sindicato del crimen que se ha enfrentado en multitud de ocasiones a los Héroes más Poderosos de la Tierra. Siendo totalmente sinceros, el enfrentamiento del cártel criminal con Iron Man está un poco forzado, ya que en su encuentro anterior Jim le salvó la vida a Tauro, pero por miedo a que hubiese descubierto algo sobre ellos, éste decide iniciar una serie de atentados durante el viaje de los cuatro futuros miembros fundadores de una nueva empresa que pretenden levantar en California, entre los que se encuentran Tony, Jim y los hermanos Morley Erwin y Clytemnestra, los principales secundarios de la serie en esos momentos. De ese modo, al más puro estilo road movie, nuestros protagonistas se verán envueltos en una aventura por partida doble. No solo deberán solventar los problemas que conlleva construir una empresa desde cero, sino que tendrán que vérselas con algunos de los miembros del Zodiaco, empeñados en eliminar a Iron Man por motivos no demasiado comprensibles.

Llegados a este punto, Jim comenzará a mostrar cierta inseguridad sobre sí mismo, principalmente cuando Tony, mucho mejor conocedor de las prestaciones de la armadura que él, le indica como afrontar ciertos problemas que le surgen. A partir de ese momento, y como si O'Neil quisiese enfatizar la compleja situación emocional del antiguo piloto, comienzan a surgir enemigos de nuevo cuño, con ciertos niveles de poder, pero claramente abocados a ser unos eternos segundones dentro del organigrama formado por los villanos del Universo Marvel. Bajo estas circunstancias debuta Vibro. Alton Francis Vibreaux es un profesor de geología, originario de Luisiana, que desarrolló un arnés magnético que le permitiría realizar mediciones de presión en las líneas de falla desde el interior. Presionado por Franklin Fortney, Vibreaux utiliza su invento en un experimento de alto riesgo en la falla de San Andrés, el cual acaba en un accidente que le da sus poderes. Cegado por el odio a Fortney, provocará la destrucción de una plataforma petrolífera de éste, llamando la atención de Iron Man. A partir de ahí, tanto su inquina personal como su desequilibrio mental le llevan a enfrentarse al Vengador Dorado, que no se encuentra en su mejor momento, todo hay que decirlo.

Posteriormente, O'Neil rescata a los Hermanos Grimm, pero no a los originales villanos, sino a una nueva versión que se enfunda los trajes de estos. Se trata de Barton y Percy Grimes, dos hermanos que adquieren un viejo teatro en el que encuentran los uniformes de los antiguos villanos, los cuales les otorgan poderes de naturaleza mágica. A pesar de ser novatos en el negocio de la delincuencia, Jim tendrá serios problemas con ellos, siendo Tony el que consiga salvar la situación, provocando que aumente la distancia entre ambos amigos. A fuego lento, el guionista cocina una rivalidad nacida del miedo y la inseguridad personal de Jim, pero que se transforma en odio y en unos irrefrenables celos de su amigo.

Y para terminar este desfile de villanos de tercera generación, por lo menos, O'Neil nos presenta a Termita, un escultor mutante con las capacidades de disolver cualquier sustancia que toca. Sus habilidades surgieron de forma inesperada un día cualquiera y las emplea para buscar fondos, de manera ilegal y trabajando como saboteador industrial, para comprar una montaña y poder construir la mayor estatua del mundo. Sin lugar a dudas, un personaje digno del serial de Tales to Astonish protagonizado por Hank Pym, que servirá para poner de manifiesto que la actitud de Jim lo ha vuelto peligroso tanto para él como para los demás. Una situación que pone a Tony en la tesitura de tener que plantearse si Jim debe dejar de ser el nuevo Iron Man, para que vuelva el viejo y original cabeza de lata.

El tomo también incluye el séptimo anual de la serie, situado en su lugar cronológico. Esta historia se publicó anteriormente en Marvel Gold Vengadores Costa Oeste: Reunión, por considerarse un capítulo perdido en la trayectoria de este grupo durante sus inicios. Como ya comentaba en su día (Artículo 78), en aquel momento me parecía un extra innecesario, algo que cobra fuerza al releerlo en su lugar correspondiente. No solo porque sirve para seguir viendo el desarrollo de la ruptura entre Tony y Jim, sino porque la presencia de los Vengadores Costa Oeste se produce de manera testimonial. El peso del relato recae sobre Erik Josten, convertido en el nuevo Goliat del Universo Marvel, esta vez en el lado de los villanos; un personaje que con el paso del tiempo acabaría cambiando de bando, por obra y gracia de Kurt Busiek.

Con este tomo, se hace patente, aún más si cabe, las principales características de una etapa que se fundamenta en historias de largo recorrido y el desarrollo de los personajes, teniendo muy presente un interés por explorar el cambio y sus consecuencias. Hemos podido asistir a una dura crisis alcohólica, una OPA hostil contra Industrias Stark, el cambio de identidad del hombre bajo la armadura y el nacimiento de una nueva empresa, mostrando de nuevo a Tony como un hombre hecho a sí mismo. Ahora se acerca la fase final en la que dos viejos amigos podrían convertirse en enemigos. ¿De qué lado estás?


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