Tras un lapso de tiempo más largo del deseable, Panini retoma en su línea editorial Marvel Gold de tapa dura las aventuras de Thor. Ello nos permite analizar el nuevo tomo, tercero hasta el momento, aunque ya hay anunciado una nueva entrega que saldrá a mediados de 2018. Como nunca está de más recordar de dónde venimos, emplazo al lector a revisar los artículos correspondientes al primer tomo y al segundo tomo de los publicados hasta el momento. En el presente artículo hablaremos del tomo titulado... por Óscar Abellás Entramos por tanto en una etapa de madurez narrativa en dónde se han ido presentado los personajes secundarios, los villanos, la mitología e incluso las formas narrativas (tanto gráficamente como en guión) que definen la serie. Asentada por tanto la colección, se ha pretendido llevarla a un nivel más alto de épica aunque en este caso se prescinde de usar mitología clásica y echar mano de la propia creada por Marvel. Para ello se hace uso de un personaje que produjo gran impacto en su debut en la serie de la Primera Familia y que en su momento dio el pistoletazo de salida de todo el universo de ficción disfrutando de una de las mejores etapas de su historia, de la cual surgió entre otros Galactus. La apuesta sin duda era arriesgada por cuanto ambos contendientes distan mucho de ser igual de poderosos, por lo que se optó más por una historia de tintes filosóficos antes que la acción y la adrenalina. Así las tres primeras historias correspondientes a The Mighty Thor #160-The Mighty Thor #162 resultan un aperitivo para lo que vendría luego. Se nos muestra las motivaciones de esta fuerza cósmica, su forma de vida e incluso parcialmente su origen, algo sobre lo que se volverá a incidir más adelante de forma completa. Antes de eso, las andanzas del rubio asgardiano nos llevarán a aventuras más mundanas pero que no olvidan los orígenes mitológicos del personaje. En The Mighty Thor #163 y The Mighty Thor #164 viviremos una aventura más convencional pero no por ello de escaso interés. En este caso, tanto Thor como su amada Sif lucharán codo con codo frente a Plutón. Hay desplazamientos temporales y una raza de mutados que dan interés a la historia, pero sobre todo un secundario al que continuamente se menciona pero que no aparece en la historia hasta finalizar la aventura y vencer al villano. Ese desconocido invitado es nada más ni nada menos que Adam Warlock cuando aún no era conocido por ese nombre sino simplemente como Él. Según se nos cuenta en esta aventura que abarca las dos siguientes entregas de la serie, Él se encontraba confinado en un laboratorio a causa de la intervención del Vigilante, ya que lo capturó vagando por el espacio, y a fin de no alterar nada por sus acciones lo devuelve a la Tierra. La versión que tenemos aquí del personaje es la primigenia de un hombre perfecto llevado al límite de su capacidad, pero con acciones propias de quién no ha tenido años para madurar. En el presente caso se apodera de Sif con el ánimo de que sea su compañera, cosa que evidentemente no es del agrado del Dios del Trueno, que tras una cruenta batalla prevalece. Pero precisamente la victoria trae una mala noticia, por cuanto el protagonista ha caído bajo el influjo de la locura del guerrero, algo proscrito y que conlleva un duro castigo. Será en The Mighty Thor #167 dónde se le ordenará partir a la búsqueda de Galactus, una misión que le puede llevar toda la eternidad. Antes de eso, el bravo Balder cae por los hechizos de Loki y de Karnilla, la reina Norn que está enamorada del valiente asgardiano. Solo Donald Blake puede llevar a cabo la operación por lo que acude a Midgard, donde su hermanastro le arrebata el bastón que le da acceso al poder de Thor. La aventura se resuelve rápido por la intervención del Padre de Todos que le recuerda al Dios de las Mentiras que quién porte el poder será el que deba acometer la búsqueda de Galactus, algo a lo que no está dispuesto Loki. Recuperado el poder y realizada la operación que salva a Balder, nuestro protagonista pasa a su importante misión. Los números correspondientes a The Mighty Thor #168 y The Mighty Thor #169 son de una importancia capital no solo para la serie sino para todo el Universo Marvel. En los mismos se explica de forma pormenorizada el origen de Galactus y se asienta de forma definitiva su presencia como fuerza elemental del Universo de ficción de la Casa de las Ideas por encima del bien y del mal, y que será el status quo del personaje en sucesivas apariciones. Paralelamente a la aventura cósmica, los amigos de Thor se ocupan de defender Midgard de cualquier amenaza que pudiera surgir. En el presente caso nos encontramos con el Hombre Térmico, un poderoso ser artificial creado por los comunistas para acabar con la democracia. Tras la vuelta del Dios del Trueno tras su encuentro cósmico, acaba finalmente venciéndole en The Mighty Thor #170. Tras todas estas idas y venidas, entramos en un ciclo de cuatro aventuras autoconclusivas que realmente sorprenden a estas alturas de la serie, dado la estructura que se venía manteniendo. Rara era la trama que al menos no duraba dos números, pero es que lo habitual era que en cada aventura se fueran poniendo los cimientos de la siguiente, transmitiendo la sensación de historia-río que favorecía a la narración. Sobre este bloque de historias autoconclusivas hay poco que mencionar. No tienen un mal nivel y permiten recuperar villanos como el Destructor o Ulik e incluso utilizar personajes habituales de aquella época como el Circo del Crimen. Incluso Jane Foster tiene su participación en una aventura, en la cual se pone de manifiesto que ha quedado atrás su faceta como interés romántico del protagonista. Pero en todo caso, a partir de The Mighty Thor #175 volvemos a la tónica habitual y se nos brinda una historia de tres números a la antigua usanza, mezclando elementos clásicos de la serie como son el ataque devastador a Asgard, la indisponibilidad de Odín dada su necesidad de recuperarse a través del Sueño de Odín y los manejos en la sombra de Loki que, en esta ocasión, le permiten alzarse como gobernante de los asgardianos. Por si todo ello fuera poco, tenemos la vuelta de otro villano de primer nivel como es Surtur. La historia no llega a la altura de anteriores aventuras similares a la presente, pero es un digno colofón para la despedida de Jack Kirby, el cual aún tendría oportunidad de trabajar en la serie, pero se despide como dibujante regular al finalizar The Mighty Thor #177. Sobre la historia, la resolución es la habitual formula de épica asgardiana, con el retorno de Odín para solucionar el entuerto, pero nos deja una lectura muy entretenida. Tras la salida de Kirby, se sienta en el tablero de dibujo John Buscema. La idea inicial era que ambos se intercambiasen sus posiciones en las colecciones que tenían asignadas, pasando el Rey a ocuparse de Silver Surfer, si bien el cierre de su colección lo hizo imposible. Sea como fuere, el sustituto elegido era uno de los pesos pesados de la editorial y aunque en The Mighty Thor #178 no hace su mejor trabajo, da buenas muestras de que es una serie que se amolda a su estilo. A pesar de ello, el frustrado desembarco de Kirby en las andanzas de Estela Plateada le lleva a encargarse del principio de una trilogía en The Mighty Thor #179 pasando las últimas dos entregas a cargo de otro nombre ilustre como es el de Neal Adams. Esta trilogía nos lleva de la mano a una tópica aventura de intercambio de cuerpos entre el protagonista y un villano (en este caso Loki), pero en esta ocasión aderezada con una interesante intervención de Mefisto, incluyendo una incursión en sus dominios. Destacar que Neal Adams está a un nivel fantástico en esta etapa de su carrera, algo que demuestra aquí a pesar de que su presencia aquí es meramente de trámite. Finalizamos el tomo con The Mighty Thor #182 y The Mighty Thor #183, que nos trae a un villano de una importante categoría como es el Doctor Muerte. La vuelta al lápiz de John Buscema nos trae una aventura no especialmente brillante en su guion, con una caracterización del villano especialmente floja, pero gráficamente potente, sobre todo en lo que al enfrentamiento físico entre ambos titanes se refiere. Como valoración final, de los tomos publicados hasta ahora, éste sin duda es el más flojo en lo que se refiere a su faceta argumental. La gran baza que tiene es la saga de Galactus y en menor medida las relativas a Asgard y Surtur, así como la del intercambio de cuerpos entre Loki y Thor. Ni mucho menos significa que estemos ante unas malas historias, al contrario, sino que no llegan al nivel ni del anterior tomo ni mucho menos a la gran saga épica del final del primer Marvel Gold en tapa dura del personaje. En todo caso, historia entretenida con especial mención, insistimos, en las historias relativas al Devorador de Mundos. Pero ahora hablemos de la parte gráfica, y es que aquí sí que destaca sobremanera el trabajo de Kirby, que sin duda está en su madurez creativa y técnica. La serie se configura con viñetas de grandes dimensiones y generalmente hay páginas dedicadas a una sola viñeta que deja ilustraciones impactantes y de gran belleza. En este sentido, el tomo sí gana a sus antecesores. La sensación que da el autor es que va total y absolutamente sobrado de talento y, posiblemente, estemos ante una de sus mejores épocas creativas. La evolución que se observa desde sus inicios en la colección hasta la parte final es abrumadora y digna de ser estudiada. También se permite hacer experimentos incorporando fotografías de fondo (una técnica que también usó en colecciones como Fantastic Four), que si bien no llegan a convencerme en exceso, tampoco me parecen desatinadas. En definitiva, si eres aficionado a Jack Kirby tienes que tener este tomo en tu estantería. Respecto al resto de dibujantes, tanto Buscema como Neal Adams cumplen de forma sobrada con el encargo. A pesar de la belleza del dibujo de John Buscema, y que personalmente me atrae tanto, el trabajo realizado por Adams es tremendamente efectivo con especial mención a la parte en la que interviene Mefisto. Un tomo por tanto que es totalmente recomendable. Es una lástima que el trabajo de Stan Lee no esté al nivel de sus dibujantes porque si no estaríamos hablando de una etapa superlativa. |
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