SPIDERMAN: BAJO LA MASCARA
Julian M. Clemente / Rubén Guzmán
El autor Julian M. Clemente presenta Spiderman: Bajo la máscara, la edición definitiva del primer y más completo libro sobre Spider-Man.

Todos los secretos del mayor personaje de ficción jamás creado. Descubre la historia oculta de Spider-Man. Las controversias alrededor de su origen, las grandes aventuras que han forjado un mito, desde los tiempos de inocencia hasta el amargo despertar del 11-S. Todo sobre sus amigos y enemigos, guionistas y dibujantes, las series de televisión y el salto del Hombre Araña al cine. Con un completo A-Z de personajes y una guía de lectura con todos los cómics de Spider-Man publicados a lo largo de sus cuatro décadas de historia.

A continuación podéis leer a modo de muestra algunos pasajes del libro Spider-Man: Bajo la máscara.

  • Sobre la marcha de Steve Ditko:

    "Por desgracia, si algo ha cambiado de verdad, y lo ha hecho de manera irremediable, es la relación entre Stan Lee y Steve Ditko. En 1965, está tan deteriorada que Lee pasa los argumentos a Ditko a través de mensajero. "Cuando yo llegué Marvel", recuerda Roy Thomas, "todos trataban a Steve Ditko con guantes de seda. Él y Stan llevaban meses sin dirigirse la palabra" (NOTA: Daniels, Les. "Marvel: Cinco Fabulosas Décadas de Comics". Pág. 129. Planeta DeAgostini. Barcelona, 1996). Según cuentan, la fuente primordial de discrepancias tiene que ver con el diferente enfoque que ambos autores pretenden dar a la serie. Mientras Ditko vuelca en ella toda su experiencia personal, Lee quiere llevar a Spider-Man por caminos menos complicados, hacerlo más romántico y heroico y menos extraño. La situación prosigue durante unos meses, pero el conflicto alcanza un punto sin retorno a causa de la identidad secreta del Duende Verde. El dibujante no está de acuerdo con que el villano sea uno de los personajes del reparto, ya que eso compromete la verosimilitud de la strip. Lee, en cambio, hace oídos sordos a sus opiniones y le remite un guión en el que se descubre que el Duende es Norman Osborn. Ditko se niega a dibujarlo y se marcha de Amazing, de Strange Tales y de Marvel. Ni siquiera quiere terminar la portada de su último número, montada a partir de viñetas interiores (AS 38).

    De esta manera abrupta queda roto el equipo que ha dado lugar al personaje más emblemático de la Edad de Plata de los Cómics, el que mejor ejemplifica las contradicciones de la época en la que le ha tocado nacer. La polémica de cuál de sus padres aporta más al trepamuros, si Lee o Ditko, resulta estéril. Su método de trabajo les obliga a tal compenetración que las fronteras entre quién inventa qué acaban por diluirse. Stan Lee no es un simple guionista, es también el arquitecto del Universo Marvel. Ditko tampoco es un artista que se limite a dibujar lo que le indican. Juntos han logrado que Spider-Man sea más humano que muchas personas reales. Mientras Ditko consigue que Peter Parker parezca realmente un asombroso Hombre Araña, Lee ha hecho de Spider-Man el único ejemplar de su especie rechazado por sus semejantes, obligado a coser, lavar y remendar su traje de faena, peleado con su jefe, sobreprotegido por su familia, necesitado de dinero y esquizofrénico a la hora de tomar con firmeza una decisión y, acto seguido, la contraria.

    ¿Qué hubiera pasado si Spider-Man, Stan Lee y Steve Ditko hubieran permanecido unidos? Nadie lo sabe, pero un análisis detallado de los momentos cumbre de su etapa conjunta hace pensar que tal vez las mejores páginas de Ditko quedaron en el tintero, que las grandes obras maestras a la altura de la saga del Planeador Maestro todavía estaban por llegar. Son puras especulaciones, porque el dibujante emprendió caminos muy diferentes, más comprometidos con su concepto de lo que debía ser la narrativa secuencial. Mientras, su creación daba el salto definitivo a la comercialidad, pero no sin antes renunciar a cierta magia, imposible de definir o de recrear, pero tantas veces imitada. Antes de marcharse, Ditko, verdadero Señor de las Artes Místicas, había lanzado un sortilegio sobre Spider-Man. Tal vez por eso, cada año que pasa, cada vez que alguien vuelve a releerlo, el Hombre Araña de Steve Ditko, lejos de caer arrollado por el paso del tiempo, cobra mayor frescura y actualidad."
  • Sobre Romita:

    "La llegada del nuevo dibujante supone la ruptura absoluta con el grafismo anterior. La serie enseguida abandona gran parte de su misterio y extravagancia para ganar en espectacularidad y glamour. La adolescencia de Peter Parker queda definitivamente enterrada. El Peter canijo y poquita cosa de Ditko renace de la mano de Romita. Se ha convertido en ese chico majo, estudioso y buena persona con el que toda madre querría emparejar a su hija. Amazing comienza a contar con el romanticismo como uno de sus elementos definitorios, algo inimaginable durante el imperio Ditko. Además de hacer a Peter más atractivo, Romita trasforma a la Gwen Stacy altiva y severa de números anteriores en un ser angelical e inocente del que cualquiera podría enamorarse. También se ocupa del diseño de Mary Jane Watson, futura señora Parker, e incluso quita años a la tía May, que, hasta ese momento, más que la tía de Spider-Man parece su abuela. Sorprendido por los cambios, Stan Lee llega a pedirle que los suavice, que no dibuje a Peter tan guapo. Pero Romita no puede evitarlo. No es un artista de lo sombrío y lo misterioso, como Ditko; es un artista de la luz, de un mundo que aparece perfecto bajo sus lápices.

    En cuanto a Spider-Man propiamente dicho, sus movimientos seguirán siendo imposibles, pero ya nunca más inverosímiles, sino gráciles y elegantes, tan superheroicos como los de otros personajes más convencionales. La figura estilizada anterior deja paso a una progresiva musculación. A los villanos clásicos se unen nuevos adversarios, como Rino o Kingpin. Mientras, la vieja caterva de enemigos arácnidos renueva su ferocidad, pero esta vez con una característica con la que nunca antes ha contado: elegancia. Incluso el Doctor Octopus, el Buitre o el Lagarto lucen una apariencia intachable. Nueva York no ha sido nunca tan real ante los ojos de unos lectores que pueden identificar calles y edificios. Romita dibuja la ciudad basándose en escenas de películas. El ambiente lúgubre anterior forma parte del pasado. La Gran Manzana resplandece. Y tal vez ésa sea la mejor palabra que defina el Spider-Man de John Romita: resplandeciente. Ello no impide que el lanzarredes conserve su pesimismo característico, su eterna queja por todo, pero Romita aprovecha ese elemento negativo: "Me encanta el personaje y la idea de un tipo que está metido siempre en líos porque piensa demasiado las cosas. Cuando introduces a Spider-Man en determinadas situaciones, la historia se escribe sola", explica. Basta con complicar la vida de Peter y buscar luego la manera de que escape del lío en el que esté metido, casi siempre relacionado con su identidad secreta.

    Entintado hasta 1968 por Mike Esposito (NOTA: Bajo el seudónimo de Mickey Demeo.), Romita cuida hasta el mínimo detalle. Por ejemplo, Spider-Man empieza repetidamente a llevar en la espalda una pequeña mochila de telaraña. Lee pregunta para qué sirve. "¿Dónde te crees que mete la ropa de calle?", contesta el dibujante. Preso de los detalles, no tarda en mostrar a Peter pegado a las paredes con los zapatos atados al cuello. "Lo creas o no", explica, "los lectores preguntan por qué sus suelas pueden pegarse a las paredes" (NOTA: "El arte de John Romita". Pág. 40. Planeta DeAgostini. Barcelona, 1999). Cuando Stan cuestiona que Peter siempre utilice jerséis de cuello alto en lugar de camisas abiertas, Romita no puede dar explicación más razonable: "¡Lleva el traje arácnido debajo!" Pero The Man no tiene tiempo para ocuparse de pequeñas minucias. Inmerso en sus ocupaciones editoriales, no tarda en dejar en manos de Romita las líneas argumentales básicas de la colección. "La mayoría de las veces, Stan hace que me meta dentro de los personajes, en lo que realmente los hace destacar. Pasamos el tiempo conspirando y pensando cómo harán ellos esto o aquello, cómo reaccionará ella, qué dirán ellos, cómo se sentirá él, etc. Los argumentos salen de eso. No hay notas, ni páginas mecanografiadas. Sólo charlas", cuenta Romita. Hasta tal punto Stan Lee deja de escribir una sola línea previa, que muchas veces basta con una indicación, "el mes que viene, Rino" ¡y a dibujar! El guionista deja manga ancha, sabedor de que Romita nunca hará nada que le disguste, o que se salga de lo que los lectores esperan. En buena lógica, a partir del AS 45, ambos autores dejan de figurar en los títulos de crédito por separado (Stan Lee: guionista, John Romita: dibujante) y pasan a hacerlo de manera conjunta.

    Resulta llamativo que, años después, Romita confesará su temor a verse incapaz de superar la sombra de Steve Ditko: "Otros artistas siempre recibían más correo. Durante mis dos primeros años, escribían a Stan diciendo: 'Me gusta el argumento, el humor, los secundarios, los villanos...' ¡¡Nadie hablaba del dibujo!! La gente me decía a la cara: 'Nos gusta lo que haces, pero, ¿cuándo va a volver Steve Ditko?' Consiguieron que me sintiera como un usurpador". En tal circunstancia y sin que nadie lo pida, Romita adopta algunos de los rasgos distintivos del anterior dibujante. Por eso, sigue dividiendo durante meses las páginas en nueve viñetas simétricas, tal y como hiciera Ditko. Una vez asentado en la colección, el número desciende a seis, hasta que al fin las inicialmente escasas viñetas a media página empiezan a ser habituales. "Sinceramente, estaba muy incómodo haciendo Spider-Man", afirmará en el futuro. "A lo largo de todos aquellos años, siempre me sentí como un artista invitado, como si no estuviera trabajando en mi propio tebeo. Era muy extraño, porque estuve en Spider-Man seis o siete años, mientras que Ditko sólo permaneció tres". Serán nobles preocupaciones, sin duda, pero en absoluto relevantes. Ditko jamás regresará. Además, la respuesta final del público mayoritario, de la mayoría silenciosa que no escribe pidiendo el regreso de Ditko pero que sí compra religiosamente el cómic cada mes, no puede ser más unánime. Durante la era Romita, Spider-Man mantiene sus antiguos lectores pese a que la strip ha cambiado su aspecto básico, pero también suma una nueva legión de seguidores que la impulsarán a primer plano de relevancia.
    Finalmente, comentar que existe una página web dedicada a este maravilloso libro: www.universomarvel.com/bajolamascara/

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