JACK KIRBY: EL REY HUMILDE
por Ángelus


Si le pedimos a cualquier aficionado de los cómics que mencione a los autores que dejaron huella en el género, raro sería ver el nombre de Jacob Kurtzberg, pero seguramente su seudónimo, Jack Kirby, sí aparecerá entre los destacados por méritos propios.

Aunque es conocido principalmente por sus proyectos en Timely/Marvel y DC, la carrera de Kirby está repleta de trabajos con menor repercusión, por ejemplo, trabajando en el estudio de Will Eisner. También están sus inicios en la animación de iconos americanos tales como Popeye o Betty Boop, una faceta que retomaría años más tarde con algunos de los personajes utilizados en sus cómics o participando como diseñador y consultor de series animadas, entre otros para Hannah Barbera, y en proyectos tan bizarros como Chuck Norris: Karate Comandos o Mister T (si has visto alguna de estas dos, sin duda alguna pasaste más horas de las debidas frente al televisor).

Nacido en 1917, Kirby se crió junto a su familia de origen austriaco en el Lower East Side, un barrio humilde que ayudaría no sólo a formar su carácter, sino que sería decisivo en su enfoque como dibujante. Él mismo ha explicado en alguna ocasión como la pertenencia, casi por obligación, a la banda de South Suffold y las numerosas peleas en las que se veía envuelto, le permitieron después trasladar esas vivencias de forma realista a las batallas que protagonizaban sus personajes como, por ejemplo, el primerizo Capitán América creado junto a Joe Simon para Timely en 1940.

El personaje puso en primera línea a un Kirby que poco más tarde sería llamado a filas para luchar en la Segunda Guerra Mundial, aunque no pudiera darle un puñetazo en la cara al mismísimo Hitler, algo con lo que el autor sin duda soñaba al tener ascendencia judía. Tras sufrir heridas en las piernas por congelación, fue retirado del servicio activo y hasta el despegue de su carrera con los 4 Fantásticos, colaboró en diversos géneros: western, romántico, ciencia ficción y terror.

La formación de Kirby es esencialmente autodidacta. Sabemos que estuvo inscrito en el prestigioso Pratt Institute, pero ni era el tipo de estudiante que buscaban ni él estaba a gusto con sus reglas, apenas duró una semana, eso ya nos da una idea de lo decidido que estaba a seguir su propio camino. En el tomo Marvel Gold: Capitán América - Las batallas del Bicentenario, Raimon Fonseca cita a Barry Windsor-Smith, quien considera a Kirby "el Picasso del cómic". Tal afirmación, a priori, no resulta descabellada, si tenemos en cuenta la dimensión que alcanzaron ambos autores, aunque comparar entre géneros raramente sea útil. Podríamos encontrar similitudes con el Picasso que va mutando hacia el cubismo, pero creo que analizada con detenimiento la comparación resulta escasa.

El genio malagueño, a diferencia de Kirby, dominaba completamente la enseñanza más académica y alcanza su plenitud mirando al pasado, concretamente al arte ibérico, mucho más tosco, sí, pero bajo su punto de vista, mucho más cercano a lo que debe hacer una artista, "plasmar la realidad de las cosas". En esencia acaban llegando a la misma conclusión, aunque la forma de expresarlo y el carácter de cada uno son totalmente diferentes.

En contraposición al ego de Picasso, que se había propuesto ser el más grande superando a los grandes maestros, tenemos la humildad de Kirby, quien se conformaba con que su trabajo le sirviera para sostener a su familia siguiendo el ejemplo de sus progenitores, y es que el pintor sí sabía venderse y valorar su trabajo. El primero tiene a su disposición un imaginario artístico de cientos de años con el que experimenta y "roba" (según contaba) lo que necesita; y el segundo no iba a ser menos, aunque quizás tenga ventaja en el proceso creativo, dado que al mundo del cómic le quedaba mucho por explorar y con Picasso, prácticamente, ya se había dicho casi todo en pintura.

La lista de personajes creados o co-creados por Kirby resulta abrumadora, tanto, que nombrarlos a todos de memoria me es imposible. Sin contar con la polémica sobre la autoría de Spiderman, sabemos que el grueso del universo marvelita es obra de Jack Kirby, en colaboración o no con Stan Lee.

Los 4 Fantásticos, Vengadores, X-Men y Eternos con sus respectivas galerías de villanos y secundarios llevan con nosotros varias décadas, incluso ahora que los rumores bien o mal intencionados hablan de boicot a las series cuyos derechos cinematográficos no están en poder de Marvel, es otra de sus creaciones, los Inhumanos, la que estaría destinada a cubrir ese hueco.

KIrby mezcla hábilmente sus amplios conocimientos mitológicos y literarios con su predilección por la ciencia más ortodoxa y la ciencia ficción o teorías tan en boga actualmente como las propuestas conspiranoicas de Erik Von Däniken. Un claro ejemplo lo encontramos en los diseños e historias realizados para Thor, donde secundarios como Fandral, Hogun y Volstagg, evidente referencia a los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas, encajan como un guante y es que, a pesar de tratarse de personajes de ficción, siempre quiso que el público se pudiera sentir identificado con ellos. Las divinidades, caprichosas, ajenas al sufrimiento humano y el concepto del Ángel Caído son una referencia que podemos encontrar en el mismo Thor, o en su Estela Plateada, obras imprescindibles con permiso de su labor en los 4 Fantásticos.

Es fácil encontrar comentarios acerca de la identificación del autor con sus personajes, La Cosa o Sargento Furia han sido señalados como el álter ego de Kirby, algo que él ha alimentado explicando los valores que quería transmitir. Otros forman parte de su realidad, al menos yo lo considero uno de los autores que mayor relevancia le dan a cuanto les rodea. Especialmente significativa en ese aspecto me parece la creación de Pantera Negra. Al darse cuenta de la falta de héroes de raza negra, recordó que uno de sus primeros amigos era afroamericano y el sentimiento de amistad fue más fuerte que los riesgos de los prejuicios raciales. Los seguidores del autor seguro que encontrarán muchos más paralelismos en cada una de sus trescientas creaciones.

Las mutaciones, los poderes, en definitiva todo aquello que distinguía a los personajes que las poseyeran o sufrieran, no debía ser un obstáculo para que se integraran en la comunidad. Él mismo deseaba ser "un americano más", aunque ya lo fuera por haber nacido allí, su seudónimo, era una forma más de mezclarse entre la gente, los años de disputas en las calles habían hecho que dejara de ver irlandeses, italianos o centroeuropeos para observar únicamente seres humanos.

A nivel técnico es obvio que su dibujo puede resultar duro, sobretodo si lo comparamos con otros ilustres marvelitas como Buscema o Romita, mucho más para quienes se hayan iniciado algo más tarde con los Byrne, Lee o cualquier "hot artist" posterior.

También puede serlo el de un coetáneo como Steve Ditko, pero eso no sirve para restarles un ápice de valor, más bien al contrario. En mi opinión, su capacidad de síntesis es realmente efectiva para la época. Salvando las distancias es como observar las pinturas rupestres de Altamira, lo importante está ahí. Una estética próxima al expresionismo que sin duda consigue el objetivo de acercarnos a la esencia del ser humano.

En cierta ocasión, Stan Lee reprochó a Kirby que no le importaban los diálogos. Personalmente, no sé si era así, pero viendo cómo desarrollaba la acción, a mí tampoco me importan demasiado y eso que subjetivamente me siento más cercano a dibujantes de corte naturalista. Su capacidad de observación de la realidad y la influencia del cine le convierten en uno de los mejores narradores visuales que ha dado el género. Sus líneas serían más o menos bellas, su canon anatómico más o menos aceptable, pero todo resulta coherente en el conjunto de su obra. Personalmente, siempre me ha fascinado el ritmo que le imprimía a sus trabajos. Aceleraba o pausaba el tiempo jugando con la estructura de las viñetas convirtiéndolas en algo flexible, realzando así la acción y el dinamismo, tanto, que en muchas ocasiones los personajes parecen saltar de las mismas hacia el espectador. Destaca también por su asombrosa facilidad para plasmar la acción en grupo, sus composiciones se mueven al unísono de forma natural, como si estuvieran ejecutadas por un escultor que va extrayendo cuanto sobra de un bloque de mármol, de la masa general a los elementos particulares.

Otro de los elementos que hacen fácilmente distinguibles sus trabajos es la sobriedad a la hora de ejecutar los entornos urbanos, que contrasta enormemente con una creatividad desbordante a la hora de plasmar escenarios ficticios repletos de maquinaria sorprendente y en ocasiones gigantesca. Es ahí donde puede dar rienda suelta a su imaginación, y dejar que a su pasión por la ciencia ficción se incorporen elementos ancestrales que van desde la cultura azteca hasta el chamanismo, elementos que, por otra parte, tienen una importancia significativa en el diseño de sus personajes.

Entre sus aportaciones más significativas al mundo del cómic, de hecho llevan su nombre, se encuentran los "puntos Kirby", círculos y puntos dibujados alrededor de los personajes para plasmar la sensación de poder. De forma consciente o inconsciente, estaba utilizando la forma geométrica reservada a lo superior. Como no podía ser de otra manera, su trabajo ha influenciado a las siguientes generaciones, no sólo en lo estético si no en lo conceptual. Autores tan dispares como Alan Moore, Grant Morrison, John Byrne, Mike Mignola, Romita JR o Mike Allred han hecho pública su admiración hacia Kirby.

Ciñéndose al universo marvelita no es algo que deba sorprendernos mucho, al fin y al cabo, es cierto que tras él se han ido incorporando personajes, pero pocos, por no decir muy pocos, han superado a sus "hijos". Después de su muerte en 1994 y tras una serie de litigios, sus familiares han conseguido que Marvel reconozca sus méritos y su nombre vuelve a aparecer en los créditos de sus creaciones, una situación cuanto menos bochornosa que lamentablemente parece ser bastante habitual.

Actualmente, se está reeditando gran parte de su trabajo y es por ello que animo a quienes aún no conocen la obra de uno de los autores más influyentes de la historia del cómic a acercarse a ella porque no siempre "lo nuevo manda y es mejor", aunque me abstengo de recomendar nada en concreto.

Para aquellos interesados en conocer algo más sobre la vida y milagros de Jack Kirby, teniendo en cuenta la desorbitada cantidad de artículos y publicaciones existentes en formato físico y digital, sí recomiendo el libro "El cuarto demiurgo" de José Manuel Uría y visitar también la web kirbymuseum.org, aunque no está disponible por el momento en castellano.

En una entrevista, Kirby decía que aunque pasaran cien años la gente seguiría leyendo a Superman. No sé si era consciente de que eso probablemente también sea aplicable a muchas de sus creaciones. Ojalá sea así, para que podamos seguir dándole las gracias al Rey, quién sabe si quizás algún día un descendiente de Piqué gane un Eisner y su discurso de agradecimiento acabe con un "Gracias, Jack, contigo empezó todo" .

Finalmente, dar las gracias por todo lo que he ido aprendiendo a lo largo de este tiempo sobre el mundo del cómic a mis compañeros de foro de Universo Marvel, en especial a todos aquellos amantes de lo clásico.


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