por Óscar Rosa Jiménez Desgraciadamente, parece que los días de los formatos económicos y populares han acabado. Puestos a elegir, creo que siempre es mejor tener la oportunidad de ver publicado ese título fetiche que no se reeditaba desde los tiempos de la editorial Vértice, aunque sea a un precio desorbitado. Al fin y al cabo, el mercado de segunda mano es una buena opción, a pesar de que una edición de estas características parece el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de los indeseables especuladores. Incluso existe la posibilidad de que no seamos especialmente obsesivos con el formato, y elijamos quedarnos con nuestra entrañable Biblioteca Marvel o cualquier otra edición anterior con un estándar de calidad totalmente admisible para disfrutar de la lectura. Hasta el momento, el aficionado ha tenido la posibilidad de elegir con los títulos publicados en esta línea. Sin embargo, con este volumen ese factor desaparece de la ecuación y si queréis conocer de primera mano el comienzo de las aventuras del "Tarzán" marvelita por excelencia, no tendréis más remedio que hacer de tripas corazón y pasar por caja. El contenido del tomo incluye fielmente el material publicado originalmente en el primer Masterworks dedicado a Ka-Zar, el cual solo ha sido publicado en nuestro país por la infame editorial barcelonesa; y lo hizo primero como complemento del volumen uno de la colección del Dios del Trueno, para continuar en su propia serie titulada simplemente Ka-Zar. También se incluye alguna historia inédita y hay que reconocer que la edición es bastante buena, aunque con esos precios como para no serlo, claro. A pesar de todo, dista mucho de ser perfecta, porque incluye algún defecto de reproducción en una viñeta, algo que a los aficionados más exigentes no les gustara demasiado. Desde luego, introducir en el mercado una edición limitada, de lujo y con precios ostensiblemente más caros de lo habitual debería requerir un especial cuidado, pero haciendo honor a la verdad, creo que Miracleman ha salido mucho peor parado y era una edición mucho más esperada. Como ya ocurrió con otros personajes del naciente Universo Marvel, Ka-Zar tomó prestado su nombre de una creación que había caído en el más absoluto de los ostracismos. A mediados de los años 30, los primeros comic-books tenían como fuente de inspiración los héroes que aparecían en las tiras de prensa. De allí surgirían nombres tan conocidos como Buck Rogers, Dick Tracy, Mandrake, Flash Gordon o Tarzán, el personaje de las novelas de Edgar Rice Burroughs. Precisamente, en este último se inspiró Bob Byrd para dar vida a Ka-Zar el Grande, en 1936, para una revista pulp bajo el sello editorial de una empresa dirigida por Martin Goodman. Como curiosidad, habría que añadir que Bob Byrd no era su nombre real, sino un seudónimo, su verdadera identidad se ha perdido en la noche de los tiempos. Se trataba de un señor de la jungla en la línea de la creación de Edgar Rice Burroughs, criado entre leones, en lugar de entre monos. Al parecer no tuvo demasiada buena acogida, ya que su colección se canceló un año después tras haber publicado solo tres números. Su vida editorial dentro del mundo del cómic tampoco fue muy larga, apenas duró tres años. Su introducción al medio se produjo en el histórico y emblemático Marvel Comics #1, donde se adaptaba el relato de Bob Byrd, el mismo que suponía el estreno de Goodman en el negocio de la historieta. Hasta 1942, David Rand, nombre real de Ka-Zar el Grande, protagonizo aventuras bajo la tutela de Ben Thompson. En lo que posiblemente sería un intento por dar a conocer al personaje, se utilizó como secundario en una historia de la Antorcha Humana, pero tampoco cosechó demasiado éxito y acabó en el cajón del olvido. Cabe destacar que fue uno de los primeros personajes de cómics que defendía la continuidad como recurso narrativo en sus aventuras, enlazando muchas de sus historias, como la que se acabaría denominando la trilogía de "La jungla neoyorkina". La introducción de Ka-Zar, nuestro protagonista de hoy, en el Universo Marvel tuvo lugar en The X-Men #10. Stan Lee y Jack Kirby nos presentaban un sosias rubio de la creación más famosa de Edgar Rice Burroughs, acompañado de su fiel Zabú, el último tigre Dientes de Sable, y habitando en la Tierra Salvaje, una región situada en la Antártida, que se encuentra rodeada por montañas volcánicas y está poblada por bosques tropicales, donde conviven seres anacrónicos y presuntamente extinguidos con diferentes tribus salvajes. Pero la inspiración del entorno del que se acabaría autodenominando Señor de la Tierra Salvaje encierra tras de sí una historia que nos remonta al momento de mayor efervescencia de las revistas pulp. Hay quien piensa que el punto de partida está en la novela escrita por Arthur Conan Doyle, "El mundo perdido" (The Lost World), publicada en 1912. En ella, el padre de Sherlock Holmes narra la historia de una expedición que viaja a Sudamérica (posiblemente a un lugar basado en la selva amazónica venezolana), donde se encontraban con un hábitat apartado en el que sobrevivían animales prehistóricos. Aunque nos pueda parecer más una fuente de inspiración para las novelas de Michael Crichton, los dinosaurios no son los verdaderos protagonistas sino la guerra ente civilizaciones perdidas de violentos homínidos primitivos. En 1914 se pone a la venta "En el corazón de la Tierra" (At the Earth's Core), la primera novela escrita por Edgar Rice Burroughs en la que se presenta un mundo llamado Pellucidar. Se trata de un escenario ficticio creado por el escritor para narrar una serie de historias de aventuras, alguna con Tarzán como protagonista, que se agruparían en una saga de siete novelas. La última de ellas, publicada en 1963, "Pellucidar Salvaje" (Savage Pellucidar), quizás sirva para hacernos una idea de por qué está incluido en una serie de referencias que de alguna forma son los precedentes de la Tierra Salvaje. Para ponernos en situación, la reedición más popular en Estados Unidos del Ciclo de Pellucidar fue la que llevó a cabo Ace Books a principios de los 60. Una edición que contaba con portadas realizadas por Krenkel y Frazetta. Por otro lado, la reedición de Tarzan at the Earth's Core, cuarta novela de la saga, publicada originalmente en 1930, se produjo en 1963. The X-Men #10 llegó a los kioscos a principios de 1965. Por lo tanto, entre que por un lado Ace Books publica la novela de Tarzán en el Centro de la Tierra, y por otro, Lee y Kirby presentan a Ka-Zar y la Tierra Salvaje, puede haber aproximadamente un año y medio de diferencia. Una vez establecido el lapsus temporal que nos indica la más que probable influencia, comenzaremos a ver ciertas similitudes que son cuanto menos curiosas. En la cuarta novela de la saga, Tarzan at the Earth's Core, se explica que la única manera de acceder a Pellucidar desde el mundo exterior es a través de una abertura polar. La diferencia radica en que el acceso está situado en el Polo Norte, mientras que la entrada a la Tierra Salvaje está situada en el Polo Sur, en la Antártida. Pellucidar es un mundo situado en el interior de la Tierra, como en la novela de Julio Verne, mientras que la Tierra Salvaje se encuentra en la superficie de la corteza terrestre, más en consonancia con la obra de Arthur Conan Doyle. Sin embargo, los dos resultan ser escenarios salvajes muy similares. Son entornos primitivos que se quedaron aislados de la evolución y se encuentran en el mismo estado en que se hallaban hace millones de años. Posiblemente, estemos ante un aspecto que tienen en común las tres creaciones ficticias. No obstante, la ubicación de la Tierra Salvaje en su primera aparición sí era un mundo subterráneo al que se accedía a través de un hueco en el Polo Sur, pero se rumorea que se cambió al coincidir con el hogar de Warlord, el personaje de Mike Grell que publicaba DC por aquellas fechas, cuya ubicación también se situaba en una tierra hueca. En la primera incursión de los pupilos del Profesor-X en la Tierra Salvaje no solo conocerían a Ka-Zar. También se presentaba a Maa-Gor, el último de los Hombres-Simio, una de las razas que conviven en este hábitat anacrónico apartado del mundo y que, posteriormente, tendría una importancia capital en el origen de la relación entre nuestro protagonista y Zabú. Esto quedaría perfectamente reflejado en Astonishing Tales #11, uno de los números incluidos en este recopilatorio, en el que Roy Thomas y Gil Kane hacen especial relevancia en cómo los últimos miembros de diferentes especies se encuentran reunidos en un mismo entorno, intentando luchar por la supervivencia contra las adversidades de la naturaleza. Además, conoceremos los motivos que causaron su enconada enemistad, en un intento de completar los primeros años de Ka-Zar en la Tierra Salvaje. Tras la escueta presentación del personaje en la colección de los mutantes, y a pesar de haber sellado la única entrada viable a aquel recóndito y fantástico lugar, el concepto sería recuperado por Stan Lee en la cabecera protagonizada por el Hombre sin Miedo. Si hasta el momento podían caber dudas de la influencia de la creación de Burroughs, aquí comenzaban ha disiparse. En Daredevil #12-13 se establece que Ka-Zar es un huérfano procedente del mundo exterior, cuyos padres habían fallecido tras encontrar la Tierra Salvaje. Allí fue encontrado por un Dientes de Sable que lo crió como si se tratara de su progenie. Por otro lado, se introducía a Saqueador, un pirata que resulta ser Parnival Plunder, el hijo menor de un matrimonio de la nobleza británica. Su padre, Lord Robert Plunder, era un experto científico que descubrió en la Antártida la entrada a la jungla oculta que más tarde sería conocida como la Tierra Salvaje. Durante su expedición, encontró un extraño mineral que denominó el Antimetal. Este era capaz de disolver los vínculos moleculares del metal, destruyéndolo. Más tarde, se establecería que realmente había encontrado una veta de Vibranium, un metal codiciado que solo se podía encontrar allí y en Wakanda. Lord Plunder regresó a Inglaterra con una muestra del metal y construyó una bóveda oculta en su castillo para esconderla, por miedo a que cayera en malas manos. Del misterioso material realizó un medallón que contenía la llave para abrir el escondite, dando la mitad del mismo a cada uno de sus hijos, de modo que solo si permanecían unidos pudiesen acceder a aquel tesoro que no estaba exento de responsabilidad. La trama daba un pequeño giro cuando se revelaba que Ka-Zar era el hermano perdido de Parnival, Kevin Plunder, legítimo heredero de la fortuna de Lord Plunder. Además, obviamente, del poseedor de la mitad del medallón que tanto ansiaba el Saqueador. Las similitudes con el personaje de Burroughs son innegables. No olvidemos que Tarzán es un huérfano que naufragó y fue criado por los grandes monos africanos. Posteriormente, se descubriría que se trataba de John Greystoke, un desaparecido lord británico que su familia daba por muerto. Pero la relación resulta ser todavía más concreta con Pellucidar cuando Tarzán es, precisamente, el protagonista de la cuarta novela del Ciclo de Pellucidar, Tarzan at the Earth's Core, un crossover que Burroughs organizó entre su serie de Tarzán y la saga de Pellucidar. También es la novela más famosa de las que tiene como escenario el mundo surgido de la mente del escritor americano. Teniendo en cuenta lo que hemos visto, posiblemente sea la fuente en la que se inspiraron Lee y Kirby para construir el argumento de lo que podríamos definir como la trilogía que sirvió para introducir a Ka-Zar en el Universo Marvel. Más allá de las evidencias que hemos podido constatar, si profundizamos un poco más en la novela de Burroughs, podemos llegar a pensar que la inspiración y el plagio están separados por una fina línea, prácticamente imperceptible. Por ejemplo, los humanos que viven en Pellucidar se dividen en dos especies diferentes, es decir, a la manera de los cromañones y los neandertales, algo prácticamente idéntico a las dos especies de humanos que nos presentan los padres del Universo Marvel en The X-Men #10. Asimismo, los Gilaks de Pellucidar vendrían a ser humanos similares a nosotros, o lo que es lo mismo, serían los análogos de los Hombres del Pantano de la Tierra Salvaje creados por Lee y Kirby. Por el contrario, los Sagoths de Pellucidar son Hombres-Simio (Hombres-Gorila según el traductor del momento), la raza a la que pertenece Maa-Gor, que también pudimos ver en el primer episodio de la trilogía. Ambas especies aparecen en Tarzan at the Earth's Core. De hecho, Tarzán se comunica con los Sagoths porque éstos hablan una especie de idioma muy parecido al que Greystoke emplea para comunicarse con los simios africanos. Pero lo realmente curioso es que en Pellucidar existe, además, una tercera especie humana que no es autóctona del mundo interior, los Korsars. Se trata de los descendientes de unos piratas del siglo XVI, vestidos y armados como tales, que en su día accedieron a Pellucidar de una manera accidental a través de la abertura del Polo Norte. En los números de la cabecera protagonizada por Daredevil comprobaremos que los hombres que componen la tripulación que acompaña a Parnival Plunder hasta la Tierra Salvaje resultan ser exactamente eso, piratas vestidos igual que sus contrapartidas del siglo XVI. A pesar de que sus armas son más propias del futuro que de corsarios de un remoto pasado. Los Korsars aparecen por primera vez en la tercera novela de Pellucidar (Tanar of Pellucidar) y también en la cuarta (Tarzan at the Earth's Core), puesto que son la causa de que Greystoke y Jasón Gridley se embarquen en el O-220 para rescatar a David Innes, que se encuentra prisionero en la fortaleza de los Korsars. Y por último, tenemos a Zabú. De entre las muchas especies de Pellucidar, uno de los animales más típicos y recurrentes de su fauna, y que aparecen constantemente en todas las novelas de Burroughs, son precisamente los tigres de Dientes de Sable, llamados Tarags por los habitantes de Pellucidar. En Tarzan at the Earth's Core, los Tarags aparecen de repente en manada cazando mamuts. Ellos son la causa de que los miembros de la expedición del O-220 se acaben dispersando cada uno por un lado. La cuestión es que la compañera de David Innes (el protagonista de las dos primeras novelas de Pellucidar) es Dian la Hermosa, que en la sexta novela del ciclo (Savage Pellucidar) se encuentra con un Tarag herido y hace amistad con él, convirtiéndose ambos en una pareja inseparable a lo largo de la novela. Dian y su Tarag son los protagonistas de la portada de Savage Pellucidar que Frazetta hizo para la edición de Ace Books en 1964, justo un año antes de que apareciera Zabú como compañero de Ka-Zar en The X-Men #10. De todas formas, no dejan de ser en gran medida especulaciones, que desde luego tienen sus visos de realidad, pero para aquellos que quieran formarse su propia opinión, les recomiendo leer la novela Tarzán en el Centro de la Tierra. Se trata de la decimotercera entrega de la serie dedicada a Tarzán, que escribió Burroughs y que publicó hace unos años la editorial Edhasa. Así cada uno podrá sacar sus propias conclusiones, aunque ya os adelanto que os podéis llevar alguna que otra sorpresa. La historia de Ka-Zar se retoma en Daredevil #24. Allí, Stan Lee continúa desarrollando al personaje, haciendo hincapié en sus dificultades para adaptarse al mundo civilizado, mientras debe seguir lidiando con la enemistad de su hermano, obsesionado con alcanzar el poder que podría proporcionarle el Vibranium. Después, se pasaría por la colección de nuestro amistoso vecino Spiderman, concretamente en los números The Amazing Spider-Man #57-The Amazing Spider-Man #58, volviendo sobre el tema del salvaje en la jungla urbana, un concepto que comienza a ser algo reiterativo, dando muestras de que Lee no sabía muy bien que hacer con el personaje, aunque quería mantenerlo en activo; de ahí que se convirtiese en invitado especial en diferentes series del Universo Marvel, incluso aquella que lo presentó a los lectores de la editorial. Posteriormente, llegaría la prueba de fuego para valorar si realmente Ka-Zar podía sostener su propia cabecera, protagonizando una historia publicada en la colección genérica titulada Marvel Super-Heroes. Desde luego, el pasado de su predecesor no era muy halagüeño y, adelantándonos en el tiempo, debo decir que en cierta forma ese halo de fracaso acompañó a Kevin Plunder a lo largo de los diferentes títulos que protagonizó. Marvel Super-Heroes #19 es el tebeo elegido por la Casa de las Ideas para iniciar la carrera en solitario de Ka-Zar, retomando la infeliz vida de un hombre que se había criado en comunión con la naturaleza, al que le costaba asimilar la cotidianeidad de la nobleza británica. Arnold Drake, el creador de los Guardianes de la Galaxia, justo en el número anterior, y Steve Parkhouse, un autor cuya carrera acabaría ligada principalmente a títulos como 2000 AD, Warrior y la línea Marvel UK, dan forma a un relato continuista con la trayectoria del personaje, introduciendo algunos elementos extraterrestres tan propios de la década de los setenta. De esta manera siguen la senda marcada por Lee, aunque profundizan un poco en la relación entre Ka-Zar y su padre. Los guionistas plantean dudas sobre Kevin, que no está totalmente seguro de las intenciones de Lord Plunder con respecto al Antimetal, un tema que queda en el aire sin que nadie parezca mostrar un mínimo interés por él, aunque el lector sí que conoce la verdad. De hecho, la enquistada relación con su hermano también queda aparcada, ya que nuestro protagonista decide volver al que realmente considera su hogar: la Tierra Salvaje. El relato no está mal. Los lápices de George Tuska son algo irregulares, pero tengo que reconocer que es un autor cuyo trazo no me ha desagradado nunca. No obstante, no es más que un punto de inflexión en la trayectoria del personaje; un puente que cierra su pasado para abrir lo que se espera que sea un futuro prometedor. Sin duda un buen punto para empezar este recopilatorio, que estaba inédito en nuestro país hasta el momento, pese a que le hubiese venido bien un prólogo para poner al lector en situación, mucho mejor que el de Roy Thomas que está algo espeso. Creo que es una de las peores introducciones que he leído en mi vida. En 1970, poco más de un año después, se pone a la venta la colección titulada Astonishing Tales, que tendría una cadencia de publicación bimestral, alcanzando las treinta y seis entregas, prolongándose su estancia en los kioscos hasta 1976. El contenido de su interior estaría dividido en dos partes: una tendría como protagonista al Doctor Muerte, como pudimos en esta sección gracias a Víctor Dolz (Artículo 10); la otra mitad recogería las aventuras de Ka-Zar. Esta situación se mantuvo durante lo nueve primeros números, a partir del décimo, el señor de la Tierra Salvaje se erigiría como dueño absoluto de la serie, dilatándose esta circunstancia hasta la vigésima entrega. En el tomo solo se incluye hasta el número dieciseis, tal y como se publicó en el Masterworks americano. Aunque muchos, a priori, pueden pensar que la edición está incompleta, no es ni mucho menos el caso. Las tramas están cerradas y la lectura no concluye con un incómodo cliffhanger, dejándonos la esperanza de que al otro lado del charco continúen la reedición de la serie, para que podamos disfrutar tanto del final de la colección como del principio del primer título que ostentaría el nombre del personaje. El serial de Astonishing Tales está caracterizado por la presencia de autores de primer nivel dentro de la Casa de las Ideas. El resultado es un conjunto de historias que hacen avanzar a Ka-Zar como personaje y consiguen enriquecer su entorno, ya de por sí bastante interesante. Tanto los guionistas como los dibujantes saben imprimir ese aire pulp y aventurero del que parte el concepto, unido a un ritmo trepidante que acompaña en todo momento las diferentes tramas. Realmente, son trescientas páginas que ofrecen una acción desenfrenada, perfecta para disfrutar de una lectura amena y divertida que, además, ofrecen un incentivo en el apartado gráfico. Desgraciadamente, la inestabilidad del equipo creativo nos deja algunas incongruencias en la representación del personaje, algunas difíciles de entender. Kirby es el primer autor que opta por dotar al señor de la Tierra Salvaje de una larga cabellera rubia, posiblemente para enfatizar el tiempo transcurrido desde su última aparición, aunque no había pasado ni siquiera un año. Por otro lado, Barry Winsor Smith calzaría al personaje, que en algunos momentos sería un calco de su versión de Conan. Los dibujantes no parecían tener demasiado claro este detalle, porque en mitad de una historia lo mostraban unas veces descalzo y otras ataviado con unas rudimentarias botas propias del selvático elemento en el que se movía. No obstante, son meras anécdotas que no influyen en el discurrir de las tramas y son un ejemplo perfecto de lo complejo que debía resultar coordinar una colección en la que había cambios constantes en el equipo creativo. Sin embargo, cabe destacar que la historia mantiene un hilo conductor casi perfecto a lo largo de todos los números, salvo casos muy puntuales. Los dos primeros números corren a cargo de Stan Lee y Jack Kirby, aunque Roy Thomas tendrá que rematar el trabajo. La inestabilidad que comentaba se hacía patente desde el primer momento. Los padres del Universo Marvel pensaron que la mejor forma de empezar una colección de Ka-Zar era enfrentándolo a un villano reconocible pero que, a su vez, encajara dentro la temática propia del personaje. El elegido es Kraven el Cazador, extraído de la galería de villanos del Trepamuros, desarrollando ese anhelo por la obtención de un nuevo trofeo para su mansión, dando así comienzo a un safari urbano cortesía del Rey de los Cómics. En este caso, el objeto de sus deseos es Zabú, el último de su especie. La historia tiene todos los componentes propios del tándem formado por dos autores capaces de crear un universo de ficción. Sin embargo, tras entregar los lápices de Astonishing Tales #2, el Rey se despedía de Marvel para continuar su carrera en la Distinguida Competencia. Esto debió de afectar a Stan bastante, ya que le encargó los diálogos a Roy Thomas, que tomaría los mandos del serial a partir de ese momento. El guionista de Missouri, que poco a poco se iba afianzando como el sucesor natural de Stan Lee, tuvo que lidiar con una complicada situación, debido a que el último número dibujado por Kirby concluía con la presentación de un misterioso personaje del cual nadie le había dicho nada. De ese modo nacía el Hombre Petrificado, aunque existe una duda razonable sobre su creador, ya que Roy Thomas afirma ser el autor de los números siguientes tras la marcha de Stan, pero están acreditados a Gerry Conway, un joven autor que venía demostrando muchas aptitudes como escritor tanto en la faceta de novelista como en la de guionista de cómics en Marvel y DC. Sea como sea, ambos autores contribuyen a crear una trama que nos devuelve a la Tierra Salvaje. Los propios autores hacen mención a un intencionado tono Burroughs con el que impregnan una historia que reúne este tono pulp folletinesco que aglutina géneros como la fantasía heroica, las aventuras y un ligero toque de ciencia ficción. La maldición de un Dios Sol, una femme fatale erigida como sacerdotisa de un culto ancestral y una guerra entre civilizaciones que utilizan animales antediluvianos como herramientas bélicas son algunos de los elementos característicos de una trama que sirve para presentarnos a Zaladane, un personaje que acabaría siendo absorbido por el cosmos mutante. También serviría de carta de presentación para Tongah, miembro del Pueblo de la Catarata, cuyos descendientes también caerían en manos del Patriarca Mutante. En los primeros compases del serial, se convertiría en el acompañante humano de Ka-Zar hasta que sus caminos se separan por motivos familiares. La marcha de Kirby nos trae a un Barry Windsor-Smith en evidente evolución. El artista inglés mantiene cierta influencia de su predecesor, pero poco a poco va desarrollando un estilo propio, más recargado y barroco. Todo ello se podría ver claramente durante su trabajo en Conan the Barbarian, colección que impulsaría su carrera hacia el estrellato. Sus cuatro números son una verdadera delicia para los ojos, dejando viñetas de increíble factura. Aunque volvería de forma puntual en un número, su sucesor sería Herb Trimpe que, por alguna extraña razón que escapa a mi comprensión, pretende imitar inicialmente el estilo de Barry. Afortunadamente, Tom Sutton entinta uno de los dos números que realiza el dibujante para equilibrar el pequeño desastre gráfico. A partir de Astonishing Tales #8, se establece Roy Thomas como guionista más o menos fijo hasta el número trece de la colección. Aunque no estará del todo solo, ya que compartirá sus labores en algunos momentos con Gerry Conway y Gary Friedrich. La constante incorporación de los diferentes autores es un caos que no se ve reflejado en las historias. Las tramas mantienen un hilo conductor lineal, manteniendo la sensación de historia-río, a pesar de que se pueden apreciar arcos argumentales limítrofes engarzados entre sí. En el mencionado octavo número, tendría lugar el inicio de una historia en dos partes que suponía la escenificación de la II Guerra Mundial en la Tierra Salvaje. Podríamos decir que, como si de una cápsula del tiempo se tratara, integrantes de los bandos del conflicto bélico pretendían perpetuar un enfrentamiento que debería suponer la vergüenza de la humanidad. En un entorno prehistórico y con medios limitados, ingleses y alemanes prolongan un encarnizado odio, ajenos al desenlace que tuvo dicha guerrea en el mundo exterior. Originalmente, esta historia se publicó interrumpida por un fill-in realizado por el tándem formado por Stan Lee y John Buscema, en el cual nuestro protagonista cruza su camino con los peligrosos Hombres Lagarto. El relato posiblemente estuviese preparado para publicarse en la revista Savage Tales, pero algún retraso en las entregas propició que acabara en Astonishing Tales #9. De hecho, posteriormente se acabaría reeditando en la mencionada revista. La historia es una pequeña joya y rezuma fantasía heroica por los cuatro costados, un elemento en el que el dibujante se mueve como pez en el agua. El último tramo de Roy Thomas en la colección estaría destinado a desarrollar una trama que tenía como trasfondo el espionaje industrial. Unos científicos de SHIELD buscan a Ka-Zar en la Tierra Salvaje para que les ayude a buscar a un compañero desaparecido, mientras deben evitar caer en las garras de IMA. A medida que la historia avanza, el lector puede degustar una de las características que hicieron al Universo Marvel tan especial: la sensación de universo cohesionado. La simple presencia de las dos organizaciones ya debería ser suficiente señal de este hecho, pero que uno de los científicos que acompaña a Ka-Zar sea nada más y nada menos que Bárbara Morse, futura Pájaro Burlón y miembro de los Vengadores Costa Oeste, ya es un indicativo de que se está cocinando algo diferente a lo que estábamos viendo en la colección hasta el momento. La guapa científica, además de coquetear con el fornido señor de la Tierra Salvaje, se dedica a estudiar la fórmula del Supersoldado, la misma que dio sus poderes al Capitán América. Pero todo se vuelve aún más interesante cuando conocemos la identidad del científico desaparecido, Ted Sallis, el álter ego del Hombre Cosa, que será un invitado de excepción, añadiendo el terror al nutrido grupo de géneros que se han paseado por esta cabecera hasta el momento. Por si fuera poco, se ampliará el origen de Ka-Zar, como ya comentamos al principio del artículo, y se repasa el del Hombre Cosa, con los lápices de Neal Adams. El ritmo trepidante nos llevará de la Tierra Salvaje a los Everglades para continuar en la Gran Manzana. Todo acompañado de un sabor clásico típico de la Marvel de los años setenta, con la presencia de autores de la talla de John Buscema, Rick Buckler, Gil Kane y Neal Adams. En Astonishing Tales #14 volvemos a tener otro fill-in realizado por Lee y Buscema, que nos devuelve el tema del Vibranium y la codicia humana ante el poder que podrían obtener gracias a él. En cuanto a calidad podríamos decir que está a un nivel similar al anterior fill-in, pero tiene una pequeña historia a sus espaldas. El relato se publicó originalmente en Savage Tales #1, uno de los diferentes magazines que publicó Marvel Comic Group durante el inicio de la década del los setenta. Esas publicaciones tenían la característica de ser en blanco y negro, pero también iban dirigidas a un público más adulto. De esa forma, se intentaba esquivar el martirio del Comic Code, propiciando que los autores diesen rienda suelta a su creatividad mostrando desnudos, sangre o escenas de violencia más explícitas, si el argumento lo requería, que en el resto de publicaciones de la editorial. En el tomo se incluyen ambas versiones para que el lector pueda apreciar lo estúpida que puede resultar la censura en algunas ocasiones. En esta ocasión, se pierde una página, se modifican algunas viñetas y varios diálogos. Todo por la sombra de unos pechos, alguna chica desnuda de espaldas y un poco de sangre. América, el país de la libertad... Los dos últimos números de Astonishing Tales, recogidos en este volumen, están escritos por Mike Friedrich, que retoma a Ka-Zar en el entorno urbano que lo deja su predecesor. Nuestro protagonista continúa acompañado de Bobby Morse, que insistentemente sigue tirándole los tejos, a pesar de la rudimentaria forma en la que él la ignora. La trama enlaza con lo sucedido tras su enfrentamiento con IMA, pero continúa por otros derroteros para convertirse en una denuncia social contra la droga y la delincuencia juvenil. El guionista utiliza la incomprensión de Ka-Zar del mundo civilizado como herramienta para dejar implícita una moraleja. Durante la década de los setenta tendremos ejemplos mucho más interesantes de guiones que luchan contra la droga, pero me parece remarcable el intento de combinar la actitud del protagonista sobre la incomprensible forma de actuar de la supuesta civilización con los problemas del gueto. Me deja la sensación de estar ante una versión en cómic de la famosa película de Johnny Weissmüller, "Tarzán en Nueva York", pero intentando ir un paso más allá, incluyendo una crítica social adaptada al momento. Sin duda alguna, un ejemplo de autor joven con ganas de hacer algo diferente y cuyo resultado me parece cuanto menos interesante. Para concluir, tenemos un relato que hasta el momento permanecía inédito, publicado en Astonishing Tales #8. En él podemos presenciar la primera aparición de los hermanos Link, los cuales tendrán una especial relevancia en las siguientes aventuras de Ka-Zar. Len Wein y George Tuska cierran un tomo en el que una pléyade de artistas ha aportado su talento al comienzo de la etapa de un personaje cuyos orígenes beben de la literatura pulp. Sin duda alguna, esta es una buena oportunidad de acercarse a unas historias que parecían olvidadas. En ellas podréis encontrar una pequeña dosis de la creatividad que alumbró al Universo Marvel, mucho entretenimiento y un mundo de fantasía que cabalga por diferentes géneros cuyo único límite es la imaginación. Bienvenidos a la Tierra Salvaje, recordad que está prohibido dar de comer a los pterodáctilos; disfruten de su visita. |
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