MARVEL GOLD LOS VENGADORES: NOCHES DE WUNDAGORE
por Adamvell


Los Vengadores estaban en un momento dulce. Acababan de pasar por varias de sus historias más recordadas: la serie enlazaba casi sin solución de continuidad la Trilogía de Nefaria o la Saga de Korvac, con la adición de los Guardianes de la Galaxia. Todo ello se puede encontrar en los Marvel Gold Los Vengadores: la Saga de Korvac y Marvel Gold los Vengadores: Grandes Amenazas. El listón estaba altísimo, de manera que era difícil imaginar que la serie pudiera seguir ofreciendo historias de ese nivel. Afortunadamente, no fue así... Jim Shooter y David Michelinie optaron por un enfoque en teoría menos ambicioso, pero que contribuyó sobremanera a cimentar el carácter y la identidad del grupo. Para continuar con la serie dejaron de lado los grandes argumentos cósmicos para centrarse en el funcionamiento del propio grupo y en sus componentes individuales, aliados a los lápices por un John Byrne en estado de gracia.

No obstante, el tomo comienza con la inclusión de un insulso anual centrado en la figura del villano Doctor Espectro y su prisma de poder. El punto positivo para cualquier fan vengador que se precie de serlo es que está dibujado por George Pérez, por lo que nunca podrá ser una pérdida total de tiempo, aunque no sea una historia precisamente para recordar.

Volviendo a la serie regular, por un lado tenemos la llegada definitiva de Henry Peter Gyrich, nuevo enlace del grupo con el gobierno. Ya había asomado su fea jeta en anteriores historias a modo de subargumento, pero aquí llegó a plena potencia para poner en entredicho la credibilidad y autoridad del grupo, argumentando que estaban fuera de control y que por sus privilegios de actuación tenían acceso a permisos de seguridad que los convertían en un riesgo. Es por ello que retiró de manera total esos privilegios y la prioridad de los Vengadores, lo que supuso desde no tener acceso a archivos confidenciales hasta no poder utilizar sus naves desde la mansión, de manera que su operatividad se vio reducida drásticamente.

Para devolver sus privilegios al grupo, Gyrich exigió toda una serie de cambios normativos y estructurales. Estos cambios pasaron por un total control del gobierno sobre los miembros del grupo, cuyo número debería ser reducido obligatoriamente a siete, que deberían ser autorizados incluso cuando sólo colaboraran temporalmente. Cada vengador debería ser dado de alta cuando se uniera al grupo, y dado de baja en caso de dejarlo. Y en su medida más polémica, Gyrich incluso decidió personalmente la primera alineación bajo su mando de entre todos los Vengadores disponibles. Esta medida es todavía recordada como uno de los momentos más tensos de la Historia del grupo. A los Capitán América, Iron Man, la Visión, la Bruja Escarlata, la Avispa, la Bestia … añadió al Halcón como cuota racial, dejando fuera a un cabreadísimo Ojo de Halcón, y desatando una agria polémica dentro del grupo. Pese a todo, para recuperar sus privilegios los Vengadores no tuvieron más remedio que aceptar todas y cada una de las exigencias de Gyrich

El siguiente problema fue convencer al propio Halcón de que se incorporara al grupo. A su carácter solitario, no habituado a trabajar en equipo, se le sumó la ofensa que suponía que le ofrecieran el puesto por llenar una cuota, y no por sí mismo. El Capitán América tuvo que jugar la baza de convencerle como un favor personal. No obstante, cada vez que el Halcón se cruzaba con Gyrich no perdía oportunidad de soltarle todas las pullas que podía…

Pero este control por parte de Gyrich dio problemas desde el principio. Antes siquiera de que el Halcón estuviera dado de alta, tanto Ms. Marvel como el Hombre Maravilla, e incluso Ojo de Halcón, estaban ayudando al grupo contra el Hombre Absorbente, en una historia en la que por primera vez se le daba un poco de dimensión humana al villano. Ojo de Halcón se despidió aquí de su colaboración con el grupo, lleno de resentimiento hacia el Halcón por haber ocupado su lugar. Y en seguida, la llegada de un trastornado Django Maximoff hizo que la Bruja Escarlata dejara su puesto para, junto a Mercurio, acompañar al anciano en busca de sus orígenes… hasta la montaña de Wundagore. Recordemos que hasta aquel entonces Wanda y Pietro, la Bruja Escarlata y Mercurio, pensaban que eran hijos del Zumbador y Ms. América, héroes de la Segunda Guerra Mundial, pero cuando llegó Django esa creencia saltó por los aires. Wanda y Pietro decidieron acompañar a Django a Wundagore convencidos de la veracidad de sus palabras para intentar esclarecer de una vez por todas su origen.

Allí, encontraron respuestas y muchas más cosas. Conocieron la verdad sobre su verdadera madre, que llegó a Wundagore huyendo de su terrible esposo y fue atendida por los Hombres Nuevos del Alto Evolucionador. Tras asistir al parto, el Alto Evolucionador intentó convencer al Zumbador, que también estaba acogido en Wundagore, de que eran sus hijos. Al rechazarlos éste, envió a los recién nacidos a una pareja gitana que había perdido a los suyos, los Maximoff, consciente de que Wundagore no era lugar para dos pequeños. Ese nacimiento, por desgracia, vino acompañado de la influencia de Ch'thon, el Dios arcano más antiguo que vivió jamás en la Tierra, pero que fue exiliado de la misma por Atum, el hijo de Gea, Diosa de la Tierra. Atum, transformado en el Demogorgo, el Devorador de Dioses, persiguió en tiempos remotos a todas las criaturas malignas que poblaban la Tierra hasta aniquilarlas a todos. Sólo unos pocos, como Set y Ch'thon, pudieron escapar a su castigo evadiéndose a otras dimensiones. Ch'thon dejó atrás escrito su conocimiento arcano en un libro, el Darkhold, como ancla y método de mantener su influencia en la Tierra. A través del libro hechizó a Modred el Místico, y Ch'thon vio la oportunidad de propiciar su retorno a través de la Bruja Escarlata… porque ya la había influenciado en la noche de su nacimiento. De ese modo, pudo poseer su cuerpo cuando Wanda acudió de nuevo a Wundagore. Mercurio, advirtiendo el secuestro de su hermana trató de entrar a Wundagore, sólo para ser rechazado. Fue recogido por Bova, la vaca evolucionada que asistió en su nacimiento, y conoció por ella las circunstancias de la historia, acudiendo seguidamente a los Vengadores en busca de ayuda.

Paradójicamente, el grupo que acudió al rescate poco tenía que ver con el que Gyrich tenía en mente. Obligó a la Visión a permanecer en su turno del monitor precisamente en la misión de rescate a su esposa, y unos Vengadores compuestos por el Capitán América, la Avispa, la Bestia, el Halcón, el Hombre Maravilla y una Ms. Marvel recién admitida acudieron al rescate, sólo para ser sometidos rápidamente por Modred y la misma Bruja Escarlata poseída por Ch'thon. Sólo el amor y el cariño combinados de Mercurio y del resto de Vengadores consiguieron desbaratar esa influencia, así como el robo del Darkhold por parte de la Bestia, lo que debilitó su control en un principio. Al final de la historia quedó claro que el Zumbador y Ms. América no eran los padres de los gemelos, que a partir de entonces llevarían orgullosos el apellido Maximoff… aunque el misterio sobre su padre biológico todavía daría unas cuantas vueltas más (y lo que te rondaré).

A todo esto, el Halcón no se sentía nada integrado en el grupo. Su papel se limitaba prácticamente a llevar a sus compañeros necesitados de apoyo aéreo. Aunque no lo trataban mal, su falta de poder crudo y las circunstancias de su membresía lo condujeron a sentirse minusvalorado y tratar de sobrecompensar su aportación propició que metiera la pata en varias misiones, algo que le pudo costar muy caro. Contra Modred quiso atacar en primer lugar, y fue sometido fácilmente. Y en la siguiente misión la cosa fue a peor…

Los Vengadores acompañaron a Pietro de vuelta a Attilan, donde conocimos otro hecho relevante, y es que su esposa Crystal estaba embarazada de quien acabaría siendo a la hija de ambos: Luna. Volviendo desde el Gran Refugio, los Vengadores tuvieron conocimiento de que una base rusa estaba siendo atacada y decidieron acudir en su ayuda. Aquí se generó un curioso debate, ya que el Capitán América no quería implicarse en el conflicto por ser en territorio ruso… hasta que la Bestia le hizo ver que si fuera una base americana ni se lo hubiera pensado, argumento definitivo que propició la intervención. Allí se encontraron con que un experimento había salido mal, de manera que se dio origen a los llamados Elementos Mortales: los elementos de la tabla periódica personificados en grotescas figuras de diversos poderes que copiaban las propiedades de cada elemento, y que pretendían acabar con la Humanidad. En un determinado momento de retirada, creyendo que la Avispa había quedado retenida, el Halcón decidió unilateralmente volver a por ella sin contar con sus compañeros, lo cual le condujo a sumarse a la lista de víctimas inmediatamente. Tuvo que ser rescatado él mismo, y viendo que para ello el Hombre Maravilla atravesaba muros y techos como si fueran de papel, llegó a preguntarse qué hacía él en el grupo junto a estos gigantes… y quién había pensado que podía sustituirles.

El tomo se complementa con un segundo anual sobre el robot Arsenal, que se ocultaba en los bajos de la Mansión de los Vengadores como último recurso de Howard Stark por si los nazis ganaban la guerra. Olvidado con el tiempo y reactivado sin razón, pensaba que tenía que cumplir su misión y que los superseres que se encontraba a su paso eran nazis disfrazados. Aquí, Gyrich tuvo que volver a admitir miembros diferentes de su alineación ideal ante la ausencia de varios miembros regulares, por lo que tenemos en danza a Ojo de Halcón, Thor, el Hombre Maravilla o Chaqueta Amarilla. La vuelta de tuerca de esta historia oscila en la identidad del ordenador que controlaba al robot Arsenal… la historia no es demasiado original pero está muy bien dibujada por Don Newton. Mantiene la tensión y es bastante entretenida. Además, tiene especial relevancia sentimental para los seguidores de Iron Man.

La impresión general de las historias recogidas en este tomo es magnífica. Los guiones están equilibrados y presentan diferentes niveles de lectura, mezclando con maestría tramas principales con subargumentos, y un trabajo de caracterización de los personajes digno de encomio, centrado sobre todo en Henry Peter Gyrich, Ojo de Halcón, la Bruja Escarlata, Mercurio y el Halcón. Sin ser historias más-grandes-que-la-vida, el impacto que llevan a cabo en el grupo y sus componentes se siente todavía a día de hoy, y ha sido utilizado como base para muchas historias posteriores hasta nuestros días. Resulta curiosa cuanto menos la capacidad de los guionistas de limitar oficialmente el elenco de personajes para al final saltarse esa limitación y utilizar los personajes que quisieron casi sin que nos diéramos cuenta. En cuanto al dibujo, John Byrne es el mejor Byrne: el dinámico, épico y preciso, a la altura de sus mejores trabajos. Este tomo nos deja algunas de las imágenes más recordadas de toda la serie: todos los Vengadores alrededor de su mesa de reuniones mientras Gyrich les dice que deben quedarse sólo siete, en la memorable portada de George Pérez reproducida en el interior por Byrne; la Bruja Escarlata poseída por Ch'thon, con los cautivos Vengadores bocabajo; o las marionetas con forma de Mercurio y la Bruja Escarlata en manos de Django.

Aunque para culminar etapa es imprescindible seguir con la lectura, porque los conflictos principales desatados en este tomo no llegan a una conclusión satisfactoria en el mismo. Pero eso nos llevará a evaluar el siguiente tomo de la colección, el Marvel Gold los Vengadores: el Destino de Ms. Marvel.


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