por Adamvell Ese es ni más ni menos el concepto que subyace en el Omnigold Los Vengadores: La llegada de los Vengadores y en su cercana continuación, el Omnigold Los Vengadores: Una vez vengador… La serie comenzó de la mano de Stan Leey Jack Kirby siguiendo un esquema similar al de la Liga de la Justicia de la Distinguida Competencia: reunir en la misma cabecera a todos los personajes más importantes de la editorial. Thor, Iron Man, Hulk, el Hombre Hormiga y la Avispa se reunieron para hacer frente a un complot del malvado Loki y, seguidamente, decidieron permanecer juntos para afrontar las amenazas que ningún héroe podría vencer en solitario. Existiría una excepción: Spiderman, ya que Stan Lee no consideraba que funcionara bien en grupo. Hay que reconocer que el comienzo de los Vengadores fue un tanto mediocre. No es, ni mucho menos, de lo mejor que publicó Marvel en esa época primigenia. Tampoco de lo peor, sino que ofreció una serie de historias entretenidas que tenían el aliciente adicional de ver actuar juntos a los personajes más importantes de la editorial. Se podría considerar como un cómic marvelita hardcore del bueno. Me explico. Existen una serie de diferencias significativas entre los cómics con los que nació el Universo Marvel. Yo los dividiría básicamente en tres: El cómic marvelita hardcore del malo: aquellos trabajos que como poco nos hacen esbozar una sonrisa condescendiente, pero que nos pueden llevar a pensar que nos están tomando el pelo por lo ridículo de la propuesta. Véase al Acróbata apagando la llama de la Antorcha Humana con una fregona mojada o al Hombre Hormiga puesto en dificultades por un enemigo que le había arrebatado una pistola de agua a un niño; el cómic marvelita hardcore del bueno: aquellos trabajos que, sin ser ninguna maravilla, están bien narrados, entretienen de manera digna y se pueden leer sin sentir vergüenza ajena. Véase esta etapa de los Vengadores que nos ocupa, o los comienzos de series como Spiderman, los 4 Fantásticos o la Patrulla-X; y el cómic marvelita del bueno, a secas: cuando empezamos a disfrutar realmente, las series despegan, la creatividad es la norma y la maravilla se aprecia por doquier. Véase los 4 Fantásticos de Lee y Kirby a partir de un determinado punto, el Spiderman de Lee, Romita y Kane o el Thor de Lee y Kirby. Pero no nos engañemos: en el origen del Universo Marvel hay muchos, muchísimos cómics que son hardcore del malo. Si les damos un pase es habitualmente por el componente nostálgico que sentimos, o por la curiosidad de asomarnos a la génesis de esos personajes que tanto nos gustan, o por leer acontecimientos de los que sólo conocemos referencias de oídas. Incluso en series que podríamos considerar de las mejores, siempre se nos cuela un Spiderman "cazando" con telaraña un trasbordador espacial o un enemigo vestido de torero, o de cocinero, o vaya usted a saber. O un enemigo llamado Pete Pote de Pasta. No obstante, el valor histórico marvelita de los cómics incluidos en este comienzo vengador es innegable. El "renacimiento" del Capitán América, la presentación de Kang e Inmortus, los enfrentamientos con Namor o los Señores del Mal del Barón Zemo original, la presentación del Hombre Maravilla, la infiltración del Espadachín, el relevo pasando el testigo a Ojo de Halcón, Mercurio y la Bruja Escarlata, la transformación de Pym en Goliat, los Hijos de la Serpiente, el Coleccionista, la llegada de Hércules al grupo… son acontecimientos de aureola mítica que han permitido a escritores posteriores desarrollar grandes historias basadas en ellos, propiciando que el concepto de Universo Marvel pudiera perdurar con el tiempo. Quizá la ejecución de estas historias pudiera ser mejorable pero, si nos fijamos bien, prácticamente todos los elementos que nos presentaron los autores siguen siendo utilizados por los guionistas actuales, lo que nos da una idea de que no se puede desdeñar el torrente creativo que supusieron aquellos números. Además, los Vengadores siempre fue la serie en la que se palpaba la existencia del universo interconectado más que en ninguna otra, por el mero hecho de que sus miembros aparecían en otras series. El foco central podría estar en los 4 Fantásticos, pero la interacción del Universo Marvel como tal se veía en los Vengadores. Especialmente relevante, por duradera, es la presentación de Kang el Conquistador, quien con permiso de Ultrón se ha mantenido como la mayor némesis del grupo durante su dilatada carrera. También presentaron a su otra cara, Inmortus, y si bien su relación con Kang no fue cosa de estos números, la semilla de la futura reinterpretación del mito del viajero del tiempo estaba plantada. Además, en esta etapa tenemos el origen del concepto en el que se basaron los Thunderbolts: tanto el Hombre Maravilla como el Espadachín se infiltraron en los Vengadores para traicionarlos, aunque años después se convirtieran en parte del grupo con todo derecho. También la adición de Ojo de Halcón, Mercurio y la Bruja Escarlata enlaza con el mito del villano redimido, y por tanto con los Thunderbolts. Ese cambio de guardia produjo un vuelco total en el concepto de la colección, pasando de estar protagonizada por héroes experimentados, seguros de sí mismos y de sus capacidades, a estarlo por jóvenes inseguros, inexpertos, a menudo cabezotas y poco razonables bajo el ala de un Capitán América que más parecía un padre que un líder de grupo. Siendo honestos, la serie nunca terminó de despegar bajo la tutela de Stan Lee. Otras series del Universo Marvel pudieron empezar dubitativas, pero al cabo de poco tiempo dieron el salto de calidad que ha permitido sobrevivir al Universo Marvel en su conjunto. Estamos hablando de series como Spiderman, los 4 Fantásticos, Thor, el Capitán América, el Dr. Extraño… Los Vengadores no pertenecen a ese grupo. Es más, cuando Jack Kirby abandonó la serie en manos de otro artista menos capaz como Don Heck, la colección no sólo no mejoró sino que fue a peor. No estaba tampoco en el furgón de cola que ocuparían series como Hulk o Iron Man, pero no era para nada destacable. Un caso parecido lo tenemos en la Patrulla-X, serie que siguió unos derroteros parecidos a los Vengadores en cuanto a autores y calidad, pero los mutantes tenían la desventaja de no tener ese componente adictivo del mencionado carácter integrador y vertebrador del Universo Marvel. Ni Patrulla-X ni Vengadores despegaron hasta que no llegó a ambas series Roy Thomas a los guiones, y no lo hicieron del todo hasta que Thomas no se hizo acompañar de dibujantes como Neal Adams o John Buscema. Para los mutantes era demasiado tarde: fueron carne de cancelación. Sin embargo, los Vengadores pervivieron lo suficiente como para ver tiempos mejores, hasta el punto de, esta vez sí, arrebatar el trono de serie central a los 4 Fantásticos tanto por importancia como por calidad. Este in crescendo en la serie se puede apreciar en los otros dos Omnigold dedicados por Panini al grupo, que son continuación de los que hoy tratamos: Los Vengadores: ¡Unidos en combate! y Los Vengadores: La batalla por la Tierra , con la confirmación definitiva de ese liderazgo en el tomo de Marvel Gold: la Guerra Kree-Skrull. Pero en los primeros números, que son los que nos ocupan, nada de esto se veía. Las aventuras se sucedían sin un hilo conductor que nos enseñara la razón por la que estos personajes actuaban juntos… más allá de que lo hacían. Posiblemente, a esa indefinición y poco éxito de la propuesta inicial se deba el continuo cambio en la formación que observamos en estos números, y que con el paso del tiempo se ha convertido en santo y seña de la serie, algo que copió la misma Patrulla-X como parte de su propia fórmula para el éxito, pasando de ser una colección del estilo de los 4 Fantásticos a serlo del estilo de los Vengadores. Hulk abandonó la serie en el segundo número. El Capitán América apareció en el cuarto. Todo el equipo cambió en el número dieciséis. Al poco, regresaron la Avispa y Hank Pym al grupo. Como no había suficiente músculo, se incorporó a Hércules al reparto. Se observa o bien un importante grado de improvisación, de desesperación o una serie sin rumbo fijo. Diríase que Stan Lee no sabía realmente qué hacer, y desde luego Jack Kirby no se implicó demasiado. Con todo, de no ser por esos vaivenes muy probablemente nunca hubiéramos visto la incorporación al grupo de tantos y tantos personajes que posteriormente enriquecieron la serie. Ya que te has visto forzado a ello, conviértelo en tu identidad, debió pensar Roy Thomas. A eso se le llama extraer fortaleza de la propia debilidad. Y debilidad se puede considerar la parte dibujada por Don Heck, que llegó tan pronto como el número 9 de la serie. Me resulta sorprendente la confianza que Stan Lee depositaba en este dibujante, que no es que fuera realmente malo, sino que en ningún caso adaptó su estilo con éxito a dibujar superhéroes. Ciertamente, Heck era un colaborador habitual de la editorial durante la era Atlas, dibujando cómics de ciencia ficción y románticos, pero el corte de esas historias no era en absoluto el mismo que tuvo que trasladar a los superhéroes de manera fallida. Si un primigenio Jack Kirby conseguía realzar un tanto los guiones de Stan Lee, Don Heck hacía lo contrario: te sacaba de la historia. No he tenido la oportunidad de leer sus historias románticas pre-Marvel, pero estoy bastante seguro de que su estilo se adaptaba muchísimo mejor a ellas. En cuanto a la edición, podemos esperar que la calidad se mantenga sin problemas respecto a otros tomos de la línea. Es gratificante poder confiar en que el resultado final del producto vaya a ser satisfactorio incluso sin haberlo tenido en las manos. Como siempre, la relación calidad-precio se presenta equilibrada y volveremos a poder disfrutar de cantidad de extras, artículos y curiosidades sobre estos números. En el caso del Omnigold Los Vengadores: la llegada de los Vengadores, además de los 22 primeros números de la serie éste incluye el especial The Avengers #1 ½, realizado en tiempos modernos por Roger Stern y Bruce Timm, aunque ubicado temporalmente entre el primer y el segundo número de los Vengadores clásicos. Sin embargo, aunque los autores mimeticen el estilo y formas de aquella época con su habitual buen hacer, su inclusión no termina de convencerme. No creo que sea conveniente incluir material moderno en estos tomos antiguos, por mucho que cronológicamente la historia que cuenten encaje bien, por lo que espero que este tipo de inserciones no sea tendencia en el futuro. El siguiente tomo, Omnigold Los Vengadores: Una vez vengador…, incluye los números 23 al 40 americanos, ya enlazando con el comienzo de la etapa de Roy Thomas, con lo que se da por concluida la recuperación de los primeros años del grupo. En resumen: que nadie espere una gran obra maestra. Ni siquiera una obra menor. Pero si por el contrario lo que buscas es asomarte al origen del Universo Marvel, estos cómics son perfectos para tí. Verás dónde empezó todo, y si logras abstraerte del aire inocente y de las historias simples que se te presentan, disfrutarás como un niño de estos maravillosos momentos en los que los héroes todavía no arrastraban los acontecimientos que marcaron sus vidas, aún eran diamantes sin pulir y luchaban por el bien sin las dobleces, conspiraciones y guerras internas a las que les han llevado los guionistas contemporáneos. La génesis del Universo Marvel. Ni más ni menos. |
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