A principios de 2014, pudimos disfrutar en nuestras pantallas de cine de una de las películas producidas por Marvel más esperadas. Capitán América: El Soldado del Invierno supuso un auténtico éxito de taquilla y crítica, y uno de los principales responsables de ello fue el propio personaje que da nombre a la cinta.

El Soldado de Invierno (Winter Soldier en versión original) fue presentado por el guionista Ed Brubaker en 2005, apenas unos meses después de empezar su celebrada y ya emblemática etapa en la colección del Capitán América. Los lectores pudimos conocerle como un implacable asesino a las órdenes del antiguo general soviético Alexander Lukin, que tuvo una inevitable confrontación con el vengador abanderado. Durante el transcurso de la misma, este último descubrió que se trataba de su antiguo compañero y amigo al que creía muerto: Bucky Barnes. Y eso nos lleva inevitablemente a una pregunta: ¿Quién era Bucky?

BUCKY BARNES: HISTORIA DE UN SIDEKICK
por Victor Dolz


Para responder a esa cuestión debemos trasladarnos a 1941, cuando Batman llevaba casi un año viviendo sus aventuras superheroicas a la vera de Robin, un joven muchacho que actuaba como su compañero y amigo. El guionista Joe Simon decidió repetir la jugada cuando presentó su nueva y flamante creación a la editorial Timely. Así, el Capitán América, personaje al que dieron vida los lápices del gran Jack Kirby, estaba acompañado en las notas de Simon por un adolescente con antifaz que respondía al nombre de Bucky, bautizado así en honor a Bucky Pearson, amigo de la infancia de Simon y estrella del equipo de baloncesto de su colegio.

El Capitán América y Bucky se dieron finalmente a conocer al unísono, ante el mundo, como protagonistas principales de Captain America Comics #1, un tebeo que ha pasado a la posteridad no tan solo por su importancia, si no también por su emblemática portada en la que vemos al abanderado propinando un sonoro puñetazo al mismísimo Adolf Hitler. La respuesta de unos lectores ávidos de dosis de patriotismo en tiempos difíciles no tardó en llegar, y el Capitán América y Bucky se convirtieron en los auténticos personajes estrella de la editorial, protagonizando más y más aventuras.

El propio Bucky, lejos de la imagen que pueda dar de "añadido" o personaje metido con calzador, logró alcanzar suficiente fama durante su primer año de existencia para ser uno de los protagonistas de un nuevo título patriótico llamado Young Allies. En él, Bucky y otros héroes adolescentes como Toro, el joven compañero de la Antorcha Humana, vivían sus propias aventuras alejadas de los adultos contra el ejército nazi o el mismísimo Cráneo Rojo. Curiosamente, en esta serie realizó algunos de sus primeros guiones un joven escritor llamado Stan Lee, que como veremos un poco más adelante fue determinante en el devenir del bueno de Barnes.

Pero, como suele ocurrir en muchas ocasiones, todo lo que sube tiende a bajar. Concluida la Segunda Guerra Mundial, el interés por los héroes-propaganda cayó, si bien no en picado, sí paulatinamente. A pesar de ello, tanto el Capitán América como Bucky tuvieron tiempo suficiente para ser integrantes del Escuadrón de Vencedores, un grupo al que bien podríamos llamar precursor de los Vengadores y que aglutinaba a lo mejor de lo mejor de los héroes de la época. Personajes tan populares como Namor, la Antorcha Humana o el Zumbador formaban parte de las filas de este efímero grupo, que sólo llegó a protagonizar dos historias publicadas en 1946.

La suerte de Bucky pareció totalmente echada en 1948, cuando en el transcurso de una historia fue herido gravemente por un disparo, lo que conllevó, finalmente, su sustitución como compañero de aventuras del Capitán América. La elegida fue una joven llamada Betsy Ross, aliada del ejército estadounidense que adoptó el nombre en código de Chica Dorada y que muchísimo tiempo después se revelaría como la tía del mismísimo suegro del increíble Hulk, el General "Trueno" Ross.

Pero ni siquiera este movimiento tan radical logró enderezar la trayectoria del Capitán América, y el personaje desapareció de las estanterías en 1949. Cuatro años después, sufrió un intento de relanzamiento que también vio el regreso de Bucky como compañero. En él, los personajes combatían ahora a los perversos comunistas de más allá del telón de acero, pero las ventas fueron paupérrimas. El interés por los superhéroes ya no era el mismo y quedaron nuevamente condenados al ostracismo. Es ahora cuando debemos dar un salto a 1964 y regresar sobre la figura del ya mencionado Stan Lee. El prolífico guionista llevaba ya más de dos años dando forma al naciente Universo Marvel junto a artistas muy dispares, pero especialmente en compañía de Jack Kirby. Junto a "El Rey" había creado series como Fantastic Four, Sgt. Fury & His Howling Commandos o The Avengers. Y es en esta última dónde se produjo uno de los acontecimientos más importantes de la denominada Edad de Plata: El regreso del Capitán América.

Stan ya había tanteado el terreno para el regreso del héroe abanderado en Strange Tales #114 (XI/1963), con el villano conocido como Acróbata haciéndose pasar por él para enfrentarse a Johnny Storm. La respuesta a favor debió ser abrumadora en muy poco tiempo y, por fin, en The Avengers #4 (III/1964) el personaje era rescatado del olvido de manera definitiva. En este número, se nos relataba que el Capitán América había quedado en animación suspendida, congelado y a la deriva, poco antes de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, durante un enfrentamiento con el Barón Zemo. Salta a la vista que desde un primer momento esta decisión creaba una incongruencia con las aventuras de los primeros años cincuenta de las que hablábamos antes. Stan prefirió no volver sobre ello y tuvo que ser Steve Englehart, considerado por muchos el mejor guionista que ha tenido el personaje, el encargado de solucionar el desaguisado.

Pero una vez con el Capitán América de vuelta, la pregunta es: ¿Qué fue de Bucky? Si algo tenía claro Stan Lee es que la edad no importaba a la hora de ser un héroe fuerte e independiente. Spiderman, la Antorcha Humana o la Patrulla-X protagonizaban sus propias series siendo apenas unos adolescentes. Para él la imagen del sidekick estaba completamente obsoleta, a no ser que se le diera algún giro de tuerca al concepto como hizo con ese gran personaje que es Rick Jones.

A efectos prácticos, Bucky estaba muerto. Muerto y enterrado como consecuencia de la misma misión suicida que condenó al Capitán América a una prisión de hielo. Y durante el resto de la década, tanto él como sus sucesores se encargaron de reafirmar esa idea, haciendo de la culpabilidad que sentía el Capi una de las señas de identidad del personaje, o haciendo a éste viajar en el tiempo para atestiguar que no había posibilidad de que Bucky escapara con vida.

Desde entonces, las apariciones de Bucky se limitaron a flashbacks. Algunos con más enjundia que otros, y es que en la década de los 70, Roy Thomas aprovechó la creación de los Invasores, supergrupo que vivía sus aventuras en la Segunda Guerra Mundial, para dar a conocer a Bucky a toda una nueva generación de lectores.

Pero todo ello cambió cuarenta años después de que Lee y Kirby firmaran aquel certificado de defunción. Lo que nos habían contado no estaba completo y Ed Brubaker se iba a encargar de hacernos saber la verdad. Pero esa es otra historia.


LOS OTROS "BUCKYS"

Aunque Bucky fuera eliminado de escena con órdenes directas de no devolverle a la vida jamás, durante décadas fueron emergiendo diversos personajes para evocarle, seguir su legado o simplemente tratar de arreglar el desbarajuste de continuidad que se había causado con la reaparición del Capitán América.

Todos estos personajes son los que vamos a ir tratando a continuación para ahondar un poco más en todo lo que la figura de Bucky ha significado para el Universo Marvel.


Fred Davis:

En 1975, Roy Thomas consiguió realizar uno de sus mayores sueños: escribir sobre los héroes de la Edad de Oro del Cómic con los que había crecido. El Capitán América, Namor, la Antorcha Humana original, Bucky e incluso personajes de nuevo cuño como Spitfire o Unión Jack fueron la base de uno de sus proyectos más personales: la serie regular de los Invasores.

Pero Thomas no se conformó sólo con eso. Su línea de pensamiento era clara: si había tantos héroes en los tebeos de los años 40, ¿por qué no podían haber existido otros grupos aparte de los Invasores?

Así fue como nació la Legión de la Libertad, integrada por superhéroes olvidados y sin tanto calado como los anteriormente mencionados. El Patriota, Miss América, Jack Frost o el Hombre Delgado fueron algunos de los elegidos para este variopinto grupo. Probablemente a estas alturas más de uno se esté preguntando a qué viene todo esto, pero un simple dato bastará para esclarecerlo: Bucky fue el fundador de este grupo.

En una historia ambientada en 1942 y que ocupó Invaders #5-6 y Marvel Premiere #29 - Marvel Premiere #30 (III, IV y V/1976), los Invasores eran capturados por Cráneo Rojo y sufrían un lavado de cerebro que les hacía luchar en el lado del Eje. Bucky, el único miembro no capturado, lograba reunir a otros muchos superhéroes para liberar a sus compañeros. La experiencia les resultó tan satisfactoria que decidieron seguir luchando juntos como la Legión de la Libertad, un equivalente de los Invasores que actuaría en suelo americano.

Pero el dato que más nos importa es que en este número se introdujo a Fred Davis Jr., un joven jugador de béisbol y amigo de Bucky Barnes al que éste pedía que se hiciera pasar por él como parte del plan para derrotar a Cráneo Rojo.

Roy Thomas no se olvidó de él y le recuperó en un número de What If…?. Esta serie, por norma general, mostraba lo que podría haber sido si los acontecimientos del Universo Marvel hubiesen sucedido de otra forma. Pero en su número 4 (VIII/1977) ocurrió algo excepcional y la historia que incluía estaba integrada en la continuidad oficial. Thomas aprovechó la ocasión para instaurar a Fred Davis como el segundo Bucky de la historia, elegido por el presidente Truman después de la desaparición del Capitán América y su compañero original.

Así pues, Fred Davis pasaba a ser el Bucky que fue sustituido por Chica Dorada en 1948 o formó parte del Escuadrón de Vencedores, hechos que ya se han indicado antes. Por supuesto, el Capitán América al que acompañaba no era tampoco Steve Rogers. Dos fueron los héroes que adoptaron el papel del abanderado al final y después de la guerra: el Patriota y el Espiritú del 76.

Ya a finales de los 90 y principios de los 2000, el personaje fue recuperado como uno de los ancianos miembros del Batallón-V, una organización dedicada a combatir a los criminales de guerra y a sus descendientes que fue presentada y desarrollada por Kurt Busiek y Fabian Nicieza en las páginas de los Thunderbolts, en uno de los ejercicios más interesantes de retrocontinuidad de los últimos tiempos.

Finalmente, fue el propio Ed Brubaker, el guionista con el que hemos empezado este artículo, quién se encargaría de dar fin a la vida del personaje. Fred Davis Jr. era asesinado por el agente soviético Leo Novokov en las páginas de The Winter Soldier #6 (VIII/2012).


Jack Monroe:

Ya lo he comentado brevemente unas líneas antes. Steve Englehart, uno de los escritores más laureados del Capitán América, fue el primero que se atrevió a meter mano a todo el desbarajuste que había causado la recuperación del Capitán América. Hasta 1972, aquellos cómics de los 50 en los que el Capi y Bucky se daban de tortas contra los comunistas eran tema tabú.

Por suerte, en una saga desarrollada en Captain America #153-156 (IX-XII/1972), Englehart nos presentaba a los misteriosos personajes que habían encarnado a los héroes en aquella época. Se trataba de un profesor que se había cambiado legalmente el nombre a Steve Rogers y un estudiante (que más tarde sabríamos que se llamaba Jack Monroe) que idolatraban de tal manera al dúo que se atrevieron a probar una versión del Suero del Supersoldado, cuya fórmula habían encontrado entre unos documentos nazis. Dotados de superpoderes, cumplieron sus más locos sueños y comenzaron a combatir a los comunistas como unos modernos Capitán América y Bucky. Sin embargo, pagaron un importante precio: el suero sin testar les causó un grave desequilibrio mental que obligó al gobierno a mantenerlos en animación suspendida hasta poder hallar una cura.

Una vez explicado el pasado de los personajes, Englehart les recuperó en el presente. Despertados por un agente del gobierno, pero todavía con evidentes signos de demencia y paranoia, se enfrentaron al Capitán América y al que por aquel entonces era su compañero, el Halcón. Una vez derrotados fueron sedados de nuevo. Englehart no emplearía más a los personajes, habían cumplido su función… pero dejaba la puerta abierta para quien quisiera recuperarlos.

Esto no ocurrió hasta Captain America #232-236 (IV-VIII/1979), una saga escrita por Roger McKenzie, Jim Shooter y Michael Fleisher en la que el "Capitán América de los 50", como ha sido conocido el personaje desde entonces, era manipulado por el Doctor Faustus y se convertía en el Gran Director, un villano de tendencias fascistas que incluso llegaba a asesinar aparentemente a su Bucky.

Nada más lejos de la realidad, puesto que Jack Monroe, quién por fin recibía un nombre, era rescatado por J.M Dematteis durante su andadura como guionista del buen Capitán e incorporándose al elenco de habituales de la serie. Ya curado de los efectos del suero sobre su mente, Monroe adquiría la identidad que en su momento usara el Capitán América durante un breve período de tiempo: Nómada.

Nómada se convirtió en otro miembro de la larga lista de compañeros del Capi, tras Bucky, Rick Jones o el Halcón. Pero el caso de este joven e inexperto muchacho era muy especial, puesto que Jack era también un hombre fuera de su tiempo como lo fue anteriormente el Capi.

Pero al igual que ocurriera con los otros compañeros mencionados, Jack dejó de ser un personaje de aparición regular. Sus "visitas" en el título eran cada vez más escasas y anecdóticas, aunque su popularidad daría un giro total en la década siguiente.

Tras protagonizar un par de historias breves en Marvel Comics Presents y un anual de Captain America, Nómada vio llegar su gran oportunidad en forma de miniserie. Escrita por Fabian Nicieza y dibujada por James Fry, Nomad #1-4 (XI/1990-II/1991) mostraba al personaje entrando de lleno y en solitario en la década más sórdida del cómic estadounidense. Sin uniforme de colores pero armado con una escopeta y luciendo pelo largo y barba de tres días, Jack se enfrentaba a lo más sórdido de la sociedad a lo largo de toda Norteamérica.

Este nuevo enfoque llegó en el momento exacto y preciso. Los lectores demandaban personajes oscuros y de moral cuestionable y así Nómada logró obtener colección propia, también con guiones de Nicieza. Tras 25 números llenos de acción y estrellas invitadas, durante los cuales a Jack le dio tiempo de cuidar a una pequeña niña a la que llamó Bucky, la colección cerró sus puertas con su protagonista aparentemente muerto.

Pero Jack ya había engañado a la muerte en más de una ocasión. Regresó, al igual que ocurriera con Fred Davis Jr. en las páginas de los Thunderbolts. Fabian Nicieza, su padrino durante la década de los 90, había estado usando una versión moderna del asesino conocido como Azote. Los lectores nos encontramos con una gran sorpresa cuando descubrimos que el hombre que estaba bajo aquella cornuda máscara no era otro que un Jack Monroe a quien habían lavado el cerebro. La mente del pobre no ganaba para disgustos.

Y las similitudes con Fred Davis no quedaron ahí. Nómada, Jack Monroe, vio su fin de una manera bastante triste. Y supongo que para muchos, indigna del personaje. Arrastrándose por lo más hondo y oscuro de las calles, Jack era abatido por el primer Bucky de todos. El círculo se cerraba de la mano de Ed Brubaker. La carta de presentación en sociedad del Soldado del Invierno fue el asesinato de uno de sus sustitutos.


Rick Jones:

Personaje adolescente creado por Stan Lee y Jack Kirby en The Incredible Hulk #1 (V/1962) que fue uno de los causantes de esa jugarreta que el destino le gastó a Bruce Banner. Jones, un quinceañero irresponsable, se coló en la zona de pruebas de la Bomba Gamma y condenó al científico a pasar el resto de su vida rompiendo pantalones de color fucsia.

A pesar de encarnar en cierta manera a esos adolescentes compañeros de héroes que tanto detestaba Lee, Rick se convirtió rápidamente en uno de los personajes clave de la Marvel de los años 60. Tras ayudar a Hulk para expiar su culpa, provocar la formación de los Vengadores y pasar un tiempo con estos, Rick se obsesionó con ser el compañero del recientemente descongelado Capitán América.

Durante un breve período de tiempo lo logró y se autoproclamó el nuevo Bucky, llegando a vestir el mismo traje que el original para disgusto de Steve Rogers. Por suerte o por desgracia esta idea no llegó a buen puerto y el camino de Rick tomó unos derroteros muy distintos.

Para conocer más sobre la vida y milagros de Rick, recomiendo la lectura del genial artículo que nos brindó Óscar Rosa hace un tiempo: "UN HOMBRE ENTRE LOS SUPERHÉROES".


Lemar Hoskins:

Lee, Kirby, Englehart, DeMatteis, Brubaker… si algo me ha permitido la escritura de este artículo es poder dedicar unas palabras a los que están considerados como los guionistas más importantes de la larga trayectoria del Capitán América. Pero faltaba un nombre más. El nombre de aquel que ostenta el récord de mayor cantidad de números escritos de manera continúa sobre el personaje: Mark Gruenwald.

El guionista procedente de Wisconsin, tristemente desaparecido en 1996, supuso una auténtica revolución para el Capitán América y todo su entorno, creando personajes tan memorables y representativos como son Iguana o Calavera.

Pero el número que más nos interesa ahora es Captain America #323 (XI/1986). En él, Gruenwald nos presentaba una versión algo retorcida del Capitán América, el Superpatriota. Este personaje consideraba obsoleto como símbolo a Steve Rogers, y trató de ganarse el cariño del público para convertirse en el nuevo héroe nacional. Para ello, Gruenwald lo presentó acompañado por una cuadrilla de "Buckys", supuestamente defensores a ultranza del Capi pero que, realmente, eran secuaces del Superpatriota para lograr llevar a cabo su plan.

Y poco después ocurrió lo impensable. En uno de sus movimientos más arriesgados, Gruenwald decidió que Steve Rogers dejara de ser el hombre bajo la máscara. Apenas unos años antes, la fórmula había funcionado con Iron Man, sustituido en sus labores de superhéroe por Jim Rhodes. Y el personaje de Bill Rayo Beta creado por Walter Simonson a imagen y semejanza de Thor había sido todo un impulso para las ventas del título del asgardiano. ¿Por qué no podía pasar lo mismo con el Capi?

En Captain America #332-333 (VIII-IX/1987), Steve descubría que el gobierno de Estados Unidos conocía de nuevo su identidad y tan solo le dejaba dos alternativas: ponerse a su servicio o dejar que otro lo hiciera por él. Su respuesta no se hizo esperar, y Steve abandonó el traje totalmente decepcionado con su país. Sin embargo, la plaza de abanderado no quedó demasiado tiempo vacante, pues pronto el gobierno encontró al sustituto ideal. El nuevo héroe de las masas y protagonista de los telediarios: el Superpatriota.

Aunque, claro está, faltaba un detalle. Y es que como ya hemos visto, todo intento del gobierno por controlar la figura del Capitán América siempre ha implicado colocarle casi a la fuerza un Bucky como compañero. En el caso de Walker el elegido por Gruenwald fue uno de los "Buckys" junto a los que había debutado, el único de etnia afroamericana, que respondía al nombre de Lemar Hoskins.

Como nota curiosa, cabe añadir que Gruenwald cometió un fallo garrafal sin saberlo. Su idea de un Bucky de color fue muy bien recibida, pero los lectores de la época no tardaron en hacerle saber, a través de sus cartas, que el término "Bucky" era despectivo en la comunidad afroamericana. Gruenwald no tardó en pedir disculpas y en rectificar, otorgándole a Hoskins un nuevo nombre en clave que le sigue acompañando a día de hoy, el cual fue ideado por el dibujante Kieron Dwyer: Estrella de Combate.

Con el paso del tiempo, Johnny Walker dejó de ser el Capitán América, se convirtió en el USAgente, se unió a los Vengadores… en resumen, ganó una identidad propia dentro de la editorial. No se puede decir lo mismo del pobre Estrella de Combate, quizá el Bucky más olvidado de todos. Tras unirse al Grupo Salvaje de Marta Plateada, durante los años 90, tan solo tuvo un par de apariciones aquí y allá, esperando todavía que alguien le recupere para poder brillar.

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