La popularidad actual de Iron Man viene dada sin ningún género de duda por la interpretación de Robert Downey Jr en el Universo Marvel Cinematográfico. Si bien el carácter del personaje es mucho más abierto en la gran pantalla que en su legendaria serie regular, algunos de los elementos característicos que han llegado hasta nuestros días se forjaron en una etapa que hoy examinamos aquí...

UN GENIO, MILLONARIO, PLAYBOY Y FILÁNTROPO EN 1978
por Bruno Lorenzo Teijo(*)


Iron Man fue una de las creaciones que Stan Lee introdujo en 1963 como parte de la expansión del primigenio Universo Marvel. En ese año, nacieron las series regulares de Los Vengadores, La Patrulla-X y El Sargento Furia y sus Comandos Aulladores. Tony Stark ascendió rápidamente en esta expansión, debutando en el Tales of Suspense #39 (Marzo de 1963) y convirtiéndose en Vengador poco después. A pesar de esto, su serie no destacaba en casi ningún aspecto, y la importancia del personaje radicaba fundamentalmente en su posición como "mecenas" de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, y en sus virtudes como inventor y visionario. Los equipos creativos que se sucedían en la colección no parecían saber sacar todo el partido ni a su protagonista, ni a su interminable galería de villanos, ni sobre todo a los personajes secundarios y las múltiples conexiones que éstos podían producir con el resto de personajes de este universo de ficción.

Todas estas cuestiones se solucionaron cuando en 1978 David Michelinie, Bob Layton y John Romita Jr. entraron a formar el equipo creativo de The Invencible Iron Man como sustitutos de Bill Mantlo. Michelinie y Layton, que había trabajado juntos para DC Cómics, habían decidido salir de la competencia y reunirse con Jim Shooter, el por entonces máximo responsable editorial de Marvel. Rápidamente ambos autores se fijaron en la serie del Hombre de Hierro, y reclutando a un joven con gran talento que, a pesar de su apellido, había destacado por méritos propios en la industria, se hicieron con las riendas de una colección que merecía estar en el número uno por su potencial.

Los primeros arcos argumentales de la etapa Michelinie-Romita Jr.- Layton nos muestran a la perfección el estilo y los elementos que quieren destacar el trío de autores de nuestro Hombre de Hierro favorito. Para empezar, los secundarios, no paran de desfilar e interrelacionarse número tras número (Madame Máscara, Los Vengadores y unos novatísimos Bethany Cabe, Sra. Arbogast y James Rhodes). Los autores encadenan una serie de historias que destacan el uso que hace Tony de su doble identidad, así como los problemas que ésta la acarrea más allá de cuestiones morales o físicas. La integración del mundo del espionaje en la serie con la trama de S.H.I.E.L.D. y del Espía Maestro destierra definitivamente la idea de que el único espionaje que podíamos ver en Iron Man era el de los comunistas o el relacionado con la Guerra Fría. Los villanos también se suceden con gran rapidez, reutilizando y poniendo al día a creaciones clásicas que muchos aficionados estoy seguro solo asocian a una época muy determinada y primigenia del Universo Marvel, como es el caso de El Unicornio.

Ya desde el principio el dibujo del tándem Romita Jr. y Layton se destapa como uno de los grandes aciertos de esta etapa. Aunque el hijo de John Romita Sr. aún tardaría un tiempo más en destacarse como uno de los grandes artistas de la década y de la historia de la editorial (en las páginas de The Amazing Spider-Man junto a Roger Stern) es en Iron Man donde podemos apreciar por primera vez la gran calidad que tiene este autor a la hora de narrar las historias que se le proponen. Sus composiciones de página, unidas a su habilidad para recrear unos personajes y unas interacciones realistas le convertían en la opción perfecta para plasmar el duro mundo industrial en el que se movía el personaje.

Con estas cartas de presentación, llegamos al que muchos consideran el clímax de los argumentos presentados por Michelinie y Layton, una de las historias más importantes del personaje y por consiguiente del Universo Marvel. El Demonio en un Botella es la máxima expresión de que lo que importa en esta colección es el hombre que hay bajo la armadura y no la espectacular tecnología que ella simboliza. Personalmente, cuando leí esta historia lo hice sin conocer apenas nada del personaje y de la etapa en la que estaba encuadrada. Craso error. El Demonio en Una Botella se disfruta muchísimo más habiendo leído los números introductorios previos, sorprendiéndote con la aparición estelar de Justin Hammer como el gran villano en la sombra de los problemas que tenía Tony Stark por aquel entonces y, finalmente, viviendo con intensidad el enfrentamiento entre Tony y su gran debilidad como ser humano: el alcoholismo.

James Rhodes y Bethany Cabe se descubren como dos de las mayores aportaciones del equipo creativo al sub-universo de Iron Man, con números prácticamente protagonizados por sus curiosas relaciones con el Vengador Dorado. La página final del número cumbre de la saga, The Invincible Iron Man #128 (Noviembre de 1979) supone la madurez definitiva del personaje, su entrada en una nueva década y su reafirmación de que pase lo que pase, está en sus genes el ser un genio, millonario, playboy, filántropo que porta una armadura, pero que no por ello deja de ser un buen hombre y un auténtico héroe.

Con la serie ya asentada, Iron Man entra en los años 80 como una de las cabeceras estrella de Marvel Cómics gracias al imponente trabajo de su cada vez más coordinado equipo creativo. Para empezar, el equipo creativo estableció una serie de historias y arcos argumentales que hacían hincapié en los misterios que habían estado presentando en la colección en los meses anteriores. Comenzando por Madame Máscara y su padre, siguiendo por el "caso S.H.I.E.L.D." y terminando con los problemas de Tony para recuperar el control de su empresa después de la OPA hostil de Hammer. Todo esto estuvo aderezado con el avance de las relaciones con Bethnay Cabe y un cada vez más protagonista James Rhodes (que sería incluso incorporado por retrocontinuidad al origen del héroe) y por la constante presencia de otros héroes de la Casa de las Ideas como Hulk/Bruce Banner o el nuevo Hombre Hormiga. Este último tiene una importancia capital, puesto que Scott Lang es probablemente una de las creaciones más destacadas de Michelinie y Layton y que ha tenido una gran presencia en el Universo Marvel desde entonces. El regreso de Hammer, el enfrentamiento con el Solturión o Látigo Negro, y la presentación de cada vez más versiones de la armadura, algo que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los elementos característicos de la serie marcaron los primeros años de la década.

Un nuevo punto de inflexión llegó poco después. Si El Demonio en Una Botella significó la consecución de esa paz interior que tanto ansiaba Tony Stark, la saga de dos entregas En Busca de muerte (The Invencible Iron Man #149, agosto de 1981), más conocida por su título original, Doomquest, significó la madurez heroica del personaje al incorporar Michelinie y Layton al Doctor Muerte a su lista de villanos. Muerte, que como todos sabemos nació en las páginas de Los 4 Fantásticos, con el paso de los años se fue convirtiendo en una némesis de gran carisma que traspasaba las páginas de la Primera Familia Marvel y amenazaba con poner en jaque a cualquier héroe del Universo Marvel. El equipo creativo sabía que el nivel tecnológico de ambos adversarios era enorme, por lo que enfrentarlos directamente no supondría ninguna diferencia respecto a otros enemigos con armadura a los que había derrotado el Hombre de Hierro en los años anteriores. De esta manera, establecieron un evidente contraste situando el combate entre Tony y el gobernante de Latveria en una época sin apenas ningún avance tecnológico: el Medievo y la Inglaterra del Rey Arturo, Merlín y Morgana Le Fey.

El viaje temporal no fue más que una excusa para poner de manifiesto el increíble nivel de calidad y originalidad al que había llegado la cabecera en esos momentos. Con un Romita Jr. en estado de gracia, Michelinie y Layton construyeron una historia que quedó grabada en la memoria colectiva de los aficionados, que sería reeditada en numerosas ocasiones y cuyas consecuencias llegarían hasta nuestros días en grandes sagas como Civil War o series de importancia capital como Vengadores Oscuros. Fue tal la repercusión, que en 1989 Michelinie y Layton, que ya habían abandonado la colección (por el interés de Layton en escribir en solitario sus propios cómics), regresaron para volver a juntar en otras dos épicas entregas a Muerte y Iron Man en otro viaje temporal que supuso el final definitivo de su trabajo en The Invencible Iron Man

El trabajo de Michelinie, Romita Jr. y Layton es una de las cumbres del superhéroe clásico de Marvel Cómics antes de la profusión de adaptaciones cinematográficas, series de animación u versiones alternativas de los personajes. Panini Cómics está recuperando desde principios de año en su formato Marvel Gold todos los números de The Invencible Iron Man realizados por el trío de autores, en una edición que si bien no es perfecta, permite acercar al público actual un trabajo que merece estar siempre disponible para cualquier aficionado que quiera disfrutar de las historias más definitorias del que es en la actualidad una de las estrellas de la Casa de las Ideas.


(*) Bruno Lorenzo continúa siendo un aprendiz bajo el pseudónimo de Godot, que ha colaborado en diversas webs y publicaciones especializadas (Bajo la Máscara, Marvelmanía, Revista Dolmen, Mergulladas). En la actualidad es colaborador de Comic Digital, community manager de Universo Marvel y desde 2012 participa también en Panini Reviews. Podéis seguirme en Twitter sin coste adicional en @GodotBruno


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