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por Óscar Rosa Jimenez ![]() En este bloque de historias, cabe destacar que todo gira en torno a los tres protagonistas de la serie en aquellos momentos: el Capitán América, Bernie Rosenthal y el nuevo Nómada. De esa forma, el guionista crea diferentes líneas argumentales en paralelo que ayudan al desarrollo de los personajes, manteniendo la estructura serializada que hemos visto en anteriores entregas, una de las características que hicieron grande a la Casa de las Ideas. El eje central de este trío, como no podía ser de otra forma, es Steve Rogers. El héroe de las barras y estrellas sigue luchando por conseguir hacer realidad el sueño americano. Aunque, esta vez, veremos cómo enfoca esa utopía hacia su encarnación civil. Es decir, la relación con Bernie le hace acariciar la felicidad que tanto ha predicado; vivir la vida plena que siempre ha defendido para los demás. Todo esto choca frontalmente con su obligación constante de mantener a salvo al mundo y a su país. Por lo tanto, Bernie vive en sus carnes una experiencia similar a Lois Lane: el hombre que ama debe elegir entre ella y su deber con la humanidad. Se trata de una difícil situación que hará tambalear los cimientos de la relación, sobre todo el día que debe conocer a la familia de Bernie, dejándola plantada para salvar al mundo de un futuro apocalíptico. No obstante, en la cruda realidad, las parejas se fortalecen en los momentos difíciles, y ese parece ser el camino elegido por ambos. Sinceramente, leyendo esta etapa, cuesta no ver a Bernie como la pareja más sólida que ha tenido Steve. Los giros que da la vida… Curiosamente, la vida civil del Capitán América se sigue reforzando, pese a que mantiene su molesta doble identidad. Entiendo que sea un elemento más de la búsqueda de esa vida normal que se le pretende imprimir al personaje, sin embargo, es uno de los conceptos que no termina de encajar bien en las diferentes tramas. Las excusas no resultan convincentes. Nunca terminaré de comprender por qué se mantiene a estas alturas un concepto obsoleto para el personaje que, además, supone un lastre para algunas situaciones. Por otro lado, tenemos la relación de Nómada con su héroe idolatrado. Nos encontramos una combinación de hombre fuera de su tiempo y aprendiz que debe comenzar a valerse por sí mismo. Quizá llamarlo sidekick sea algo exagerado, más que nada porque me parece un concepto más propio de adolescentes, pero sí es una representación más de un concepto que acaba pasando al siguiente paso de su evolución. Su serie de los años noventa es el mejor ejemplo de ello. Jack Monroe dejaría atrás la inocencia que vemos en estas historias, para convertirse en un arquetipo acorde con la década que puso de moda las cazadoras de cuero y los fastuosos arsenales de armas. Poco o nada tiene que ver con ese joven fuera de su tiempo que vemos aquí, incapaz de comprender la sociedad de los ochenta, algo que le pasa factura cuando conoce a una hermosa mujer, tras salvarla de unos atracadores. ![]() Centrándonos un poco en las historias, iniciamos el tomo con una serie de números autoconclusivos. En Captain America #284, tenemos una crítica social pura y dura. Leyendo el relato, no puedo dejar de pensar que la crisis que nos azota lo convierte en algo cercano a la realidad actual. No deja de llamar la atención que algo narrado hace más de treinta años tenga su eco en la rabiosa actualidad. Y es que ver como un hombre sin trabajo, y sin ninguna prestación, se ve abocado al intento de suicido, junto al de su mujer, desgraciadamente es algo más habitual de lo que debiera. Una compleja situación en la que podemos ver el lado más humano y social del personaje. Si anteriormente hacía mención a las cualidades como persona del Capitán América, aquí tenemos un ejemplo perfecto. Aunque también se plantea otro concepto: su inseguridad ante situaciones que podrían ser atajadas con más dureza, pero la importancia de mantener la vida humana se lo impide. Estamos ante el estereotipo de héroe que se resiste a desaparecer en la noche de los tiempos, pese a la evolución social, manteniendo unos ideales por encima de todo. Una seña de identidad que, quizá, los héroes de verdad nunca deberían perder. También me gustaría destacar una pequeña escena que nos demuestra cómo el Universo Marvel puede estar cohesionado sin agobiar al lector con constantes eventos. Hasta el momento, hemos podido constatar que tanto SHIELD como Nick Furia son prácticamente secundarios de la serie. Por lo tanto, veremos como tras la afección cardiaca de Dum Dum Dugan en el número anterior, Furia decide convertirlo en subdirector de la organización. Así, de un modo sutil, el autor comienza a plantear que la vieja morsa y sus compañeros de fatigas en la Segunda Guerra Mundial son demasiado mayores para estar en primera línea. Este hecho tan importante conllevaría una solución tan drástica como acabar repartiendo la fórmula Infinito por medio SHIELD, ralentizando el paso del tiempo a ciertos personajes. La inmortalidad a cualquier coste, pero de eso aquí, no se hablaría más. En Captain América #285, tenemos el regreso del Puercoespín. Se trata de Alexander Gentry, un diseñador de armas al servicio del gobierno de los Estados Unidos. El trabajo mal pagado (otra conexión más con la actualidad) le provocó una insatisfacción laboral que le llevó a convertirse en un megalómano más del Universo Marvel. Todo esto sucedió en Tales to Astonish #48, donde debutó enfrentándose al Hombre Hormiga y la Avispa. Volvería al ataque en Tales to Astonish #53, y aparecería en la primera boda de la Casa de las Ideas, celebrada en el tercer anual de Fantastic Four, para acabar convirtiéndose en un enemigo poco valorado; un hijo de otro tiempo bajo los ecos de la Guerra Fría. En su vagar por el Universo Marvel, tendría varios enfrentamientos con el Capitán América. Aquí tenemos uno de ellos, en el que se nos presenta con un nuevo y revolucionario traje con el que por fin cree que será capaz de alcanzar sus objetivos criminales. Hay que reconocer que se lo pone difícil a Steve, que se beneficia de la ayuda del Nómada. No obstante, nuestro protagonista estaba distraído con una promesa que tenía que cumplir a un viejo amigo: el Patriota. Amistad, lealtad y toda una serie de cualidades que vuelven a incidir en el lado más humano del Capitán América. DeMatteis sigue perfilando al personaje incluso en números de aparente intrascendencia como éste, en el que todo parece girar en torno al enfrentamiento típico de un héroe y un villano. ![]() En Captain America #286, vuelve Mike Zeck, haciéndolo por la puerta grande. Nunca sabes cuánto echas de menos a un dibujante hasta que regresa a una colección. Desde el inicio de esta etapa, he intentado hacer hincapié en su evolución gráfica. En esta saga, que abarca tres números, vuelve a demostrar que su estilo depurado encaja a la perfección en esta serie. La fluidez de su narrativa; el movimiento de sus figuras estilizadas; el cuidado de los detalles; y las icónicas portadas, son algunas de las características más destacables del autor. Sin duda, esta etapa no sería igual sin él. Tras las historias autoconclusivas, DeMatteis vuelve a elaborar una trama de mayor recorrido recuperando un cabo suelto en la vida de Luther Manning, más conocido como Deathlock. Se trata de un personaje nacido de la mente de Doug Moench y Rich Buckler en Astonishing Tales #25. Estaba situado en una realidad alternativa donde los héroes son exterminados en el año de 1985. En aquellos momentos, la colección de Captain America se acercaba a dicho año, por lo que parecía un buen momento para cerrar una trama que estaba pendiente desde 1977. La historia combina de forma acertada la ciencia ficción con el género superheroico que primaba en el Universo Marvel. Así, podemos ver como Deathlock, mitad hombre, mitad máquina, debe encontrarse a sí mismo en todos los sentidos imaginables, incluso físicamente. Además, tenemos conceptos que nos recuerdan a la eterna lucha de la humanidad contra las máquinas plasmadas en las novelas de Isaac Asimov; una lucha por la supervivencia, en la que los sentimientos y la conciencia humana son el arma más potente para enfrentarse a su extinción. Un viaje a través de la mente, que nos lleva por el espacio y el tiempo, en el que el héroe de las barras y estrellas debe evitar el apocalipsis de los superhéroes. Como no podía ser de otra forma, este entramado incluye una la conspiración a través de la Corporación Brand, una filial de Roxxon Oil, la empresa que representa el paradigma perfecto de la maldad de las grandes multinacionales. Diría que estamos ante una alegoría del fin del mundo provocado por los poderes fácticos. Quizá quede enmascarado en un escenario de ficción que nos parece lejano, pero, una vez más, quizá estamos ante una conspiración más cercana a la realidad actual de lo que parece. Al menos, creo que nos deja una reflexión interesante. Captain America #289 es el último número del tomo, en el que podemos ver dos partes bien diferentes. En la primera, una vez resuelto el destino de Deathlock y sus compañeros, tenemos un epílogo en el que el Centinela de la Libertad utiliza su información privilegiada para evitar los planes del Proyecto Enésimo. Con él, la Corporación Brand pretende dar un giro al orden mundial, eliminando a los superhéroes de la ecuación. Una batalla contrarreloj en la que su fuerza mental es primordial para evitar el desastre. En la segunda parte, con motivo de la celebración del Mes de los Editores Asistentes en la Casa de las Ideas, tenemos una historia en clave de humor, presentada por el propio Mike Carlin, ataviado con la vestimenta del Vigilante. En ella, Bernie Rosenthal sueña con intercambiar los papeles con Steve Rogers. De esa forma, la joven adopta la identidad de Bernie América, pese a que pretende mantener su verdadera identidad bajo el mayor de los secretos. Estamos ante una historia muy divertida, que sirve de herramienta al guionista para seguir profundizando en la relación de amorosa de ambos personajes. Además de ver como afectaría a Steve los continuos abandonos de su amada. Digamos que DeMatteis utiliza el humor para enarbolar el feminismo. Ya sabemos cuánto ha sufrido la mujer en el Universo Marvel…
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