por Taneleer Tivan Una de las reglas no escritas que hasta la llegada de Jim Shooter existían en Marvel respecto al MOKF, era que el cargo de editor de la serie correspondía al propio director editorial, siendo así como Roy Thomas, Len Wein, Marv Wolfman y Archie Goodwin habían ido desempeñando esa tarea a medida que se habían ido sucediendo en el cargo. Cuando Gulacy decidió abandonar la serie, Archie Goodwin era quien se hallaba al frente como editor del MOKF y director editorial de Marvel. Al igual que había hecho Thomas con Gulacy, Goodwin decidió probar fortuna con un joven dibujante canadiense de poco más de veintidós años recién llegado a la editorial, Jim Craig, quien se había encargado de sustituir a Gulacy en el MOKF # 51 y cuyo único bagaje hasta entonces había sido el primer número del What If ? dedicado a los Los 4 Fantásticos. Sin embargo, en ese mismo mes en que iniciaba su andadura en el MOKF, Craig era también el encargado de presentar el debut del Hombre 3-D en Marvel Premiere #35, algo que a todas luces iba a resultar excesivo para el joven artista canadiense. A pesar del carácter bimestral de Marvel Premiere, Jim Craig no era ni de lejos lo suficientemente rápido como para encargarse de dos series al mismo tiempo. Durante el periodo en el que todavía no se sabía muy bien qué hacer, el MOKF # 52 presentó un fill-in que respondía a la buena acogida que había obtenido la aparición de Groucho Marx como Rufus T. Hackstabber en el Giant-Size MOKF # 4. Con el mismo tono de comedia y acción que había impregnado aquel número y con Keith Pollard repitiendo de nuevo a los lápices, Shang-Chi rememoraba una de las misiones que había llevado a cabo en Marruecos, en concreto, en la cinematográfica ciudad de Casablanca, siendo allí donde volvía a encontrarse con el enloquecido taxista neoyorquino, que en esta ocasión iba a recibir la contrapartida a sus delirantes diálogos de otra de las estrellas de la Universal de la década de los 30, el cómico W.C. Fields, encarnando en la ficción al primo de Hackstabber, Quigley J. Warmflash, propietario de un Café de Casablanca conocido como el Loro Azul. A modo de curiosidad, Doug Moench nunca ha tenido reparo en confesar que las dos historias de Hackstabber están entre sus preferidas de la serie. Con Craig ocupado en el segundo número del Hombre 3-D en Marvel Premiere, el segundo fill-in que se había previsto a continuación del anterior no consiguió llegar a tiempo, por lo que no hubo más remedio que acudir a una reedición del MOKF # 20 para que el MOKF # 53 pudiera salir al mercado, siendo en el MOKF # 54 cuando daba por fin comienzo la saga de Guerra de Antaño, continuación de la trama que había quedado pendiente al final del MOKF # 51 tras el abandono del MI-6 por parte de Shang-Chi y los demás miembros del grupo. No obstante, aún habría que dar otro salto más en la trama y llevar a cabo un nuevo fill-in en el siguiente número, el MOKF # 55, dado que Craig aún hubo de concluir su tercer y último número de Marvel Premiere. La saga, presentada finalmente en cuatro números, los MOKF # 54 y # 56-58, ponía de manifiesto que un sector del MI-6 no estaba dispuesto a aceptar sin más el abandono de sus cuatro agentes y decidía eliminarlos para no correr riesgos. De esta manera, manteniendo al margen a Smith, el MI-6 activaba a un operativo llamado Eric Slaughter, al que bajo el nombre código de Guerra de Antaño se le habían inducido mentalmente las personalidades de diferentes guerreros de renombre histórico a fin de asesinar a los objetivos que se le asignasen, y que en este caso resultaban ser Shang-Chi, Leiko Wu, Clive Reston y Black Jack Tarr. Slaughter perdía completamente la razón y el asunto les acababa estallando a sus responsables entre las manos, decidiendo eliminar a todos los implicados, incluido al propio sir Denis, para no dejar ningún rastro de sus actividades. Argumentalmente, la historia no estaba mal planteada, pero su resultado gráfico no tenía nada que ver con las expectativas levantadas tras el paso de Gulacy por la serie. Craig carecía de experiencia, era excesivamente lento y se veía forzado a dibujar a toda pastilla para cumplir con las fechas de entrega, que además apenas conseguía cumplir. Por otra parte, John Tartaglione era el entintador más inadecuado en el que se podía pensar para acabar sus lápices, y por si fuera poco, la labor de Gulacy estaba aún demasiado reciente en la memoria como para que no surgieran las inevitables comparaciones. Incluso, sin la vida que insuflaban los dibujos de Gulacy, los guiones de Moench parecían perder parte de su chispa e inspiración. A modo de fill-ins, los retrasos de Jim Craig empezaron a ser cubiertos por otro joven debutante llamado Mike Zeck, cuyos números recibían a menudo las ocasionales portadas de Gulacy, que de esta manera mantenía aún cierto vínculo con la serie. Zeck había llegado a Marvel apenas un año antes de una manera bastante singular. Durante el transcurso de uno de los partidos de béisbol que el bullpen organizaba en Central Park, Roy Thomas se lo había enviado al propio Moench para que le mostrase una historia de 5 páginas, sin diálogos, que había hecho sobre Solomon Kane enfrentándose a unos hombres lobo. A Moench no sólo le encantaron aquellas cinco páginas, sino que escribió un guión para ellas y lo extendió además a otras seis páginas más que entregó a Zeck para que las dibujase y se las entregase de vuelta a Thomas. La historia acabó publicándose dentro de The Savage Sword of Conan # 14 bajo el título The Silver Beast beyond Torkertown. Después de llevar a cabo aquella historia, fue el propio Moench quien se lo recomendó a Goodwin con vistas a que se hiciese cargo de alguno de los fill-ins que pudieran llegar a ser necesarios dentro del MOKF. El primero de ellos sería precisamente el MOKF # 55, una historia con el Elixir Vitae de Fu-Manchú de por medio, en la que Shang-Chi volvía a encontrarse con uno de los maestros que le habían instruido en las artes marciales durante su juventud en Honan. Los retrasos de Jim Craig propiciaron que Zeck tuviese que hacerse cargo de otros dos números más tras la conclusión de la saga de Guerra de Antaño, a fin de que el canadiense pudiera ponerse otra vez al día con las fechas de entrega. En esta ocasión se trató de los MOKF # 59 y 60, cuyo argumento resultó ser un homenaje a una de las sagas clásicas de Steranko aparecida en los Strange Tales #162-167 en la que Furia se enfrentaba a un doble de Garra Amarilla que al final resultaba ser un robot, tratándose todo de una partida de ajedrez entre el Dr. Muerte y el Prime Mover, otro robot sentiente creado por Steranko para aquella ocasión. El entintado de Tartaglione machacaba también sin compasión a Zeck, pero lo cierto es que a pesar de todo allí se veían unos resultados que no se atisbaban en Craig. Jim Craig volvería a retomar la continuidad principal de la serie con una larga saga en ocho partes ambientada en los Mares del Sur, saga que se iniciaba en el MOKF # 61 y en la que Moench homenajeaba al Terry y los Piratas del maestro Milton Caniff, incluyéndose una expresa dedicatoria en este sentido al final del MOKF # 68. Con los planos de una bomba de neutrones en la que los chinos estaban interesados como fondo de la trama, la saga traía consigo el regreso de Shen Kuei, Juliette y Pavane a la serie, a la vez que suponía la presentación de un nuevo villano, el Aplastador de Cráneos. Igualmente, Clive Reston y Melissa Greville iniciaban una relación, Leiko y Shang-Chi intentaban arreglar la suya con la música de Fleetwood Mac de fondo, mientras Juliette y Shen Kuei seguían caminos separados al haberse metido Pavane entre ellos. Con todo, lo más destacable tenía lugar fuera de las viñetas: el abandono paulatino de lectores y el descenso en picado de las ventas empezaba a ser cada vez más preocupante. Jim Craig no daba de más de sí. Con Tartaglione empobreciendo sus dibujos, el canadiense era además incapaz de mantener el ritmo mensual de la serie. Sin ir más lejos, Zeck tuvo que volver a hacerse cargo del MOKF # 64, otro fill-in que rompía la continuidad de la saga en curso y que supuso además una de las pocas veces en las que Moench no llegó a firmar uno de los guiones de la serie, siendo sustituido por Scott Edelman y teniendo que avisarse en los créditos que la saga en curso continuaría en el número siguiente. La situación resultaba ligeramente insostenible, y como no podía ser de otra forma, llegó a su previsible final cuando Jim Shooter trepó por encima de Archie Goodwin y se encaramó a la posición de Editor en Jefe de Marvel, pasando de esa manera a hacerse cargo de la serie. Jim Shooter nunca tuvo demasiados miramientos hacia nada. Y con los retrasos en las fechas de entrega aún menos. Al mes siguiente de ser nombrado Editor en Jefe, Jim Craig era despedido por Shooter por no entregar a tiempo. Craig ni siquiera llegaba a terminar el MOKF # 66, haciéndolo Mike Zeck, que firmaba la parte final del número y se encargaba además de dibujar las tres últimas partes de la saga (MOKF # 67-69) como nuevo dibujante regular de la serie. Inmediatamente a continuación, de acuerdo con la nueva política editorial interna instaurada por Shooter, el Editor en Jefe pasaba a ocuparse de otro tipo de tareas y se nombraba un editor específico para la serie, recayendo el puesto en Roger Stern, quien recibía el encargo de concluir con la saga en curso y volver a relanzar la serie. Con guión de Moench y dibujos de Pat Broderick, el MOKF #70 sería el punto de transición entre la etapa que finalizaba y la que iba a dar comienzo inmediatamente a continuación, un tebeo con Black Jack Tarr y un antiguo amor de juventud de fondo que había estado rondando por los cajones de la editorial durante bastante tiempo y cuya existencia había sido mencionada por primera vez en el correo del MOKF # 53, el número para el que en un principio estaba destinado y para el que no había llegado a tiempo de ser utilizado. Consecuencia de todo lo sucedido, con fecha de Diciembre de 1978 se iniciaba Traidores a la Corona (MOKF # 71-75), la saga que oficialmente puede decirse que marcaba el principio de la etapa de Doug Moench y Mike Zeck al frente de la serie y que al mismo tiempo iba a suponer el inicio de una larga trama argumental destinada a traer de nuevo a Fu-Manchú a las páginas del MOKF. Su comienzo tenía lugar con el MOKF # 71, un número cuya banda sonora volvían a ser los Fleetwood Mac y que dedicaba quince estupendas páginas a mostrar el equilibrio taoísta de la relación que existía entre Shang-Chi y Leiko Wu. El claro y elegante dibujo de Zeck resultaba ideal para la serenidad espiritual que pretendía trasmitir la historia... hasta sus dos últimas páginas, en las que el mundo que ambos se habían construido estallaba en pedazos cuando Nayland Smith irrumpía malherido en su apartamento anunciando que había abandonado el MI-6. La trama venía a suponer la continuación del argumento iniciado con la saga de Guerra de Antaño (MOKF # 54 y # 56-58), donde se había descubierto que el servicio de inteligencia británico se hallaba detrás de lo sucedido. Ahora, como explicaba Smith, la situación se había agravado puesto que esta vez la cúpula del MI-6 iba sin tapujos a por ellos. Onda de Choque, el antiguo exagente y sobrino de Smith, había sido indultado y se hallaba de nuevo al servicio del MI-6, que lo había soltado contra Smith y que a punto estaba también de matar a Reston, lográndoselo impedir a duras penas el hijo de Fu-Manchú. Sin embargo, Black Jack Tarr no tenía tanta suerte y caía ante otro antiguo enemigo, Brynocki, el pequeño sirviente robótico de Mordillo, que también trabajaba ahora para el MI-6 junto con Onda de Choque. Con un aire muy logrado de dibujos animados por parte de Zeck, los tres últimos episodios de la saga se desarrollaban en la antigua Isla de Mordillo, a la que se veían obligados a regresar Shang-Chi y Leiko en busca de Tarr y que ahora se encontraba bajo el control de Brynocki. Al mismo tiempo se empezaba a gestar de manera simultánea un subargumento paralelo destinado a enlazar con la saga que vendría inmediatamente a continuación, en este caso cuando Reston trasladaba a Melissa Greville y al herido Smith al castillo de Stormhaven, la antigua residencia familiar de Smith en Escocia, siendo los tres capturados por los antiguos sirvientes robóticos de Mordillo, que ahora actuaban a las órdenes del hombre del MI-6 que dirigía la operación y que resultaba ser Ward Sarsfield, el agente encargado de la división tecnológica que ya había aparecido durante la conclusión de la gran saga de Fu-Manchú en los MOKF # 45-50. Con aquellos cinco números, el desconocido Mike Zeck se descubría como el nuevo artista revelación de la serie. Su dibujo mejoraba considerablemente todo lo que de él se había visto hasta entonces. Seguramente no llegase al listón que había marcado Gulacy, pero su trazo limpio, clásico y elegante encajaba perfectamente con el estilo que necesitaba el MOKF. Reconociéndose también como admirador de Bruce Lee, a Zeck le había encantado lo que Gulacy había hecho antes que él para definir al tebeo y al personaje, dejándose caer en un lugar no muy alejado de Gulacy a la hora de abordar la serie, e intentando llevar a la mesa de dibujo ese mismo interés que él también sentía por la figura de Bruce Lee y las películas de artes marciales. Otra importante circunstancia a la hora de explicar el salto de calidad que se produciría en el apartado gráfico de la serie, sería la llegada de Gene Day como nuevo entintador de Zeck a partir del MOKF # 76, comenzando a aparecer unos fondos muy trabajados que enriquecieron notablemente el resultado final del tebeo. E igualmente, otra novedad destacable serían las estupendas portadas de Zeck, que elevarían considerablemente el nivel habitual que en este aspecto venía manteniendo la serie. Tras lo sucedido al final del MOKF # 75, la nueva saga que abarcaba los MOKF #76-79 continuaba a la anterior y seguía marcando el camino hacia lo que se iba a acabar revelando como un nuevo enfrentamiento contra Fu-Manchú. Su inicio tenía lugar en el MOKF # 76, mediante un prólogo que curiosamente tendría su secuela dos años más tarde, en el que sería el número de despedida de Zeck de la serie. La historia comenzaba esta vez en una anónima taberna de Limehouse en la que Shang-Chi compartía sus pensamientos con un anciano de aspecto respetable, pero al que en realidad poco le quedaba ya por respetar de sí mismo. La pérdida emocional de la figura paterna, la decepción y la frustración que el hijo de Fu-Manchú asociaba a su nueva vida como agente del MI-6, se empezaban a reflejar en la rabia que sentía y en sus desesperados intentos por ser fiel a la herencia espiritual de su nombre. Y en esa situación era en la que Leiko y Shang-Chi tenían noticias de Black Jack Tarr, indicándoles que algo no marchaba bien en Escocia, que era hacia donde a continuación se trasladaba la acción. Los MOKF # 77-79 suponían una buena muestra del talento de Mike Zeck a la hora de representar gráficamente escenas de lucha y acción, al tiempo que iban a suponer también la presentación de un nuevo villano para la serie, Zaran el Maestro de Armas, una creación del propio Zeck cuyo diseño posiblemente ya presagiase de algún modo el aire que más tarde le daría al famoso traje negro de Spiderman durante las Secret Wars. Zaran aparecía en escena interceptando a Shang-Chi y Leiko Wu cuando se hallaban cerca de Stormhaven, mientras Sarsfield neutralizaba a Tarr y explicaba las razones detrás de las operaciones del MI-6 contra el grupo de Smith: los servicios secretos británicos tenían fundadas razones para suponer que Fu-Manchú seguía con vida y que estaba preparando algo importante. En esa situación, su deserción se interpretaba como inevitablemente asociada a lo que estaba sucediendo. Aun cuando pudieran ser inocentes, el MI-6 no iba a correr ningún riesgo y no estaba por la labor de dejar ningún cabo suelto. El final de la saga propiciaba sin embargo que la trama diese un nuevo giro argumental cuando Zaran asesinaba sin contemplaciones a Ward Sarsfield y anunciaba trabajar para un nuevo jugador que aparecía en el tablero, revelándose en el MOKF # 79 que ese jugador era Fah-Lo-Suee, la hija de Fu-Manchú. Tras la muerte de Sarsfield a manos de Zaran, la situación con el MI-6 quedaba momentáneamente en tablas, aunque evidentemente condicionada a detener los planes de Fu-Manchú para poder demostrar su inocencia, puesto que como sir Denis ponía de manifiesto en el número siguiente, la posibilidad de que Fu-Manchú continuase con vida era algo que todos habían llegado a considerar en algún momento. Con la presencia de Fu-Manchú rondando otra vez en el ambiente y el nuevo equipo artístico formado por Zeck y Day que Stern había logrado situar al frente de la serie, las ventas del MOKF volvieron a estabilizarse, publicándose ese mismo mes una versión alternativa sobre lo que hubiera pasado si Shang-Chi hubiera permanecido leal a Fu-Manchú en el What If ? # 16 a cargo de Doug Moench y Rick Hoberg. Nunca se volvería a llegar a las exitosas cifras alcanzadas durante la época de Gulacy, pero al menos el MOKF volvía a ser otra vez un tebeo a tener en cuenta. De hecho, los propios guiones de Moench se leían de una manera diferente al caer en manos de un equipo artístico competente. Con Fleetwood Mac dejando paso a los Rolling Stones en el ánimo de Shang-Chi, el esperado regreso del gran villano de la era pulp contaba con un prólogo no oficial en los MOKF # 80-82, aunque en realidad ese regreso llevase ya varios meses en marcha. Moench había decidido seguir la misma estructura argumental que había llevado a cabo con Gulacy durante los MOKF # 40-50 para la anterior saga dedicada a Fu-Manchú. Como él mismo confesaba años más tarde, la única diferencia es que en esta ocasión había alargado aún más la extensión de esa estructura, a fin de poder proporcionar un mayor trasfondo a los complicados sentimientos que esta vez iba a tener que afrontar Shang-Chi al verse de nuevo cara a cara con su padre. Aceptado por todos que el Señor del Si-Fan seguía vivo, la trama arrancaba cuando Smith reunía al grupo para informarles que un antiguo compañero llamado Lyman Leeks llegaba desde Sudamérica con noticias sobre el posible paradero de Fu-Manchú. Lo cierto es que el personaje de Leeks nunca había llegado a aparecer en las novelas de Rohmer, resultando ser una creación específica de Doug Moench para la serie, aun cuando su historia común con Smith, Petrie y Fu-Manchú estuviese haciendo referencia al periodo clásico de las novelas de Rohmer comprendido entre 1932 y 1933. En una interpretación cronológica de la serie, todas esas apariciones de Leeks que comenzarían a citarse a partir de este momento, aparecerían referidas a sucesos no narrados directamente por Rohmer que habían tenido lugar entre las novelas La Máscara de Fu-Manchú (1932) y La Novia de Fu-Manchú (1933). Los acontecimientos se precipitaban cuando Smith enviaba a Shang-Chi y los demás miembros del grupo a recoger a Lyman Leeks en la Estación Victoria, siendo éste aparentemente asesinado por un grupo de guerreros si-fan pertenecientes al Culto del Leopardo, e iniciándose entonces una búsqueda de información sobre Fu-Manchú que supuestamente se hallaba escondida en un tapiz del Museo Británico y que iba a envolver a otro de los personajes clásicos de Rohmer, Kâramaneh, la esposa egipcia de Petrie y primer agente femenino de Fu-Manchú en la serie literaria. Sin saber que era la propia Fah-Lo-Suee quien estaba protegiendo a Leeks y guiando sus pasos hacia su padre, Shang-Chi y el resto del grupo descubrían que todo había sido un engaño y que el antiguo compañero de Smith y Petrie seguía con vida, revelándoles éste la información que poseía sobre una serie de leyendas que circulaban en la Cordillera Andina y que encajaban perfectamente con la caída a la Tierra de la cápsula espacial de Fu-Manchú tras la conclusión del MOKF # 50. Sin embargo, al regresar a Escocia para reunirse con Smith, descubrían que éste había sido secuestrado por el Si-Fan, quedando así todo dispuesto para el comienzo de Guerreros del Amanecer Dorado, la nueva saga que traía el regreso de Fu-Manchú como escenario. A diferencia de la anterior gran saga sobre Fu-Manchú, que había sido fruto de una intensa colaboración argumental entre Moench y Gulacy, la idea y desarrollo de Guerreros del Amanecer Dorado era obra únicamente de Doug Moench. A efectos argumentales, lo cierto es que Zeck participaba muy poco en el devenir de la serie. Como el propio dibujante vendría a apuntar años más tarde, los guiones de Moench eran los más amplios y detallados que había visto nunca y no dejaban mucho margen a la participación del dibujante en los argumentos a desarrollar, ciñéndose su colaboración con Moench a la dirección general que iba tomando la serie. De hecho, su mecánica de trabajo era muy diferente a la que habían utilizado Moench y Gulacy. A modo de ejemplo, para poder hacerse una idea en este sentido, los guiones de Moench iban "partidos" por páginas, no por viñetas, aunque luego cada párrafo del guión podía ser tratado como una viñeta si el dibujante, en este caso Zeck, lo consideraba necesario. Por el contrario, Gulacy, aparte de discutir todos los engranajes de los argumentos que ambos tenían en curso y los que iban a venir a continuación, abordaba los guiones de Moench de una manera muy diferente, pudiendo "partir" un párrafo del guión en tres viñetas secuenciales, o incluso combinar tres párrafos diferentes en una única y gran viñeta de montaje. Partiendo de esta base, si hubiera que buscar un responsable a todo el conjunto de referencias esotéricas que de repente aparecieron en la serie acompañando al regreso del Dr. Fu-Manchú, ese responsable sería precisamente Doug Moench, habiéndose limitado Mike Zeck a reflejarlas gráficamente. En este sentido, el propio título de la saga (Warriors of the Golden Dawn) implicaba una sutil relación que a nadie se le escapaba, puesto que el propio Sax Rohmer había pertenecido a la Golden Dawn, la famosa sociedad ocultista cuyo auge había tenido lugar a principios del siglo XX. Las referencias esotéricas utilizadas por Moench no se iban a detener ahí, sino que incluso iban más allá cuando el propio Fu-Manchú aludía en el inicio de la saga a toda una serie de simbolismos e iconografía pertenecientes al mito de los Illuminati (el Ojo en la Pirámide, los Números 5 y 23, la Esvástica, la Manzana Dorada, el Leviathan, etc) que resultaban estar directamente extraídos de la famosa Trilogía Illuminatus escrita por Robert Anton Wilson y Robert Shea a mediados de los setenta, trilogía que por cierto puede considerarse como el origen más actual de todas las leyendas urbanas que sobre los Illuminati se han acabado llevando tanto al cine como a la literatura moderna. Curiosamente, todas esas referencias más o menos encubiertas tenían su explicación en el hecho de que Doug Moench no sólo era un admirador de la trilogía, sino que además era amigo de Robert Anton Wilson, con el que en esa época mantenía frecuente correspondencia. En cualquier caso, toda aquella imaginería esotérica de los Illuminati iba a servir como vehículo para dar una mayor profundidad y perspectiva a las maquinaciones que el Señor del Si-Fan se proponía llevar a cabo en su búsqueda de un nuevo Amanecer Dorado. Bajo estas premisas, la nueva saga de Fu-Manchú se acabaría desarrollando en siete partes, comprendidas a lo largo de los MOKF # 83-89, siendo precisamente los últimos números que Roger Stern iba a llevar a cabo como editor de la serie al haber decidido dedicarse a tiempo completo a las labores de guionista. Como título de cada uno de los diferentes capítulos, aparecía una dualidad que combinaba la simbología de la iconografía medieval cristiana con las milenarias figuras del horóscopo chino y que acababa funcionando como presentación de las situaciones o personajes centrales de cada capítulo. Así, bajo el título de El Fénix y la Serpiente, el MOKF # 83 era el que introducía la saga con el propio Fu-Manchú como narrador, revelando su propósito de seguir la senda de los Illuminati en su objetivo de crear un nuevo orden mundial. Al mismo tiempo, Fah-Lo-Suee y Zaran se ponían aparentemente a su servicio formando parte de sus seguidores, a quienes Fu-Manchú denominaba ahora como sus Guerreros del Amanecer Dorado. La segunda parte llevaba por título El Toro y el Dragón (MOKF # 84), siendo Shang-Chi y Black Jack Tarr quienes partían hacia Sudamérica en busca de Fu-Manchú, mientras Reston y Leiko se dirigían hacia Marruecos como respuesta a un misterioso telegrama recibido desde Casablanca, donde había sido trasladado Smith. Kâramaneh, la esposa del incapacitado Petrie, de nuevo tan joven y bella como lo había sido en su juventud gracias al Elixir Vitae de Fu-Manchú, era quien había enviado ese telegrama, siendo también ella quien ponía en antecedentes a Smith sobre los planes de control mental que Fu-Manchú estaba llevando a cabo en científicos y agentes de todo el mundo, en una trama que en cierto modo resultaba bastante deudora de Casino Royale. Kâramaneh había sido uno de esos agentes y ahora se había liberado de ese control mental gracias a alguien cuyo nombre de momento prefería no revelar. Bajo el título de El Cordero y la Paloma, el MOKF # 85 suponía la tercera parte de la saga, centrada en cómo Clive Reston y Leiko Wu liberaban a Smith y buscaban refugio en un club de Casablanca regentado por Richard, un viejo amigo del cinematográfico padre de Reston, y que como no podía ser de otra forma, llamándose así y tratándose de Casablanca, resultaba ser la transposición al papel del actor Humphrey Bogart. Al mismo tiempo, Shang-Chi y Tarr se introducían en la fortaleza sudamericana de Fu-Manchú, siendo allí donde Shang-Chi se encontraba cara a cara con su padre por primera vez desde el MOKF # 50. El Fénix y el Dragón, título del cuarto capítulo de la saga, indicaba por sí solo de qué iba el contenido del MOKF # 86, si bien el hijo de Fu-Manchú no lograba impedir que su padre partiese finalmente hacia Nueva York, con las Torres Gemelas como objetivo. Con Fah-Lo-Suee y Kâramaneh situadas en el eje de la historia, el MOKF # 87 llevaba como título La Crisálida y el Pavo Real, revelándose que la hija de Fu-Manchú, con el enamorado Zaran a su servicio, estaba jugando a dos bandas y traicionando a su padre para obtener por fin su venganza y situarse como uno de los líderes del nuevo MI-6, siendo ella quien había liberado a Kâramaneh del control mental de Fu-Manchú y quien estaba detrás de la liberación de Smith. Con Fu-Manchú consciente de la nueva traición de su hija, el MOKF # 88 llevaba como título El Leopardo y la Paloma en lo que constituía el penúltimo capítulo de la saga, con un inminente ataque nuclear contra Nueva York como escenario y el enfrentamiento de Leiko Wu y Shang-Chi contra Maru, el sirviente de Fu-Manchú, en la cima de las Torres Gemelas. Aunque Maru simbolizaba el Leopardo y Leiko la Paloma, el desenlace final mostraba como los dos personajes acababan intercambiando sus papeles, pues tal y como el propio Shang-Chi se encargaba de poner de manifiesto, Leiko se había movido durante el combate con la velocidad de un leopardo, mientras que Maru había acabado volando como una paloma en su involuntario desafío de la ley de la gravedad. Por último, bajo el título Los Dragones, el MOKF # 89 suponía la conclusión de la saga y el enfrentamiento definitivo entre padre e hijo sobre los cielos de Manhattan, al tiempo que Smith trataba de desactivar el artefacto nuclear instalado por Fu-Manchú, finalizando todo con dos fantásticas páginas que mostraban un océano iluminado al amanecer por la explosión final de la nave del Señor del Si-Fan, en lo que suponía una caricaturesca versión del amanecer dorado que había pretendido alcanzar el inmortal Fu-Manchú. Aquella conclusión suponía el punto final a una trama argumental de más de un año de duración, si bien, en la mejor tradición del personaje, al final no había cadáver, resultando imposible saber si Fu-Manchú había muerto en la explosión o si por el contrario seguía con vida. Por otra parte, Shang-Chi había crecido a lo largo de la saga, aunque seguramente no como a él le gustaba, y su relación con Leiko y con Reston se complicaba a causa de lo que había sucedido entre ellos en Casablanca. A efectos de continuidad, los MOKF # 90-92 vendrían a relajar la tensión de los meses anteriores, viendo como Shang-Chi y Leiko Wu decidían quedarse en Nueva York mientras el resto del grupo regresaba a Escocia, el hermano de Leiko Wu aparecía en la serie, y el hijo de Fu-Manchú solucionaba algunos problemas en el barrio chino relacionados con temas de bandas y antiguos si-fans perdidos. Tras solucionar sus problemas de pareja, los MOKF # 93-95 trajeron consigo el regreso de Shang-Chi y Leiko a Escocia, introdujeron en la serie a Mandy Greville, hermana de Melissa Greville, y supusieron la primera presentación de Investigaciones Independientes, la nueva agencia creada por Nayland Smith tras su salida del MI-6 y cuya base oficial se localizaba en el castillo familiar de Stormhaven, presentado con profusión de detalles en el MOKF # 94, número que además traía consigo toda una serie de extras con planos y localizaciones de Stormhaven, la fortaleza de Fu-Manchú en Honan, pin-ups de Zeck sobre las meditaciones de Shang-Chi, etc. Igualmente presentaron también villanos curiosos, como el agente Syn (alguna ligera coña con Dave Sim sí que había de por medio) o como el espía de la KGB conocido como Samisdat, cuyo nombre no era sino el intencionado reflejo de una polémica revista de la época existente en la antigua Unión Soviética, a la que Moench decidió tomar prestado su nombre para caracterizar al personaje. A la espera del número centenario, irían apareciendo diversas historias unitarias que serían las encargadas de hacer camino hasta la conmemoración. Así, el MOKF # 96 presentó al campeón de karate y agente de la CIA, Rufus Carter, quien volvería a reaparecer en el MOKF # 99 tras haber abandonado la Agencia y verse envuelto en problemas con un topo de dentro la CIA. La idea original era convertir a Carter en un nuevo miembro fijo del reparto de secundarios de la serie, pero todos los planes para el personaje acabarían siendo abandonados tras la marcha de Zeck. Por su parte, el MOKF # 97 traería consigo la conflictiva presentación en sociedad de Investigaciones Independientes, mientras que el MOKF # 98 presentaba al Matador de las Sombras, un asesino que buscaba derrotar a Shang-Chi para ser reconocido como el mejor luchador de artes marciales que existía y que no se cansaba de recibir palos a lo largo de las 22 págs. que tenía el tebeo. Con todo, el que posiblemente fuese el número más destacable de aquella última época sería precisamente el MOKF # 100. En la mejor tradición de los Giant-Size MOKF y fecha de portada de Mayo de 1981, el número centenario resultaba ser un especial que llegaba a alcanzar una extensión de 39 páginas y presentaba una historia desarrollada en tres partes, con una nueva versión de Jack el Destripador recorriendo las calles de Londres y con la hija de Fu-Manchú como eje central de la historia. Cada parte aparecía ubicaba en una época diferente, siendo necesario atender a lo que iba sucediendo a lo largo de las décadas para comprender el significado completo de la trama y entender las motivaciones de Fah-Lo-Suee y sus complejas relaciones con su padre y su hermano. Bajo el título La Caravana Inmortal, la primera parte del MOKF # 100 constaba de 16 páginas que aparecían íntegramente dibujadas y entintadas por Gene Day, en lo que sería un primer anticipo del cambio de dibujante que iba a tener lugar en apenas unos meses dentro de la serie. La historia se ubicaba cronológicamente en el Egipto de 1932 y aparecía extraída del Diario de Nayland Smith, situándose en esa época a la que nunca se había llegado a hacer referencia en la saga literaria y en la que Petrie y Lyman Leeks eran sus compañeros en su lucha contra Fu-Manchú. Con el frustrado amor entre Smith y Fah-Lo-Suee como telón de fondo, la historia revelaba tener un sabor pulp indudable y estaba ambientada en la mejor tradición de las novelas de Rohmer. La segunda parte llevaba como título El Antiguo Misterio, seis páginas dibujadas y entintadas por Mike Zeck que se situaban a principios de la década de los sesenta en la antigua fortaleza de Fu-Manchú en Honan, donde un pequeño Shang-Chi de escasos diez años de edad recibía la visita de su hermana y del actual amante de ésta, presenciando durante esa noche una escena entre su padre y su hermana que entonces no llegaba a comprender y que derivaba de lo sucedido treinta años atrás. Por último, La Locura de Whitechapel constaba de 17 páginas que aparecían situadas en el momento presente, con Leiko Wu intentando detener la nueva aparición del Destripador en las calles de Londres, mientras Shang-Chi acababa por fin entendiendo aquella parte incomprensible de su pasado que había tenido lugar durante su infancia e intentaba poner fin a la situación creada por su padre cincuenta años atrás. El dibujo y la tinta eran también obra de Mike Zeck, aunque contando esta vez con la colaboración de sus buenos amigos, Bob McLeod y John Beatty, quienes durante una noche se montaron un espontáneo round-robin junto a Zeck en el acabado final de las páginas del MOKF # 100, mientras permanecían unos días como invitados en su casa. El MOKF # 101 sería el número de despedida de Mike Zeck de la serie, al ser traspasado por Shooter y Salicrup a las páginas del Capitán América con el fin de poder solucionar el problema causado por la dimisión de Byrne y Stern en dicho título. Con los mismos protagonistas del MOKF # 76, Ni Humo, ni Abalorios, ni Sangre vino a presentar una secuela de aquella excelente historia que había tenido lugar dos años atrás y que tan buena acogida y críticas había recibido a través del Correo de los Lectores del MOKF. Al mismo tiempo, suponía una curiosa visión de la manera en que Moench entendía los significados opuestos del Yin y el Yang que podía llegar a transmitir la serie, resultando verdaderamente humano y enternecedor el papel que Leiko Wu desempeñaba en la última página de la historia para proteger a Shang-Chi de su propio fracaso. Con la marcha de Mike Zeck de la serie, una nueva etapa estaba a punto de comenzar para el MOKF, una de sus etapas más brillantes y seguramente de las más desconocidas en la historia de los tebeos Marvel. Gene Day iba a ser el encargado de llevar al MOKF sus brillantes composiciones narrativas y el detallado barroquismo de su arte, aunque desafortunadamente ni todos los lectores de la época supieron verlo, ni todos los responsables editoriales del tebeo llegasen jamás a comprenderlo, con lo que me temo que va a ser inevitable que una cierta sensación de tristeza se apodere del ambiente, al plantearse en tan corto espacio de tiempo el cierre del MOKF y el prematuro fallecimiento de Gene Day. Concluirá… |
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