En la década de los 70, Marvel continuaba con la expansión de su universo de ficción. Como cualquier otro medio de la época, los cómics se hacían eco de los movimientos culturales que iban surgiendo. De esa forma, tendríamos…

LA BLAXPLOTATION EN EL UNIVERSO MARVEL
por Óscar Rosa Jimenez


El término nace en Estados Unidos, en la mencionada década de los 70, donde se acaba asociando a un género cinematográfico dirigido a un estrato social muy concreto: los ciudadanos de ascendencia afroamericana; naciendo así un subgénero lleno de connotaciones étnicas y cargado de estereotipos raciales. La palabra en sí no es más que un acrónimo, el cual une las palabras negro y explotación, haciendo alusión a la esclavitud que asoló el sur del país desembocando en una Guerra Civil. La lucha contra el racismo era la punta de lanza de un género en el que se pretendía demostrar la igualdad entre los humanos sin importar el color de la piel. Aunque otros sostenían que lo que se conseguía era precisamente lo contrario, ya que se acentuaban las diferencias culturales y sociales, además de que se perpetuaba el estereotipo de blancos contra negros.

Los cómics no son más que un reflejo de la sociedad en la que nacen, por lo que todo este movimiento social, no exento de controversia, se traslada en mayor o menos medida a las viñetas. Marvel ya había creado un universo de ficción lleno de superhéroes y esta moda le cogía en plena expansión. Por lo tanto, no duda en asimilar estas ideas para integrarlas en dicho universo. Así, llega la hora de incorporar héroes de piel oscura a su elenco de protagonistas. El primero ni siquiera nació en esta época, sino que se adelantaría a su tiempo. De esa forma, en Fantastic Four #52 tiene su primera aparición Pantera Negra.

Una vez más, volvemos a ver como la serie de la Primera Familia vive en una efervescencia creativa constante, que poco a poco salpica los diferentes rincones del Universo Marvel. Además, en esta ocasión, Stan Lee y Jack Kirby demuestran de nuevo su calidad de visionarios.

En los primeros compases del personaje, no hay nada que lo asocie al movimiento del Black Power, aunque está lejos de ser un enclenque cualquiera. T'Challa, hijo de T'Chaka, es un rey africano cuya nación recibe el nombre de Wakanda. Este país dispone de increíbles avances tecnológicos, que no le impiden mantener sus ancestrales tradiciones y creencias. Una extraña combinación entre ciencia y mitología que, debido a la codicia del ser humano, pretende permanecer alejada del mismo. La razón de dicha codicia es el vibranium, un poderoso mineral que solo se encuentra en dos ubicaciones en todo el planeta, cuya procedencia es posible que sea extraterrestre.

Aunque el inicio de la relación de T'Challa con el cuarteto fue una invitación trampa, para poner a pruebas sus habilidades, se acabaría convirtiendo en un secundario habitual de la serie, compartiendo diversas aventuras con la Primera Familia. Posteriormente, recalaría en la serie de Daredevil, llevando una vida civil como maestro en la escuela de un barrio humilde durante el día y de justiciero por la noche. Finalmente, acabaría siendo recomendado por el Capitán América para formar parte del grupo de héroes más poderosos de la tierra, Los Vengadores.

Sin embargo, donde realmente se ganaría el derecho a estar en nuestra sección de hoy sería en su serie regular. Aunque primero debería demostrar que tenía su público en la serie Jungle Action, en la que a partir del número 6 comenzaría a vivir sus primeras aventuras en solitario. Allí podíamos leer una larga saga donde se narraba la guerra entre Erik Killmonger y Pantera Negra por el control de Wakanda. La historia abarcaría 11 números y se le atribuyó el título de "La Furia de la Pantera" (Clásicos Marvel Blanco y Negro Nº 7).

Don McGregor tomaba al personaje bajo su tutela, acompañado del dibujante Billy Graham, entre otros, en una etapa que concluiría en Jungle Action #24 (Clásicos Marvel Blanco y Negro Nº 14) y donde no solo nos introduciríamos en la África profunda, sino que tendríamos duras críticas sociales, con el Ku Klux Klan incluido. Toda una declaración de intenciones sobre la defensa de un pueblo oprimido por la esclavitud durante tantos años. Además, el autor creó un rico elenco de secundarios y diferentes subtramas que convertían al serial en todo lo que representaba Marvel en los 70.

El regreso de Kirby a Marvel, tras su estancia en DC, le permitió apoderarse del personaje durante un tiempo, en el cual no respetó demasiado el trabajo de su predecesor. Historias llenas de dinamismo y con un ritmo frenético serían las características principales de los primeros 12 números, en lo que suponía su primer título con nombre propio. Tras este pequeño impasse, llegan Ed Hannigan y Jerry Bingham, los cuales retoman las tramas que habían quedado colgadas. Debido a la cancelación de la serie en el número 15, las tres últimas partes de la saga iniciada por McGregor se publicaron en Marvel Premiere #51-53.

El personaje no brilló demasiado ni en los 80, ni en los 90, cuando había remitido la moda. No obstante, Don McGregor volvería a cruzar su camino en 1989, con un serial en la colección Marvel Comics Presents titulado Panther's Queso, seguido de una miniserie de cuatro números que supuso la segunda serie regular del personaje. Posteriormente, realizaría otra miniserie, también de cuatro números, publicada originalmente en el formato prestigio, Black Panther: Panther's Prey (Pantera Negra: La Presa de la Pantera (Forum)). De esa forma, llegaba a su final una simbiosis entre personaje y autor que será recordada por su calidad, la cual lo convierte en el padre adoptivo de Pantera Negra.

Pero si hay un representante claro de este paradigma étnico ese es Luke Cage, cuyo nombre real es Carl Lucas. Afincado en el barrio de Harlem, creció cometiendo pequeños hurtos con su amigo Willis Stryker. Ambos rivalizaban por el amor de Reva Connors, lo cual cimentaría el nacimiento de unos celos que serían el punto de partida de su dramático origen en el Universo Marvel. Para quitarse de en medio a su rival, Stryker tiende una trampa a Luke, provocando su detención. Estando en prisión, se somete a un experimento que, contra todo pronóstico, le proporciona una piel impenetrable y una fuerza sobrehumana. Esto le facilita la posibilidad de huir y empezar una nueva vida. Así, adoptaría un nuevo nombre y comenzaría su etapa como héroe. Su nuevo apellido era una forma de recordar su origen, ya que Cage significa jaula. Con su nueva indumentaria: camiseta amarilla, unas cadenas como cinturón, el pelo a lo afro y una tiara metálica, nacía, sin lugar a dudas, un héroe afincado en la blaxplotation, acumulando todos los estereotipos posibles del género, tanto en su origen como en sus posteriores aventuras. Además, el nombre de guerra no dejaba el menor resquicio de dudas: había nacido Power Man.

En junio de 1972, arrancaba el primer número de su colección bajo el título Luke Cage, Hero for Hire, con la presencia creativa de Roy Thomas y John Romita, aunque sería el veterano Archie Goodman el que acabaría desarrollando la idea. En el apartado gráfico, tendríamos a George Tuska y Billy Graham. Posteriormente, llegaría Steve Englehart que acabaría siendo sustituido por Tony Isabella. A partir del número 17, la colección cambiaba su nombre a Luke Cage, Power Man, y Len Wein se encargaba de los guiones, aunque Tony Isabella acabaría regresando al personaje. Una panoplia de autores se encargó de escribir al personaje, en mayor o menor medida, hasta el número 66. Bill Mantlo, Don McGregor, George Pérez, Steve Englehart o Marv Wolfman son los más destacados. Entre todos ayudaron a desarrollar un personaje urbano que defendía el concepto de héroe de alquiler. De esa forma, cobraba una cantidad por sus servicios, algo inaudito hasta ese momento en cualquiera que se autodenominara héroe y que incluso llegó a prestar sus servicios a Los 4 Fantásticos, en sustitución de uno de sus miembros. El concepto cobra mayor fuerza cuando acaba asociado con Puño de Hierro, teniendo lugar la convergencia de dos modas imperantes en la década de los 70: la blaxplotation y las artes marciales. Todo esto quedaba reflejado en el título de la colección que, a partir del número 50, lucía en la portada Power Man and Iron Fist, algo que permanecería inamovible hasta el cierre de la serie, en el número 125. Sin embargo, en los créditos no figuraría el cambio hasta el número 67. Había nacido una asociación que sería el germen de una amistad que perduraría en el tiempo y que les haría compartir las filas de los mismísimos Vengadores, por obra y gracia de Brian M. Bendis. Pero eso es otra historia…

Mary Jo Duffy, Kerry Gammill y Denys Cowan son los principales responsables de que la colección aguantase hasta bien entrada la década de los 80. Posteriormente, llegarían, entre otros, Denny O'Neil, Kurt Busiek, Ernie Chan o Jim Owsley, que en realidad es Christopher Priest, hasta que las paupérrimas ventas abocaron la colección a su cierre. Una serie que, tras la unión, aglutinó una ingente cantidad de secundarios y una diversidad de razas que prácticamente la convertía en la más cosmopolita de Marvel. Con el tiempo, se ha convertido en una serie de culto, codiciada por unos y rechazada por otros.

La siguiente parada en nuestro recorrido étnico nos lleva a la colección del Centinela de la Libertad. Y es que si hay que luchar por los derechos humanos, nadie puede olvidar al paradigma de la rectitud y la honestidad: el Capitán América. En Captain America #117 tiene lugar la primera aparición del Halcón, otro de los exponentes de nuestro tema de hoy.

Sam Wilson, el verdadero nombre de nuestro héroe alado, también tiene sus raíces en Harlem y un pasado tan tortuoso como Luke. Pero tuvo más suerte y acabó como un asistente social que intentaba ayudar a los jóvenes que, como él, se vieron atrapados en la delincuencia y los problemas asociados a un barrio marginal. En su afán por ayudar, acaba convirtiéndose en un superhéroe acompañado de su fiel compañero Ala Roja, un halcón con el que forjaría un vínculo gracias al Cubo Cósmico. A diferencia de nuestros anteriores protagonistas, Sam no obtendría ninguna serie propia y se tendría que contentar con lucir su nombre en las portadas de la serie del Capitán América a partir de Captain America and Falcon #134. Todo esto sucedía en plena etapa de Gene Colan y se prolongaría hasta Captain America #223, incluso tras el regreso de Jack Kirby en solitario a la colección. Pero la compañía del soldado definitivo le granjearía la posibilidad de incorporarse a los Vengadores, como miembro de pleno derecho, y Pantera Negra le proporcionaría las primeras alas mecánicas para poder volar.

En 1984, disfrutaría de una miniserie de 4 números escrita por Christopher Priest, bajo el nombre de Jim Owsley, con lápices de Paul Smith y Mark Bright. Allí se planteaba la posibilidad de que Sam fuese un mutante, debido a su enlace con Ala Roja, y era atacado por un Centinela. Además, se mostraba su faceta de héroe local en el barrio de Harlem, mostrándose fiel a sus raíces.

A nuestro siguiente protagonista hay que buscarlo en la Marvel oscura y su expansión al género del terror. Nos referimos al cazavampiros Blade, muy conocido por la encarnación cinematográfica de Wesley Snipes. Su primera aparición tiene lugar en The Tomb of Dracula #10, aunque su origen sería narrado tres números después. Su vida giraba en torno a la venganza, ya que su madre murió dándole a luz tras el mordisco de un vampiro, de cabellos plateados, llamado Deacon Frost. En su búsqueda, acabó conociendo a Quincy Harker, lo que le llevaría a colaborar con un grupo de cazavampiros cuyos apellidos estaban ligados a los personajes de la obra cumbre de Bram Stoker, convirtiéndose en un enemigo jurado de la versión marvelita de Drácula.

En la década de los 70, su vida editorial se circunscribiría en gran medida a The Tomb of Drácula, aunque tendría sus pequeños escarceos en series genéricas como Vampire Tales o Marvel Preview, y apariciones puntuales como la de Adventure Into Fear #24, donde se enfrentaría a Morbius. A pesar de su animadversión por los vampiros, se vería obligado a trabajar codo con codo con Hanibal King, un detective privado que acabó convertido en vampiro y cuyo objetivo también era Deacon Frost. Con el tiempo, se forjaría algo parecido a una amistad, produciéndose una extraña dicotomía en el personaje, que se exploraría más a fondo en los 90 con el resurgimiento de la Marvel oscura.

Precisamente sería en dicha época cuando conseguiría varias series propias y una que compartiría con un grupo de cazadores de monstruos. Una época plagada de crossovers, donde Blade sería el principal protagonista de uno que se titularía "Terror a medianoche" (Terror a Medianoche Forum). Allí podíamos ver como su obsesión por acabar con los señores de la noche se volvía en su contra, ya que el Darkhold lo poseía, convirtiéndolo en un auténtico monstruo que no distinguía amigos de enemigos; en alguien obsesionado por acabar con los seres mágicos, pero que se había convertido en todo aquello que odiaba.

Lejos de la versión cinematográfica, el personaje creado por Marv Wolfman se presenta como un joven criado en el Soho londinense por un grupo de prostitutas. Con unas gafas protectoras y una ristra de estacas y cuchillos de madera, que son sus principales armas. Acompañado del peinado afro de rigor, tenemos a otro hijo de la blaxplotation marveliana, que cosechó mayor fama en la inefable década de los 90. Sin embargo, con el tiempo, todo eso ha ido quedando atrás y el personaje se ha ido acercando más a su versión cinematográfica, alejándolo un poco de su esencia estética.

Estos son solo algunos de los ejemplos más evidentes de una corriente social que se vivía en los años 70 y que Marvel utilizó como espejo en el que mirarse. No obstante, la proliferación de héroes procedentes de esta etnia particular fueron muchos más, pero no reflejan tan bien como los mencionados el movimiento nacido del cine. Por ejemplo, siguiendo con la Marvel terrorífica, tenemos al Hermano Vudú, nacido en las páginas de Strange Tales, que nos transporta desde Haití a la Nueva Orleans mágica. Aquí nos encontramos con un hombre cuyo cuerpo está habitado por dos almas, la suya y la de su hermano muerto, en el que se combinan la psicología con la magia y los poderes arcanos. Se trata de uno de esos personajes eminentemente secundarios, que hace poco llegó a ostentar el título de Hechicero Supremo.

Otro sería el Goliat Negro, cuyo nombre lo dice todo y no dice nada. Bill Foster es un dotado científico, nacido en el humilde ghetto de Watts (California), que acaba trabajando para Industrias Stark. Gracias a sus conocimientos, ayudaría a Henry Pym cuando se encontraba atrapado en su tamaño de tres metros y medio. Este encuentro propiciaría que se convirtiera en superhéroe, inspirándose en el miembro fundador de Los Vengadores. El personaje obtuvo una serie propia, titulada Black Goliat, que duró solo 5 números. El primero está escrito por Tony Isabella y el resto son obra de Chris Claremont. El apartado gráfico corre a cargo de George Tuska, Rich Buckler, Don Heck y Keith Pollard. La verdad es que pasó sin pena ni gloria, convirtiéndose en una mera anécdota entre la gran cantidad de publicaciones Marvel de la época.

Con esto termina este pequeño viaje en el tiempo, en el que he intentado resaltar esos personajes que reflejan este movimiento social impulsado por el cine. Posiblemente, me haya dejado alguno en el tintero, pero ya os podéis hacer una idea de cómo ciertas tendencias sociales quedan reflejadas en el mundo de la historieta y, en particular, en la Marvel clásica.

Próxima parada: la liberación de la mujer.


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