por Angelus No es usual, en el mundo de las artes, hallar sagas cuyos miembros alcancen éxitos notables sostenidos en el tiempo y que, además, atesoren una calidad indiscutible en términos objetivos. Es más fácil encontrar, no sólo en el mundo del cómic, a autores cuyos parentescos o relaciones personales les han permitido vivir del cuento durante una temporada o incluso toda una vida sin que su obra sea digna de mención. Que a John Romita se le abrieron puertas por ser "el hijo de..." creo que está fuera de toda duda, pero después de cuatro décadas en la profesión basta con echar un ojo a su currículum para ver que supo aprovechar la oportunidad. Hablando de oportunidades, ¿qué aspirante a dibujante no estaría dispuesto a casi todo por tener como profesor a John Romita Sr.? Aunque fuera de forma involuntaria, a mí me parece que se hace patente la falacia que supone hablar del talento como algo mágico que sólo poseen determinados "legidos". El dibujo no es sino un lenguaje que se puede aprender y cuya ejecución depende única y exclusivamente del tiempo y la reflexión que se dedique al mismo. Si has convivido con ello desde que naciste, "hablar" ese lenguaje se convierte en algo tan natural como adquirir el acento de determinada zona geográfica. Si es así ¿por qué no hay más hijos de creadores que destaquen? En resumen, simplemente no tienen la necesidad de expresarse y relacionarse con el mundo a través de ese lenguaje. Afortunadamente, la influencia de su padre no es la única y eso permite que a lo largo de su carrera vaya creciendo hasta adquirir una personalidad propia. El equilibrio entre alumno-maestro es harto difícil en tanto que si la ascendencia del primero es o pretende ser demasiado fuerte malogra las aptitudes del segundo y si el alumno idolatra demasiado al maestro también perderá la capacidad de explorar sus propios límites. Tras un debut con media docena de páginas en un anual de la cabecera protagonizada por Spiderman, la carrera de Romita Jr. es una continua ascensión. Su capacidad para producir mucho más rápido que la mayoría de dibujantes de la editorial y su sistema de trabajo lo convertían ya desde sus inicios en alguien con quien cualquier autor querría trabajar. El guionista tenía la seguridad de que su idea se iba a transmitir como él quería porque su rapidez permitía realizar las correcciones oportunas y los entintadores tenían en Romita a alguien que les permitía lucir su lado más creativo en tanto que su dibujo no hacía un uso excesivo del énfasis de línea que convirtiera su trabajo en algo mecánico. Su paso por The Invincible Iron Man es quizás uno de los mejores ejemplos de ello y no es extrañar que se convirtiera en un clásico instantáneo, porque incluso en las ausencias de Romita todo parece funcionar a la perfección. El cambio de rumbo a Daredevil fue quizás una de las mejores cosas que le pudo pasar. Los guiones de Ann Nocenti devuelven al personaje a primera línea, y el entintado de Al Williamson le permiten concentrarse en su propio desarrollo contando, además, con la seguridad de trabajar con un héroe urbano cuyo entorno, la ciudad de Nueva York, se convertía en un personaje que Romita ha demostrado dominar a lo largo de su carrera. Todo el aprendizaje de esa etapa culmina en la colaboración con su admirado Frank Miller en la miniserie Daredevil: The Man Without Fear, que suponía una acertadísima revisión del personaje y que, además, resultaría decisivo en su desarrollo como dibujante afianzando su gusto por un dibujo en el que la geometría más básica era tan válida como las líneas más bellas que habían encumbrado a otros artistas. Con el nuevo siglo, se producía su vuelta a The Amazing Spider-Man con el escritor J. Michael Straczynski a los guiones. En esta etapa se ve a un Romita que disfruta con su trabajo porque, aparte de las actividades heroicas del personaje, la galería de secundarios del arácnido y su vida civil como Peter Parker nos permiten observar otra más de sus habilidades: su facilidad para narrar escenas cotidianas con gente normal , utilizando un lenguaje menos expresivo aparentemente. Se aprecia también cierta reflexión acerca de lo realizado anteriormente. Romita le resta corpulencia a Spiderman, consiguiendo que el héroe parezca más vulnerable en la confrontación directa y, sobre todo, más dinámico teniendo en cuenta que su estilo más anguloso podría chocar con la sensación de movimiento que debe transmitir el personaje. Posteriormente, sigue asociado a guionistas del momento como Greg Pak con quien trabaja en World War Hulk, o Mark Millar primero en la serie de Lobezno y luego en la exitosa primera parte de Kick Ass, publicada por el sello marvelita Icon Comics. También realiza un espléndido trabajo junto a Neil Gaiman reinterpretando a los Eternos de Kirby. Es usual encontrar críticas hacia su estilo por demasiado geométrico como si la belleza fuera patrimonio de la línea curva. "Cabezicubos" y adjetivos similares se utilizan por parte de quienes desconocen que el lenguaje del dibujo no es bueno o malo per se, sino que la sensibilidad y conocimiento del espectador juegan un papel fundamental en la comprensión del mismo. En el trabajo de Romita Jr., especialmente por influencia de Kirby, hay mucho de arte primitivo, de las bases que podemos observar en los niños que empiezan a dibujar algo más que trazos balbuceantes; y ahí sin necesidad de adornos es donde vamos a encontrar lo esencial para entender esta disciplina. Por otro lado, con toda lógica, tendemos a mitificar a quienes han dejado de producir minusvalorando a nuestros contemporáneos, y si algo hay que tener en cuenta para juzgar a un artista es su capacidad para describir su época. El tiempo dará y quitará razones, para mí, Romita Jr. es uno de los mejores narradores de la época que me toca vivir y por eso creo que entra merecidamente en el Olimpo Marvelita. |
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