94.5 THE AVENGERS #1 1/2 (diciembre 1999)
por Óscar Rosa Jiménez



EQUIPO CREATIVO:
Guión: Roger Stern.
Dibujo: Bruce Timm.
Entintado: Bruce Timm.

SINOPSIS:
Tras la derrota de Loki, a manos de un grupo de superhéroes, nacen los Vengadores, un nuevo equipo que atrae las miradas de todo los neoyorquinos, héroes o no, debido a la profusión mediática que obtienen. Esta proliferación superheroica también llama la atención del Dr. Muerte, que decide ocuparse de los Vengadores, antes de que supongan un mayor problema para sus planes de dominación mundial. Días después, llega a la Mansión de los Vengadores el Comandante Bowman con la intención de solicitar ayuda al grupo recién unido. El Dr. Muerte constituye una grave amenaza, tras su último enfrentamiento con Los 4 Fantásticos. En esos momentos, mientras Bowman explica el plan a seguir, la fortaleza volante del Dr. Muerte, que tenían retenida en Fort Monmoth, arranca los motores sin ninguna explicación, entrando en el espacio aéreo de la ciudad. Tras conocer la noticia, los Vengadores, junto a Bowman, salen en busca de la gigantesca nave. Una vez alcanzada la fortaleza volante, el Hombre Hormiga decide que deben dejar a la Avispa en el helicóptero para proteger a Bowman, mientras el resto del grupo va en busca del Dr. Muerte. Sin embargo, esto propicia la captura de la Avispa, precisamente de aquellos a los que pretendía proteger. En el interior de la nave, todos los miembros del equipo acaban cayendo en diferentes trampas urdidas por el monarca de Latveria, de forma que los Vengadores son divididos para su derrota. Además, Hank descubre maniatado al verdadero Comandante Bowman, descubriéndose que quien había ido a solicitar ayuda a la mansión es el Dr. Muerte disfrazado. No obstante, el villano no conoce las nuevas habilidades adquiridas por Pym, las cuales lo convierten en el Hombre Gigante. La trampa no estaba preparada para semejante tamaño, por lo que acaba liberándose, y a continuación hace lo propio con sus compañeros. Todos juntos se enfrentan al Dr. Muerte, tras liberar a la Avispa, quien se ve obligado a huir. Hulk lo persigue. En su enfrentamiento le arranca la cabeza, por lo que el verdadero Dr. Muerte ha conseguido huir. Tras este descubrimiento, la nave se vuelve inestable, pero solo tienen una capsula de salvamento. Hulk decide salvar a Bowman, mientras utiliza su fuerza y la de sus compañeros para salir de la nave abriendo una brecha en el casco. Finalmente, los Vengadores han conseguido su primera victoria contra el Dr. Muerte, aunque no saben si era el verdadero o un autómata.

EDICIONES ESPAÑOLAS:
  • Los Vengadores # 1 1/2

    DATOS IMPORTANTES:
  • Primer enfrentamiento cronológico de los Vengadores contra el Dr. Muerte
  • Primera aparición del Comandante Bowman
  • Esta historia se sitúa cronológicamente, mediante retrocontinuidad, entre el primer y segundo número de The Avengers
  • La portada es un homenaje a la realizada por Jack Kirby en The Avengers #1. Además la fecha indicada no es la real, sino que hace referencia a su situación cronológica en la que se ubica la historia como si se tratara de una historia inédita que se descartó en su momento.
  • Roger Stern utiliza el estilo narrativo de la Edad de Plata.
  • En este cómic se incluye un correo de los lectores paródico con escritores falsos, o utilizando nombres de autores del momento de su publicación real. Incluso se incluye anuncios de números que no se publicaron, o de corte humorístico.

    RESEÑA:
    Cuando nació este proyecto, no pensábamos incluir reseñas de números más modernos que utilizaban como motor de la historia la retrocontinuidad. Ese recurso narrativo que se ha hecho tan famoso a lo largo de la historia del Universo Marvel. Así que no temáis, no caeremos en el mismo nivel de abuso por el que muchos piensan que las Bibliotecas Marvel acabaron cayendo. No obstante, vamos a hacer un pequeño alto en el camino, dejando de lado la lejana década de los sesenta, para introducirnos en un tebeo que, pese a estar realizado a finales de los noventa, mantiene toda la esencia de aquellos primeros años del Universo Marvel por obra y gracia de Rogern Stern, uno de los grandes guionistas de la década de los ochenta y, posiblemente, el único con los conocimientos suficientes para acometer este reto. Bueno, más que un reto, casi podríamos decir que es un homenaje de esos que hay que tener muy en cuenta si te gustan los clásicos tanto como a nosotros.

    Desde el primer momento, podemos observar que cada detalle está cuidado al milímetro. Un correo ficticio acompaña a una serie de anuncios, similares a los que nos encontramos en los tebeos de la época, de forma que el lector tiene la sensación de meterse en una cápsula del tiempo para vivir una historia jamás contada de los Vengadores. Además, la propia portada indica la fecha de octubre 1/2, ya que The Avengers #1 tiene fecha de portada de octubre, mientras que The Avengers #2 tiene fecha de noviembre, todo ello en 1963, obviamente. De esa forma, los autores establecen su ubicación cronológica no solo a través de la trama, si no en la misma portada. Dicha cubierta, realizada por Bruce Timm, es un homenaje al Rey y su trabajo en la portada que presentaba al mundo a los Héroes más poderosos de la Tierra. Lo dicho: cada detalle, por nimio que parezca, se cuida en todo momento. ¡Hasta tenemos un pin-up!


    Uno de los mayores alicientes de este cómic reside en la posibilidad de ver, una vez más, a Hulk formando equipo con los Vengadores. Aunque es algo que veremos próximamente aquí, todos sabemos que el Gigante Esmeralda no dura demasiado en el grupo, pese a que su faceta de fundador del mismo ha permanecido en el inconsciente colectivo de lo lectores. A eso hay que unirle que el enemigo a batir es nada más y nada menos que el Dr. Muerte, que desde su primera aparición apuntaba maneras. Estamos ante un villano que con el paso del tiempo se labra un carisma tal que lo llevará a protagonizar aventuras, dejando de lado su faceta de secundario. Pero bueno, eso es una historia para otro día...

    Comenzamos allí donde quedó el primer número de los Vengadores, aunque se hace hincapié en la importancia mediática del momento, algo que iría ligado a este grupo en el futuro. Además, la creación de un nuevo equipo superheroico es recibido de buen grado por todos, incluso por los pocos héroes que campan a lo largo y ancho de la ciudad de Nueva York. Así, Stern aprovecha el momento para introducir diferentes cameos en el que se muestran varias declaraciones al respecto. Una forma clásica de mostrarnos cuan cohesionado está el Universo Marvel, sin necesidad de nada rimbombante, solo con tres viñetas.


    Asimismo, es el momento de mostrar la reacción del villano de la historia, cuya reacción es menos benévola. Cabe destacar que Stern decide utilizar la versión megalómana del Dr. Muerte. Estamos ante un villano cegado por las ansias de poder, deseoso de conquistar el mundo, pero frustrado por las recientes derrotas a manos de los 4 Fantásticos. De esa forma, en solo dos páginas, tenemos el planteamiento inicial y un montón de referencias a momentos ocurridos en aquella época. El nivel de documentación por parte del guionista es increíble, y todo parece encajar como un guante.

    Tras un pequeño periodo de tiempo, comienza la historia propiamente dicha. Los Vengadores reciben la visita del Comandante Bowman, el único personaje de nuevo cuño de la historia, que va a solicitar la ayuda del recién creado supergrupo. Como no podía ser de otra forma, el invitado es recibido por Edwin Jarvis, quien en una animada conversación nos desvela que originalmente había cuatro mayordomos para ocuparse de la mansión, pero dimitieron al conocer la incorporación de Hulk en la formación. La verdad es que nunca me había planteado la posibilidad de un ejército de mayordomos, aunque la idea sea coherente. Quizá sea algún tipo de broma de Stern.


    Podemos observar que Bruce Timm mantiene el estilo minimalista de los inicios de los Vengadores. Nada de una mesa con una gran A, ni asientos identificativos con los símbolos de cada uno de sus miembros. Esto acompaña perfectamente al tratamiento de los personajes y el desarrollo de sus personalidades en aquella época. Las discrepancias entre Thor y Hulk están ahí. Y, como no, los flirteos de la Avispa con el asgardiano tampoco podían faltar. Aunque todos están muy bien retratados, me quedo con el tratamiento de la Avispa, que mantiene su faceta de mujer florero al más puro estilo de Stan Lee. Incluso es la primera en caer ante el villano. Para que veáis, no exageraba con lo de la cápsula del tiempo...


    A pesar de todo, llama mucho la atención que el gobierno solicite tan pronto ayuda a los Vengadores, aunque el propio Hombre Hormiga ya se haya batido el cobre con el monarca de Latveria. Hay que reconocer que aquí algo huele a chamusquina. Bueno, quizá no tanto, ya que da la sensación de que Stern quiere hacer un tebeo sesentero en todos los aspecto, incluso en el planteamiento poco convincente de aquella época. Eso, unido al giro posterior de los acontecimientos, me hace pensar que lo consigue con creces. Pero que conste, que en todo momento la historia es más fresca de lo que uno pueda pensar a priori. Stern consigue un equilibrio entre el homenaje clásico, quizá algo paródico en ciertos momentos, y el estilo al que nos tiene acostumbrados, por lo que este tipo de pequeños detalles no influyen en la consistencia del argumento. Se trata de una historia simple, pero efectiva a todos los niveles, sobre todo porque mantiene al lector muy entretenido en todo momento.

    Todo esto no es óbice para que cuando la gigantesca nave del Dr. Muerte se fuga de Fort Monmouth, el lector ponga cara de circunstancia. Es una casualidad muy grande que la visita de Bowman tenga lugar en un momento tan oportuno. Obviamente, todo tiene un por qué y va en consonancia con lo que comentaba antes. El aire retro se mantiene en todo momento. Tanto es así, que el zeppelín del Dr. Muerte es una fortaleza volante de la que nadie se acordaba salvo Stern. De nuevo, la retrocontinuidad es perfectamente empleada.

    Como en cualquier clásico que se precie, los héroes deben caer en un principio para alzarse victoriosos al final de la historia. Por lo tanto, no es de extrañar que el grupo vaya cayendo ante las efectivas trampas del Dr. Muerte.


    Tampoco nos podemos extrañar de que la Avispa quede relegada a proteger la retaguardia, y mucho menos que sea ella la primera en caer en las manos del villano. Una vez más, Stern utiliza el recuso de la intriga y el disfraz, tan en boga durante los setenta. De hecho, las capacidades camaleónicas del monarca de Latveria datan de aquella lejana época, aunque posteriormente cayeron en el olvido de todos los guionistas. O puede que se le acabara el muestrario de disfraces al villano, nunca se sabe...

    A pesar de todo, Bowman es alguien real, no es un personaje ficticio, y también se encuentra retenido por el Dr. Muerte. Afortunadamente, el Hombre Hormiga se topa con él. No voy a negar que todo esto me sorprendió un poco, pero se ve a la legua que es un recurso echo a posta para imitar ese estilo añejo que hemos podido ver en diferentes reseñas aquí mismo. Eso sí, el monarca de Latveria no contaba con un pequeño secreto que guardaba Pym: el poder de aumentar su tamaño.


    De todos los recursos utilizados en esta historia, este es quizá el que más me chirría de todos. Ya hemos podido asistir al cambio de nombre del personaje en las páginas de Tales to Astonish. Pero claro, una vez asumido su nuevo rol, aunque mantenga los poderes de reducir de tamaño, Pym deja de lado su uniforme de Hombre Hormiga. Esto entraría en confrontación con la ubicación que le quieren dar. Es cierto que Tales to Astonish #49 es anterior a The Avengers #2, pero no parece lógico que el personaje mantenga las dos identidades, aunque solo sea por un breve espacio de tiempo. Para mí, está metido un poco con calzador. Todo lo demás encaja bastante bien, pero esto me patina un poco, la verdad.

    Una vez liberados, llega el momento del enfrentamiento final, pero antes, Stern quiere devolverle a Janet su momento de protagonismo, convirtiéndola en el verdadero artífice de la fuga de Hank. Si no veis las pautas habituales en el tratamiento de los personajes femeninos en aquella época, es que no habéis estado atentos nuestras reseñas. Stern lo clava una vez más.

    Tengo que reconocer, que durante el enfrentamiento se pierde la oportunidad de hacer hincapié en la necesidad de que el grupo trabaje en equipo, en contraposición a su costumbre de actuar en solitario. Es algo sobre lo que apenas se detiene el guionista, quizá debido a la prematura huida de Muerte, perseguido rápidamente por Hulk. Es obvio que el carácter del Gigante Esmeralda sí que queda bien retratado. Además, es el elegido para la sorpresa final: su presa es un robot.


    Esto nos deja en la duda de si el villano contra el que se han enfrentado es realmente el Dr. Muerte, o una de sus creaciones suplantándolo. Stern nos deja con la intriga. Finalmente, cabe destacar la forma en la que huyen gracias a Hulk. Parece mentira que sea precisamente él quien utilice el cerebro , pero me llama más la atención su acto heroico, salvando a Bowman y, sobre todo, dejando que la opinión de Janet cuente. Para que después digan que es un monstruo.

    VALORACIÓN:
    No sé si mi amor por los clásicos me hace ser poco objetivo, pero esta historia tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico instantáneo. Stern es capaz de conjugar todos los elementos para homenajear un pasado añejo, sin caer en la simple nostalgia, dejándonos una historia tremendamente entretenida. El guionista es un buen artesano del género y como tal no defrauda a sus lectores. Además, el dibujo de Bruce Timm, un autor que profesa una gran admiración por Kirby, modifica un poco su estilo para que encaje a la perfección. Sinceramente, no podría concebir este tebeo sin sus magníficos dibujos. Un tándem creativo perfectamente engrasado que demuestra su pasión por el género para dejarnos una historia del presente para el pasado. Una historia jamás contada en la que el grupo original pudo gritar una vez más: ¡Vengadores reuníos! Si yo fuera tú, no me la perdería por nada del mundo.



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