Todos recordamos el final abrupto de las Bibliotecas Marvel en los primeros años del aterrizaje de cierta editorial italiana en nuestro país. Una de las colecciones que más ríos de tinta hizo correr fue la dedicada a nuestro querido Goliat Esmeralda, ya que no se conseguía el objetivo deseable: enlazar con el mítico coleccionable, publicado con motivo de la película dirigida por Ang Lee. En el número 36, último de la colección, Raimon Fonseca dejaba muy claro que Panini tenía intención de buscar la fórmula adecuada para alcanzar dicho objetivo, pero habría que tener paciencia. A tenor de que pasarían exactamente siete años para que tuviésemos dicha continuación, creo que se podría añadir que tendríamos que tener mucha paciencia. Algo a lo que los aficionados más veteranos ya deberían estar acostumbrados. En definitiva, y sin más dilación, hoy vamos a hablar un poco de…

MARVEL HEROES: EL INCREIBLE HULK: PERDONADO
por Óscar Rosa Jimenez


Este parece ser el formato elegido por la editorial para dar cierta continuidad a algunas de las series pertenecientes a la fenecida Línea Excelsior (pese a que durante la etapa de Panini ya no se llamara así por temas de derechos, para mí siempre tendrá ese nombre), como ya sucediera con la recopilación de la etapa de Roger Stern en The Amazing Spiderman. Con ese tomo, se inauguraba un formato similar al Marvel Gold, pero en tapa dura, que facilita la recopilación de extensas etapas con relativa rapidez. Por lo tanto, parece una apuesta segura de la editorial. Además, contamos con el añadido del tamaño original de comic-book que, junto al color, me permite la posibilidad de ponerle la etiqueta de formato definitivo; una de esas expresiones tan de moda hoy en día, que están más cerca del gusto estético de nuestras estanterías que del amor por la lectura, pero eso es otro tema diferente…

Con este envoltorio, Panini acomete esta "asignatura pendiente", que a mí me plantea ciertas dudas, sobre todo respecto al punto de partida de la que se presupone es la recopilación de la mítica etapa de Bill Mantlo y Sal Buscema en The Incredible Hulk, hasta la, no menos mítica, saga de la Encrucijada, que podríamos considerar como el punto culminante de dicha etapa.

La principal duda es que no se trata de una continuación per se de la Biblioteca Marvel del personaje, ya que las trescientas primeras páginas, de las más de setecientas que contiene el tomo, incluyen material publicado en los últimos números de la mencionada colección. La siguiente duda que me viene a la mente es que tampoco se inicia con el primer número en el que forman pareja el tándem creativo reflejado en la portada del tomo. Por lo tanto, ¿qué misterioso criterio ha seguido la editorial para esta supuesta continuación? Quiero entender que se elije ese momento concreto por cuestiones argumentales, pero tras la relectura de dichos números, no me parece un motivo de suficiente peso. Quizá, el motivo se encuentre en alguno de los recopilatorios americanos…

Centrándonos en los autores, tenemos al guionista Bill Mantlo, cuyos trabajos no han tenido excesiva repercusión con el paso de los años, a pesar de haber realizado ROM o Micronauts, dos trabajos que se unen a las diferentes licencias que Marvel ya no posee, y que difícilmente podrán ser reeditadas para poder contrastar el buen recuerdo que se guarda de ellas. Además, estamos ante un autor de los denominados "para todo", que realizaba muchos números de suplencia y cortas estancias en multitud de títulos; algunos con mejor crítica que otros, aunque esta etapa que nos ocupa hoy es quizá uno de sus mejores trabajos. Curiosamente, nació el mismo día que Lou Ferrigno, el conocido culturista convertido en actor, que encarnó la versión televisiva de Hulk en los 70, y que os aconsejo que dejéis en vuestro recuerdo de la infancia. Incluso, nacerían en la misma ciudad, Nueva York, y se criarían en el mismo barrio, Brooklyn.

Mantlo sería el sustituto de Roger Stern en The Incredible Hulk, concretamente a partir del número 245 de la colección, tras una breve etapa en la que el Goliat Esmeralda fue psicoanalizado por Doc Samson. Allí, se uniría a Silvio Buscema, más conocido por todos con el apelativo cariñoso de Sal, un dibujante que reunía las mismas características de artista todoterreno que él, y que ya habían coincidido anteriormente en otras colecciones. El dibujante tiene el hándicap de estar a la sombra de la genialidad de su hermano, John Buscema. Para mí, ha sido un autor injustamente olvidado debido a la década en la que desarrolló gran parte de su trabajo. Es muy difícil estar a la altura de autores como Gil Kane, John Romita Sr., Gene Colan, Neal Adams o Steve Ditko. No obstante, consiguió, a base de esfuerzo, desarrollar una técnica que le permitió mucha rapidez y solvencia con los encargos, propiciándole una amplia participación en las series de la editorial. Además, no hay que olvidar que su imagen de Hulk se ha convertido en una imagen icónica, que nos evoca el recuerdo de la etapa clásica del personaje; algo que no consiguieron ni Marie Severin, ni Herb Trimpe. En este tomo, vemos como su trabajo sufre cierta evolución en esta etapa, gracias al entintado de Joe Sinnott. A pesar de que es un autor que siempre me ha gustado, entintado por sí mismo resulta algo tosco e irregular; incluso tiene un trazo excesivamente grueso. En cambio, entintado por Joe Sinnott, sus figuras ganan en belleza y son más detalladas. De todas formas, si hay algo realmente destacable del Sal Buscema en este tomo, es su capacidad narrativa: las transformaciones de Banner en Hulk ganan en dinamismo y la expresividad del monstruo gamma en sus primeros planos son sus mejores bazas y las explota muy bien.

Mi sensación tras la lectura del tomo es que va de menos a más. Mantlo opta por centrarse en números autoconclusivos con pequeñas subtramas que no tarda demasiado en culminar. Aunque progresivamente va cambiando ligeramente el esquema hacia episodios, igualmente autocontenidos, que forman parte de un tapiz mayor y que dirigen al personaje hacia un lugar determinado: un cambio de status quo.

En la primera mitad del tomo, tenemos un abuso constante de la repetición de frases y situaciones apoyadas cíclicamente por unos cuadros de texto que dificultan la fluidez de la historia. Un continuo vagabundeo del personaje, que nos lleva a viajar por los diferentes rincones del Universo Marvel, en los cuales nos encontramos asiduas apariciones de invitados y la sensación de un esquema similar a la serie de televisión de los 70: una road movie interminable en busca de una cura que por momentos parece inalcanzable. Esa sensación se acrecienta cuando se unen Rick Jones y Betty Ross, en calidad de apoyo sentimental. Uno por amor y otro por un sentimiento de responsabilidad. El problema, es que los nuevos compañeros de Bruce Banner tienen objetivos diferentes, por lo que la idílica compañía se volverá tensa por momentos, estallando en un complejo drama que consterna a nuestro protagonista de color esmeralda.

A pesar de todo, en esta parte tenemos momentos históricos como: la primera aparición y origen del Caballero Árabe; una historia centrada en revelar el pasado mutante de los Supersoldados Soviéticos; el desenlace, con funestas consecuencias, de la persecución de Glenn Talbot sobre Hulk; un enfrentamiento contra el Hombre Absorbente; otro con Avalancha; la creación de los Rangers; un encuentro con el Alto Evolucionador; el enésimo encuentro con el Líder; y un viaje al espacio que le lleva a enfrentarse a la Abominación junto al Amo de la Galaxia. Posteriormente, dicho viaje, le llevaría a celebrar el vigésimo aniversario conociendo al Mapache Cohete y su mundo, lleno de animales y máquinas, en una irreverente historia con alegoría a la naturaleza incluida. Por extraño que parezca, me he acordado de WE3, una obra de Grant Morrison, mucho más atrevida aún, que parece tener cierta inspiración en este extraño planeta.

Este largo viaje iniciático, acompañado de unas masivas exposiciones a los rayos gamma, tendrá su punto final con el control de Banner sobre el cuerpo de Hulk. Ese es el momento en el que realmente despega la etapa de Mantlo/Buscema; ese es el momento en el que el autor comienza a profundizar en el verdadero dramatismo del personaje. Tras esa constante mirada al pasado, consigue dar un paso hacia delante para mostrarnos a una de las mentes científicas más brillantes de este universo de ficción, y lo que puede hacer cuando controla el cuerpo de uno de los seres más poderosos de la Tierra. A partir de ese momento, la colección comienza a tomar forma de serie continuada. Las tramas se van entrelazando para dirigirnos a un punto muy concreto: la redención de Hulk.

Bill Mantlo dirige los pasos de nuestro verdoso protagonista hacia la satisfacción personal, a pesar de que lo inunda un sentimiento de culpa que le hace cometer ciertas imprudencias. Se muestra ansioso por ayudar, pero inequívocamente humano en sus decisiones. Poco a poco, sobre todo gracias al apoyo de Los Vengadores o Los 4 Fantásticos, Banner va ganando confianza en sí mismo y conseguirá que el propio presidente le conceda una amnistía. Ronald Reagan será el encargado de iniciar un proceso de aceptación a escala mundial, que será motivo de celebración, e incluso tendrá un desfile, el cual servirá para que Hulk vuelva a compartir aventuras con aquellos con los que fundara el segundo supergrupo del Universo Marvel. Es curioso, porque se potencia más su faceta vengadora en esta incorporación social, mientras que su permanencia en los Defensores fue más prolongada. A pesar de que el propio Stephen Extraño hará alusión a ella, el personaje parece sentirse más cómodo, al menos al principio, entre un grupo más aceptado y más conocido por el ciudadano de a pie. Quizá el ego de Banner ganó el pulso a la razón…

Sin embargo, mientras esta nueva posición le granjea admiración de los superhéroes, su vida personal queda destrozada tras su ruptura con Betty, ya que no puede aceptar que el hombre del que se enamoró disfrute haciendo de superhéroe. Esto da al traste con su idea de vida normal. Me resulta tremendamente curioso que sean los mismos argumentos que da Mary Jane a Peter Parker en la moderna saga de Un momento en el Tiempo (Asombroso Spiderman #55)…

Por otro lado, Rick Jones se encuentra con sentimientos encontrados. Por un lado, disfruta con la fama y el reconocimiento de su amigo pero, por otro siente que su papel de compañero ya no tiene demasiado sentido. Es increíble como los sentimientos humanos pueden ser similares a una veleta…

Para mí, estamos ante lo mejor del tomo: la profundización en los personajes, el nuevo status quo, pero sobre todo, la serie tiene un objetivo al que dirigirse, ha recuperado el rumbo y eso genera que crezca un interés por lo que vendrá después, en el hipotético próximo tomo. Porque al final, te quedas con ganas de más.

Finalmente, me gustaría destacar un par de cosas que me han parecido importantes. La primera de ellas es lo importante que resulta para el autor el pasado del Universo Marvel, construyendo sobre él todas sus historias. Sus constantes referencias a hechos pasados, la continuación de tramas pretéritas, sean suyas o no, o la constante transmisión de universo compartido, son la esencia fundamental de lo que todos hemos mamado de este universo de ficción. Todo eso queda perfectamente reflejado en los números incluidos en el tomo. Quizá, incluso podríamos decir que se abusa de ello debido a la extraña sensación de serie team-up, pero, al final y al cabo, el autor consigue un producto muy bien integrado que va en consonancia con lo que ofrecía Marvel en aquella época. Con este celo por la continuidad, Mantlo se saca de la manga a Bereet, una tecno-artista del planeta Krylor que convierte la clásica serie de The Rampaging Hulk! en películas de su creación. Así, la colección queda fuera de la continuidad. Lo curioso es que nadie parece que pusiera muchas objeciones a esta reescritura de la historia…

Bereet acaba convirtiéndose en una secundaria muy valiosa, ya que supone el relevo sentimental de Betty, además de contar con una ingente cantidad de creaciones artísticas que resultan de lo más útil.

La segunda cuestión relevante es el estrechamiento de los lazos entre Hulk y Hulka, debido a que ahora pueden compartir sus impresiones sobre lo que significa para cada uno ser lo que son. Esta relación es vital para que Bruce gane confianza en sí mismo, y su mente racional pueda manejar un cuerpo como el de Hulk. Todo esto, no es más que el germen de lo que se presupone es un nuevo comienzo en la vida de alguien, que deja de lado el miedo y el rechazo para utilizar su maldición como un don, ayudando a los demás. De esa forma, puede compensar el daño causado en el pasado, o al menos lo intenta con todas sus fuerzas.

Como conclusión final diría que es un tomo con un inicio bastante flojo, incluso algo anodino, y que tarda demasiado en arrancar hacia lo realmente interesante. Pese a todo esto, una vez arranca, creo que es capaz de llevarnos hacia un interesante punto de reflexión y profundización en el personaje, que nos hace ver el inmenso potencial que tiene. Desgraciadamente, es algo que pocos autores han conseguido aprovechar. Lo único que puedo decir es que este tomo ha conseguido interesarme por cómo va a continuar esta situación y hasta qué extremos está dispuesto a llevarla Mantlo. Hulk sigue aplastando, pero ahora con un mejor léxico.


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