Hace mucho tiempo, en una editorial no tan lejana llamada Marvel, comenzaron a adquirir una serie de licencias que supondrían una expansión hasta territorios inexplorados. Roy Thomas sería el encargado de proponer a Stan Lee gran parte de esas licencias, una de ellas nos llevaría a lo largo y ancho de la Galaxia. Hoy intentaré hablaros de la historia de…

STAR WARS EN LOS COMICS MARVEL
por Óscar Rosa Jimenez


Corría el año 1975, cuando un tal George Lucas le propuso a Stan Lee la publicación de unos cómics relacionados con un proyecto cinematográfico que estaba a punto de estrenar. La primera reacción del por entonces editor de Marvel fue una negativa por respuesta, aunque posteriormente se encargaría de convencerlo Roy Thomas. Este autor, del que ya hemos hablado en alguna ocasión anterior, vio una oportunidad de oro para escribir una de esas Space Opera que tanto le gustaban e insistió hasta conseguir su objetivo.

De todas formas las negociaciones tuvieron que ser bastante duras, ya que la primera condición impuesta al productor cinematográfico es que tuviese el guión completado para que se pudiesen comenzar los cómics. La segunda condición implicaba que LucasFilms no obtendría ningún beneficio hasta las 10.000 copias vendidas. Ahora esto nos puede parecer una barbaridad, pero desde la editorial pensaban que los productos relacionados con las películas no se vendían bien en aquellos momentos. Teniendo en cuenta el éxito posterior de la saga de George Lucas y como la propia Marvel apuesta cada vez más por los proyectos cinematográficos, incluso ha creado su propia productora, se nos hace difícil de comprender esta postura tan cautelosa; obviamente, eran otros tiempos.

Finalmente, en junio de 1977, el proyecto vio la luz y dio comienzo la serie Star Wars que alcanzaría un total de 107 números, a los que acompañarían 3 anuales. Durante prácticamente 10 años, los acérrimos seguidores de la saga tendrían su ración mensual de aventuras protagonizadas por aquellos personajes con los que tanto habían disfrutado en la gran pantalla. Algunos hablan de ella como una serie que no era de este mundo, o un producto kitsch propio de la década de los 70. No obstante, podríamos hablar de una serie al servicio del entretenimiento sin ningún tipo de trascendencia, aunque los más talluditos la recuerdan con cierto cariño.

La serie comenzaba, como no podía se de otra forma, con la adaptación del Episodio I de la saga. Roy Thomas se encargaba de los guiones, mientras que Howard Chaykin hacía lo propio con los dibujos. Al parecer, el propio George Lucas era seguidor del trabajo del dibujante, incluso reconoce que una de las muchas influencias de la propia película es Cody Starbuck, obra de Howard Chaykin. Desgraciadamente, el dibujante no plasma su mejor trabajo en esta serie. De hecho, está horrible. Se especula con que la responsabilidad sea de las apresuradas fechas de entrega, mostrando como pruebas fehacientes su progreso paulatino a lo largo de los 6 números que dura la adaptación. Sin embargo, en mi opinión, el entintado de Steve Leiahola es el gran salvador del dibujante. En números posteriores llegaría Tom Palmer, que mejoraría aún más el aspecto gráfico de la serie, pero me temo que el dibujante no estuvo demasiado acertado en esta serie. Es curioso cómo se puede observar que en esta adaptación se incluyeron escenas que fueron desechadas para el film y que posteriormente se han visto incluidas en ediciones extendidas del mismo. Uno de los grandes afectados por este tema sería Jabba el Hut, cuya aparición en los comics sería muy diferente a la que tuvo finalmente en el cine.

Tras la adaptación del film, la serie comienza a acusar cierta limitación a la hora de utilizar a ciertos personajes, en concreto Luke, Leia y Darth Vader. Roy Thomas decide poner en marcha su Space Opera particular, aunque me da la sensación de que el resultado final es un producto algo extraño. Una amalgama de géneros que produce una curiosa adaptación de Los 7 Magníficos, un western inspirado en Los 7 Samuráis, la mítica película de Kurosawa, otra de las influencias de Star Wars. Se introducirían nuevos personajes secundarios, quizá el más famoso sea un conejo de grandes proporciones, que aportan un poco de novedad. Una etapa donde Han Solo y Chewbacca son los principales protagonistas debido a las limitaciones comentadas.

El siguiente equipo creativo estaría formado por Archie Goodwin en los guiones y Carmine Infantino en los lápices, cuyo primer número sería Star Wars # 11. Esto supone un auténtico soplo de aire fresco para la serie, ya que el veterano autor sí consigue transmitir, con más éxito que Roy Thomas ese tono de Space Opera que tan bien se ajusta a esta saga. Además se desarrolla un poco más a Han Solo, que se presenta como un bandido cuyo código canallesco se ve enfrentado con su nueva actuación más heroica. Un duelo interior que irá disminuyendo con el tiempo, pero que será la marca de los primeros momentos del personaje. También se comienza a dar rienda suelta a un triángulo amoroso entre Luke, Han y Leia muy típico de la Marvel de la época; algo que con el tiempo se demostraría que no tenía mucho sentido. Este sería el primer síntoma de que las limitaciones se iban suavizando, por lo que había mayor libertad creativa a la hora de utilizar a los personajes.

El dibujo de Infantino aportará más detalle a la hora de plasmar el espacio intergaláctico, a pesar de que no esté considerado como uno de sus mejores trabajos. A pesar de todo, podríamos hablar de un trabajo bastante bueno donde primaría su narrativa por encima de todo con algunas viñetas que dotan a las páginas de una espectacularidad de la que antes carecían.

Otro de los puntos característicos de esta etapa estaría en la interrelación de los droides con los humanos. Un tema interesante que muestra la influencia que tuvo las obras de Isaac Asimov en Archie Goodwin, algo que plasmó en mayor medida en su trabajo en la revista Creepy. También reflejará acertadamente el papel de R2-D2 y C-3PO que supondrán el contrapunto humorístico de la serie, cuya relación es una constante discusión.

En los números 39-44 de la colección se adaptaba El Imperio Contraataca, lo que de alguna forma suponía un nuevo impulso para la serie. En esta ocasión el encargado de dibujarla sería Al Williamson, mientras que los guiones corrían a cargo de Archie Goodwin. El dibujante aportaría unas dosis de realismo que nos acercaban, más aún si cabe, a las escenografías fílmicas de la saga. Quizá uno de los detalles más curiosos de esta adaptación sea ver como en la escena final del duelo entre Luke y Darth Vader se nos priva de la amputación del joven Jedi, a pesar de que estamos ya en la década de los 80 y el Comics Code no ejerce la influencia de antaño.

Una vez superada la nueva adaptación, tenemos los últimos coletazos de la etapa de Archie Goodwin en la colección, donde optará por una serie de historias autoconclusivas. En ellas los protagonistas permanecen separados intentando continuar allá donde lo dejó el film. De esta forma, se irán alternando diferentes aventuras cuyo nexo común es la lucha contra el Imperio. Seguimos teniendo historias que incluyen esa esencia característica de las películas, aunque parece haber dejado atrás los elementos extravagantes para centrarse en aventuras de ciencia ficción más puras.

La marcha de Goodwin se produciría de forma paulatina, dejando el puesto de manera momentánea a Larry Hama o Mike W. Barr, para que definitivamente recaiga en las manos de David Michelinie. Goodwin no será el único en abandonar la serie, pues Infantino le seguirá. El dibujante había mostrado una evolución positiva gracias a sus entintadores, de hecho, la llegada de Tom Palmer supuso un revulsivo importante. El encargado de sustituirlo será nada más y nada menos que Walter Simonson. Como ocurriera con el guionista, el relevo será realizado de forma gradual, incluso ambos dibujarán juntos algunos números. El trabajo de Simonson se muestra superior al de Infantino, además su lápiz queda reforzado por las tintas de Palmer y Kupperberg, que de alguna forma aportan mayor solidez gráfica.

Mi sensación personal es que tras 50 números, la serie adolece de cierto agotamiento. No es menos cierto que en Marvel saben aprovechar la vasta extensión de la Galaxia, pero también parece que el final inconcluso de El Imperio Contraataca los dejaba un poco fuera de juego, sin saber muy bien cómo continuar. Sin embargo, el tándem Michelinie/Simonson consigue superar todas las adversidades para deleitarnos con algunos de los mejores momentos de la serie.

Si duda, el gran mérito es de David Michelinie, que consigue crear historias tan interesantes como bien engarzadas, cuyos finales te dejan con ganas de más; además rompe los esquemas preestablecidos hasta el momento, creando personajes que van tomando importancia en las diferentes tramas, lo que provoca una mayor solidez argumental. Quizá sería excesivo hablar de subtramas, pero aportaciones como el establecimiento de una base segura para los rebeldes, crear un nuevo triángulo amoroso cuyo funesto desenlace es bastante inesperado, o la inclusión de Lando como sustituto del desaparecido Han Solo, no son más que algunos de los aciertos del autor a lo largo de su estancia en la serie. Aparte de mostrar historias de mayor interés o manejar muy bien los elementos propios de la saga, Michelinie maneja una prosa mucho más fluida que sus predecesores, lo que provoca una mayor naturalidad en el avance de la lectura. Aquí tenemos un ejemplo palpable de la evolución que sufre la serie al desarrollarse en dos décadas diferentes. La etapa de Michelinie concluye con dos números increíblemente dibujados por Gene Day, aunque un poco más adelante, Michelinie realizaría un fill-in junto a Bob Layton en una historia alejada de Iron Man. El dibujante incluye bastante espectacularidad y una narrativa llena de originalidad que, junto a la interesante trama, es un broche perfecto para los mejores tebeos de la serie hasta el momento.

El relevo llega de la mano de Jo Duffy, que combina bastante bien la continuidad establecida por su predecesor con historias más o menos autoconclusivas, aunque siempre estableciendo lazos entre ellas, de forma que hay un hilo conductor común: la búsqueda de Han Solo y la de los rebeldes. En los primeros compases se mantiene la fluidez de la etapa anterior, mostrando historias muy entretenidas que consiguen mantener un interés constante. Destacaría la trama sobre el planeta Iskalion o la creación de secundarios como Dani, una zeltrona cuya atracción por Luke aporta un toque de humor entre tanta guerra.

En medio de esta etapa tendremos la adaptación de El Retorno del Jedi que, en contraposición a las anteriores adaptaciones, tendrá lugar en una miniserie de cuatro números aparte. De nuevo tendremos el tándem formado por Archie Goodwin y Al Williamson, aunque en esta ocasión contará con diversos ayudantes. Dejando un poco de lado el hecho de que extrajeran esta adaptación de la serie regular, con el vacío argumental que supuso dicha acción, nos encontramos con una adaptación que desmerece un poco el producto original. No se entiende que censuren la aparición de Leia con su bikini, mostrándola sólo en tres o cuatro viñetas; que se informe de la muerte de Yoda en un texto de apoyo; que no se llegue a ver el rostro de Darth Vader; o la ausencia de Obi Wan, Yoda y Anakin en la celebración final de la Luna de Endor. A todo esto habría que sumarle una narrativa confusa y una proliferación de textos de apoyo, que no son más que una rémora para la fluidez de la historia. Un cúmulo de incongruencias para la última de las adaptaciones que haría Marvel.

Por otro lado, Jo Duffy seguía su camino en la serie regular tras esta adaptación, donde utiliza de forma inteligente a los secundarios que han ido apareciendo, de manera que tenemos historias donde el protagonismo va alternándose entre el nutrido grupo de personajes. Tendremos misiones diplomáticas, lucha contra esclavistas con relaciones con lo que queda del Imperio, viajaremos al planeta de los wookies y volveremos a Iskelion, además de recuperar a Flint, un chico que quería ser Jedi y se marchó con Darth Vader. En la recta final de la serie, tendríamos una nueva guerra donde la Alianza se enfrenta primero con los Nagai y después con los Tof para dar un final que se encamina a la unión de las razas de la Galaxia. Historias bien elaboradas con un trasfondo cohesionado que nos llevan al final de la serie; un final que se me antoja un poco abrupto, pero que cumple muy bien con el objetivo que debe tener.

En la parte gráfica tendríamos a Ron Frenz y posteriormente a Bob Mcleod, quizá en los mejores números de la etapa de la autora. Posteriormente le seguiría un baile de dibujantes hasta la llegada de Cynthia Martin, lo que supondría un descalabro estético para la serie. Posiblemente los números peor dibujados y con los que se despediría la serie de Marvel; sin duda una amarga despedida.

A pesar de este desglose del centenar de números que supuso la serie, me he dejado en el tintero a muchos de los autores que participaron en la misma. Autores que realizaron fill-ins o que simplemente estuvieron de paso; me refiero a Chris Claremont, Michael Golden, Sal Buscema, Terry Austin, Frank Springer o Whilce Portaccio, entre muchos otros. Como podemos ver, todos son autores que en mayor o menor media tuvieron su momento de gloria en Marvel.

De forma paralela, Marvel compartió los derechos de esta licencia con una productora cinematográfica, llamada Cannon Group, que reeditaría la serie bajo su propio sello. El merchandising de Star Wars es un fenómeno sumamente conocido, así que no tiene mayor sentido explayarse con él. No obstante, de esa ingente cantidad de productos surgió un par de series de dibujos animados tituladas Ewoks y Droids, de las cuales guardo un nefasto recuerdo cuando fueron emitidas por TVE. De ambas series surgirían sendas series de cómics que Marvel publicó bajo su sello infantil Star Comics. Los Droids tuvieron 8 números de gloria, mientras que los Ewoks alcanzaron los 15 números. La primera estaría centrada en mostrarnos como R2 -D2 y C-3PO vagaban por la Galaxia en busca de unos amos hasta que se encontraron con Luke, mientras que la segunda tendría como protagonistas a Wicket y sus peludos amigos, cuyos antagonistas serán Logray y los duloks, que estaban empeñados en expulsar a los Ewoks de Endor. Como curiosidad habría que añadir que ambas tendrían un crossover que daba un poco al traste con la continuidad antes mencionada, pero imagino que a nadie le preocupaba demasiado ese asunto…Cabría destacar que John Romita Sr. sería el encargado de dibujar gran parte de la serie de los androides, donde demostraba su gran talento para adaptarse a cualquier tipo de historia. Sólo por eso ya merece la pena acercarse a esta curiosa serie, a la par que entretenida.

A finales de 1991, Dark Horse obtiene los derechos y se encargaría de reeditar todo este material en su línea Classic Star Wars, incluidas las tiras de prensa realizadas por Archie Goodwin y Al Williamson (Marzo 1979-Octubre 1980), o las de Russ Manning (Febrero 1981 - Marzo 1984). Estas tiras las publicaba Marvel en el periódico Los Angeles Times Syndicate, y, como suele suceder con este tipo de publicaciones, están inéditas en nuestro país. Posteriormente se dedicarían a publicar historias de nuevo cuño respetando con mayor meticulosidad las cronologías de la saga y alcanzando un gran éxito tanto en crítica como en público, por lo que la etapa de Marvel acabó relegada al ostracismo, siendo recordada como una mera anécdota.

En lo que a ediciones españolas se refiere, la saga no estuvo exenta de dificultades. Bruguera, Vértice y Surco intentarían de manera infructuosa publicar la serie en nuestro país. Ni siquiera con la llegada de Planeta se completaría la publicación de los 50 primeros números de la serie. Hasta el año 2007 no tendríamos la posibilidad de leer en castellano y de manera íntegra la colección clásica de Star Wars gracias a que Planeta publicaría las reediciones que estaba haciendo Dark Horse en tomos de similar factura. Aunque por alguna extraña razón, ambas editoriales obviaron la miniserie que adaptaba la tercera película de la saga. En fechas más recientes, concretamente en enero de este mismo año, Planeta ponía en marcha un coleccionable, cuyas primeras 12 entregas incluían la serie clásica, aunque de nuevo se volvía a cometer el error de dejar fuera la mencionada adaptación; un error inadmisible cuando la misma editorial había publicado esa historia en un tomo seis meses antes.

Con esto concluimos este pequeño repaso de una de las licencias más populares de Marvel, sólo me queda despedirme de vosotros. Hasta la próxima y que la Fuerza os acompañe.


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