Todas las series que tienen éxito, tanto en cine, televisión o cómic, que es de lo que tratamos aquí, tienden a tener "hijos" que siguen las pautas de sus "padres" y, lo que importa de verdad, siguen reportando beneficios aprovechando simplemente la idea principal. Esto es lo que normalmente conocemos como spin-off.

Esta semana vamos a hacer un pequeño recorrido por un spin-off en toda la regla, que derivó de una serie que obtuvo un arrollador éxito en los puestos de venta al otro lado del Atlántico, pese a que parecía que el género bélico ya no interesaba a los nuevos lectores. Vamos a hablar de...

LEATHERNECK O BATTLEFIELD RAIDERS... LOS CHICOS DEL CAPTAIN SAVAGE
por Spiderchen


Se trata de un título derivado de Sgt. Fury and his Howling Commandos, que posiblemente muchos aficionados no recuerden, o directamente no conozcan. Corrían los primeros días de enero de 1968 cuando se presenta en sociedad la serie titulada Capt. Savage and the Leatherneck Raiders (está claro que las series bélicas de Marvel no podían tener nombres cortos o corrientes), guionizada por Gary Friedrich, con Dick Ayers a los lápices y Syd Shores a las tintas. Curiosamente, ese mismo mes, guionista y dibujante repetían en la colección madre, Sgt. Fury, y entre los dos autores realizaron la mayoría de los números de la colección. Friedrich sólo faltará a seis números, los cuales corren a cargo del escritor Archie Goodwin, que sólo se hará cargo de un número, y Arnold Drake que escribirá los cinco restantes. Dick Ayers dibuja catorce de los diecinueve números, mientras que los otros cinco están realizados por Don Heck. Ayers se convirtió en esta época en el verdadero Rey de los cómics bélicos. Su exquisito dibujo, su caracterización distintiva de cada uno de los personajes, así como su destreza para representar armas, aviones, tanques, barcos o cualquier cosa relacionada con la guerra, incluida la dureza y crueldad reinante en cada escenario de combate, le alzaron como el mejor dibujante bélico de la editorial. La presencia continuada de estos dos autores, en aquellos momentos muy acostumbrados a este tipo de temática en los cómics, provoca que la colección sea muy homogénea, dotándola de una gran calidad desde el primer número. La solidez del equipo artístico evita que tampoco haya mucho baile entre los entintadores, donde nos encontramos con dos grandes profesionales: Syd Shores, veterano autor que ya dibujaba y entintaba cómics bélicos en los años cuarenta cuando se hizo cargo de Captain America y de colecciones menos conocidas como Battle Brady, Devil-Dog Dugan o Marines at War en los cincuenta. Además, también entintó al Rey, en su vuelta a la cabecera protagonizada por el Capitán América en los sesenta; y John Severin, que en esos mismos momentos entintaba la colección de Sgt. Fury, donde ambos artistas se hicieron cargo de prácticamente todos los números de la colección.

La serie empieza, se supone que para ver los datos reales de venta, con cadencia bimestral hasta su cuarta entrega, pasando a ser mensual en el quinto número, para volver a convertirse en bimestral en el número catorce hasta el final de su recorrido editorial: diecinueve números. No son demasiados para la época, pero componen una pequeña joya bastante olvidada, ya sea por su temática o por la poca repercusión que tendrían los personajes en el futuro, que cayeron en el más absoluto de los ostracismos.

Entrando en materia sobre esta serie, y siendo el protagonista un personaje tan poco y mal editado en este país, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es: ¿De dónde sale este Capitán Savage? Simon Savage hace su primera aparición en un cómic Marvel en el clásico Sgt. Fury and His Howling Commandos #10, cuando como comandante de un submarino transporta a los Comandos Aulladores a Okinawa, para el rescate del coronel Phil Parker. Una particularidad es que en ningún momento se menciona su nombre, y los Aulladores lo llaman simplemente "Skipper" (el patrón). La verdad es que la imagen de Simon es la del típico marino de toda la vida: gorro de marinero, barba y bigote. Típico es poco, la imagen que aparece en la Wikipedia para representar a un marino debe ser la foto de Simon. Parece que el personaje caló en el público, porque empezó a aparecer en posteriores números de la colección protagonizada por Furia y sus chicos, fraguándose así su propia cabecera.

Ahondando en su historia sabemos que Simon Savage estudió en la Academia de Annapolis, en Maryland, donde conoció a una chica llamada Kathy de la que se enamoró y con la que se casó. De esta relación nacieron dos hijos. Al estallar la II Guerra Mundial, Kathy, asustada por la posibilidad de perder a Simon, le conminó a que abandonase la Armada. Al final llegaron a un acuerdo para que Simon acabara los dos años que tenía todavía pendientes de servicio para, finalmente, abandonar el ejército. Pero poco antes de acabar su servicio, el 7 de diciembre de 1941, los japoneses atacaron Pearl Harbor y todas las licencias se denegaron. Simon no pudo cumplir su promesa e inmediatamente fue destinado a un submarino que escoltaba convoyes en el Atlántico. Tras su primera aparición, en septiembre de 1964, no tarda en volver a reaparecer en la serie de los Aulladores. Sólo cuatro meses después, en enero de 1965, en Sgt. Fury and His Howling Commandos #14, vuelve a transportar a los comandos a la mismísima Alemania para destruir una base de misiles, que resulta ser una trampa urdida por el Barón von Strucker y su Blitzkrieg Squad, que debuta en este número. Arriesgando la seguridad del submarino y contraviniendo órdenes, Simon espera a los comandos hasta el último momento para llevarlos sanos y salvos a Inglaterra.

Su siguiente aparición, en Sgt. Fury and His Howling Commandos #26, llega acompañada de la presentación de uno de de los que compondrá su futuro equipo, Roy "Blarney" Stone. Poco se sabe de la vida anterior de Roy, estadounidense de nacimiento, pero se supone que tiene experiencia en la vida marinera porque entra a formar parte de la tripulación del U.S.S. Sea Wolf nada más empezar la contienda para los americanos. En este número, la aportación de ambos es muy limitada pues la misión consiste en rescatar a Dum Dum Dugan, que ha caído prisionero de un barco alemán, pero cuando llegan hasta él, la vieja morsa ya ha sido capaz de huir y acabar con el barco de paso. Trabajo fácil para un Aullador. Sus próximas apariciones tienen lugar en Sgt. Fury and His Howling Commandos #29, en el que simplemente devuelve a casa a los comandos que vienen de una lucha con el Barón Strucker; y en Sgt. Fury and His Howling Commandos #33, donde se encarga de trasladar a los Aulladores a Grecia.

Cuando vuelve a aparecer Simon por la colección hermana, Sgt. Fury and His Howling Commandos #49, es para una presentación de su propia serie que llegará a los kioscos el mes siguiente, con fecha de portada de enero de 1968. La acción empieza cuando Savage traslada a los Aulladores a Tarawa, una isla del Pacífico, para buscar a Rolfe Harrison, un espía australiano que posee información sobre los planes de los japoneses para el desarrollo de la invasión de la isla. Esta historia será muy recordada porque, durante el transcurso de la misión, "Izzy" Cohen será apresado y estará muchas entregas de la cabecera en poder de los japoneses. En este número, preludio a su serie, Simon seguía siendo comandante de submarino, pero las cosas iban a cambiar en un suspiro...

Y llega el gran momento, el número 1 de la colección Capt. Savage and his Leatherneck Raiders. Lo primero que choca ya en el título es que Savage sea capitán. Simon es trasladado desde la Armada a un grupo de marines y su rango es el de Comandante o Capitán de Corbeta. Al pasar a los Marines es "degradado" pues el rango de capitán está por debajo de su función anterior. También resulta extraño, históricamente hablando y no circunscribiéndonos al mundo de los cómics, que un capitán lidere un equipo de este tipo. Los encargados de mandar estos grupos solían ser sargentos primeros (véase el caso de Furia) o simples cabos. El propio título, siguiendo el estilo de la serie hermana, es rimbombante como poco. Leatherneck es un término del argot militar que se utiliza para miembros de los marines de los Estados Unidos. Los "Raiders" fueron una unidad especial que actuó durante la II Guerra Mundial.

La acción comienza sin dar un momento de respiro. No existe ningún tipo de presentación, pues la primera imagen nos revela al Capitán Savage desembarcando en una playa acompañado de sus hombres. Sólo una pequeña imagen lateral en la página inicial nos muestra a los componentes del equipo. El grupo de combate está compuesto por Simon, el ya conocido Roy "Blarney" Stone y cuatro nuevas incorporaciones. El sargento Samuel Yates, más conocido como "Yaketty", es un veterano marine que lleva casi 20 años en el cuerpo, desde 1923, y que siente recelo de que alguien sin experiencia haya sido puesto como líder del grupo, pues piensa que es él quién debería serlo. Aunque al transcurrir el tiempo sea uno más de la compañía, y obedezca ciegamente a su líder, los principios no son nada alentadores por los roces entre los dos. Jacques LaRocque es el "extranjero" del grupo. Este mujeriego empedernido, francés de nacimiento, estaba en EE.UU. cuando su país fue invadido y se alistó en los marines. Su grado es el de Caporal. Lee Baker, ex profesor de una escuela en los peores ghetos de Los Ángeles se enroló en la Marina nada más estallar el conflicto. Y por último el indio nativo Jay Little Bear. Jay era un luchador profesional que tuvo que abandonar su lucrativa carrera cuando fue reclutado por el ejército.

Todos ellos, como sucedía con sus compañeros los Comandos Aulladores, tenían algo que los distinguía, principalmente por sus tocados. Simon Savage con su gorra de capitán marino; Yates portaba un sombrero de campaña; Stone lucía un sombrero de plato; LaRoque se ponía una gorra; Baker ostentaba una gorra de plato; y Little Bear actuaba con un arco y flechas... y no es ninguna broma. Cómo vemos, todo sigue la pauta de la colección madre. Si las cosas funcionan para que hacer nuevos experimentos.

En su primer número la acción transcurre en Tarawa. Sí, la isla en la que dejó a los Aulladores el mes anterior. Tienen que destruir una gran cantidad de municiones que están protegidas por decenas de soldados japoneses. Las misiones vuelven a ser suicidas desde el principio. Ya no sólo los Aulladores reciben misiones de este tipo. Tras conseguirlo, no sin pasarlo verdaderamente mal, son recogidos por un barco en el que los recibe... sí, Nick Furia tras los acontecimientos ocurridos en Sgt. Fury #50. Esto, además del mes en el que son publicados, hace muy fácil colocarlo cronológicamente. Los caminos de ambas colecciones se entrecruzan una y otra vez. Un aspecto a destacar en este número es el suicidio de un soldado japonés que se dispara un tiro en la cabeza. En esta época no era nada habitual, todo lo contrario, era muy extraño, que se vieran imágenes de suicidios en las páginas de un cómic. Todavía estamos en la Edad de Plata y el Comics Code Authority sigue muy vigente. También hay que añadir que las muertes de los soldados se muestran bastante más explícitas de lo habitual. Estamos en una guerra, pero se hace raro ver tanta crudeza en las imágenes, así como observar que en un cómic Marvel se amontonen los cadáveres de esta manera.

Los siguientes tres números de la colección forman casi una trilogía. Y la historia lo merece. Los Leathernecks consiguen robar documentos que informan sobre la existencia de un "submarino fantasma", que está acabando por igual con barcos aliados y japoneses. Conocen la existencia de una isla, que luego se revelará como la isla de HYDRA, en la que tiene refugio este submarino. Cuando desembarcan en la isla desconocen que allí se encuentra un grupo de japoneses llamados Escuadrón Samurai, liderados por el Sargento Morita, que han arribado por el lado opuesto del islote. Ambos grupos, con idéntica misión, son emboscados por tropas de HYDRA, que consiguen hacer prisioneros a todos los asaltantes, excepto a Simon y Morita, que se encuentran, y empiezan un salvaje enfrentamiento. Aunque Simon consigue ganar la lucha es inmediatamente atacado por la espalda y hecho prisionero. El Barón Strucker los deja atados vigilándolos con cámaras, porque quiere ver si son capaces de pertenecer a HYDRA. Al final consiguen liberarse y, actuando juntos, salvar a sus correspondientes pelotones, que iban a ser fusilados, acabando con las huestes de HYDRA. En estos episodios, concretamente en Capt. Savage and His Leatherneck Raiders #2, tenemos la primera aparición cronológica de HYDRA y de su isla. En el número cuatro se narra la llegada del Barón Strucker a la organización y como consiguió convertirse en Hydra Supremo, acabando con el anterior. Los dos pelotones enemigos deciden hacer una tregua, y se separan cada uno por su lado.

La acción transcurre a toda velocidad y en el siguiente número los Leathernecks consiguen eliminar a Herbet "Chumley" Cholmodeley, un político corrupto australiano y colaborador de los japoneses, que quiere acabar con la economía de la isla invadiéndola de billetes falsos. Capt. Savage and His Leatherneck Raiders #6 nos trae de vuelta a Izzy Cohen, rescatado por los Leathernecks de manos de los japoneses que lo han retenido durante mucho tiempo (desde el número 49 al 59 de su colección) y han intentado por todos los medios hacerle hablar, cosa que no consiguen de ninguna manera. El hijo de la señora Cohen es capaz de aguantar eso y mucho más.

Capt. Savage and His Leatherneck Raiders #7 nos trae una de esas paradojas que no tienen explicación. Sabemos que lo mejor es la suspensión de la realidad cuando lees estos cómics, pero hay cosas que no hay por donde cogerlas. Si en la colección "hermana" apareció Reed Richards, en esta la misión de los Leathernecks es rescatar a un as de la aviación que ha caído en manos del Coronel Sakata, un japonés especialista en propaganda, que al enterarse de que tiene en su poder a un héroe de la aviación quiere que este hable de las bondades del régimen nipón a través de las ondas. El nombre de este as de la aviación es... ¡¡¡ Ben Grimm!!! Sí, la adorable Cosa de los ojos azules...20 años antes de serlo. Si hacemos caso de la edad que aparenta en este cómic, Ben hace tiempo que es centenario. Mejor no tocarlo mucho.

Capt. Savage and His Leatherneck Raiders #8 es una prueba... que sale mal. Los Leathernecks llegan a una isla para capturar a dos importantes generales japoneses, pero no lo consiguen. Cuando son derrotados llega el Comandante Morton, que les explica que todo a sido una preparación para una misión de suma importancia, tanto que deberán juntar sus fuerzas con los Aulladores para realizarla. Y así llegamos al número nueve de la colección Captain Savage and his Battlefield Raiders. La serie continúa la numeración pero cambia su título. Captain por Capt. y Battlefield por Leatherneck. Aunque a los Raiders se les sigue llamando Leathernecks cada vez que se les menciona en las páginas de los cómics. La mancheta de estos números también cambia, pero no al título escogido. Si las ocho primeras entregas de esta la colección llevan por título Capt. Savage and his Leatherneck Raiders, ahora, desde el número nueve pasa a llamarse Captain Savage. El cambio más importante no es el del título en sí, si no el de imagen... la imagen de Simon Savage. De su barba y gorra de marino pasa a ser una copia casi exacta de Nick Furia. Las malas lenguas dicen que la editorial quería rejuvenecer al protagonista, y de verdad que lo consiguen, aunque los seguidores de la serie no se lo tomaron muy bien, quejándose amargamente del cambio. Finalmente, consiguieron que la editorial diera marcha atrás, pero sólo para el último número de la colección.

Para el cambio de imagen, el guionista, dirigido por la editorial, encuentra una excusa sorprendente pero bastante bien buscada. Un traficante de armas de Birmania llamado Jake Malloy es exactamente igual que Simon Savage. Este traficante disparó a un agente del gobierno, el cual redactó un informe por el que el Comandante Morton tuvo que afeitarle la barba y el bigote a Simon. Aunque Malloy vendía armas a las guerrillas projaponesas se consideraba un patriota, y cuando los Raiders estaban en una situación muy complicada hace que sus hombres los ayuden, pues siente una gran admiración por los marines.

En el siguiente número, Captain Savage and his Battlefield Raiders #10, están en una isla con una base estadounidense que es atacada por los japoneses, y tienen que luchar en una inferioridad numérica aplastante pero, al final, reciben ayuda de los marines y consiguen rechazarlos. Y llegamos a un número verdaderamente trascendente: Captain Savage and his Battlefield Raiders #11. Para preparar la acción y demostrar la importancia los Raiders, vuelven a hacer equipo con los Aulladores. La misión consiste en liberar a una científico americana llamada Terry Reiker, que ha sido engañada por los japoneses aprovechándose de su aversión a la guerra. Reiker está prisionera en un imponente castillo, que está fuertemente protegido. Tras abrirse paso entre las tropas japonesas llegan hasta el fortificado lugar. Sin que los demás lo adviertan, un francotirador acaba con Lee Baker. La pena se apodera de todos los compañeros. Los Aulladores, además, reviven la muerte que ya sufrieron en su equipo cuando perdieron a Jonathan "Junior" Juniper. El número tiene su continuación en Sgt. Fury #64, en el que el Furia, aún con toda su pena, les recuerda que todavía tienen una misión que cumplir. En Captain Savage and his Battlefield Raiders #12, los Raiders no pueden parar sus lágrimas por el compañero caído. El féretro de Lee es enviado a Los Ángeles y la pena cala muy hondo en todos ellos. Sin embargo, la guerra no para, y pronto se encuentran en el Sea Wolf para vigilar una flota japonesa. Por un descuido son descubiertos y atacados. Por culpa de una carga de profundidad, Simon recibe un golpe en la cabeza y cae desmayado. El Capitán Griggs, presa del pánico, se rinde a los japoneses y los Raiders son hechos prisioneros, siendo enviados a un campo de concentración en una isla de la que escapan gracias a la ayuda del Padre Thompson, un cura del que al principio dudan de su lealtad.

En Captain Savage and his Battlefield Raiders #13 abandonan por primera vez las aguas del Pacífico y cambian su teatro de operaciones para ayudar a una partisana, de nombre Theresa, a defender un castillo de los nazis. Captain Savage and his Battlefield Raiders #14 nos trae la primera aventura de Simon Savage y sus Raiders... pero no vamos a situarla como su primera misión, sino que la vamos a mantener tal y como se publicó, pues tiene varias incongruencias que, o no fueron pensadas o simplemente no se tuvieron en cuenta. El primer error es que Lee Baker no aparece en la historia, ya que, aunque muere en el número once, debía participar en esta historia si realmente fuera la primera. El segundo error es que Simon aparece con su imagen actual (sin barba) y no debería ser así. Y el tercero, y este es histórico, al final de la historia son recogidos por un joven oficial llamado John Kennedy (sí, el futuro presidente), y la historia, a pesar de ser la primera, debía suceder en el año 1942, mientras que Kennedy no sería oficial de una patrullera hasta el año 1943. Fallos grandes para unos autores tan curtidos en este tipo de cómic. Y sin duda hubiésemos merecido recibir un "no premio", algo muy valorado en esa época.

En los siguientes números vuelven a aparecer por el Pacífico. Van hasta Alaska donde tienen una curiosa aventura y de vuelta al Pacífico. En Captain Savage and his Battlefield Raiders #18, después de reunirse con Gweny Lee, la mujer de origen chino que ayudó a escapar de los japoneses a Little Jay, se dirigen a su cuartel donde Savage recibe una carta de su esposa pidiéndole el divorcio, cosa que no es de extrañar pues ni siquiera se le ha visto por estas páginas, y empieza a pensar muy seriamente como va a ser su vida de aquí en adelante, pues la pérdida de Baker le sigue atormentando. El último número de la cabecera es una vuelta atrás en toda la regla. Mientras los Raiders celebran el año nuevo, 1943, Simon Savage, que ha recuperado su barba y su aspecto primerizo, sigue sumido en sus problemas matrimoniales. Pocas horas después embarca de nuevo en el Sea Wolf sin la compañía de sus Raiders. En su misión encuentran un convoy japonés protegido por un destructor que les descubre y los ataca con cargas de profundidad. Una de ellas cae muy cerca del submarino, provocando que Simon se golpee en la cabeza y pierda el sentido. Al final, se repone y consigue hundir el barco japonés.

Y hasta aquí la serie. Simon volverá a aparecer, cronológicamente, en el primer anual de Sgt. Fury, participando en la Guerra de Corea. Su última aparición, ya con un aspecto envejecido es en Fall of the Hulks: Gamma #1, cuando siendo coronel hace un panegírico en el funeral del General "Trueno" Ross, aunque no lo conoce personalmente. Tampoco es que luego estuviese muerto...

También se le menciona honoríficamente en el Iron Man Vol. 3 #18, cuando Tony Stark tiene una lucha en un submarino llamado USS Simon Savage. En el correo del último número se especula sobre una posible nueva cabecera para Simon Savage, titulada Captain Savage of the Silent Service. ¿Se quería hacer de Savage un nuevo Furia en un servicio secreto? Nunca se sabrá porque la idea nunca llegó a buen puerto. En los años noventa, Roy Thomas quiso usar a Simon para una serie que llevaría el título de "Time Crusaders", acompañado por otros personajes de varias épocas que convertiría en viajeros del tiempo, pero tampoco llegó a buen puerto... por muy marino que sea. De los Raiders sólo volvió a aparecer por otra colección Little Bear, que participó en una serie muy trágica, Combat Kelly and the Deadly Dozen, pero esto ya es para otro artículo...

Me cuesta hacer una valoración general de la serie porque, en estos casos, soy bastante parcial. No llega a la calidad de Sgt. Fury (o es que siempre se prefiere el original o es que esta es una de mis preferidas), pero es una muy buena serie recomendadísima para los que babeábamos con películas como Todos a una, Objetivo Birmania, Guadalcanal, Tora! Tora! Tora!, así como aquellas películas que directamente podríamos calificar del género "de submarinos" como Destino Tokio o Torpedo. A estos no habrá que convencerlos. A los demás, deciros que le echéis un vistazo, porque puede que os convenza. Por calidad no va a quedar. Aunque eso ya es más difícil. Físicamente y en castellano es prácticamente imposible, porque lo que está editado (en unas condiciones ...) es complicado de conseguir pues se remonta a los tomitos publicado por la editorial Vértice. Pedir una reedición se me antoja una tarea de titanes. Por el desconocimiento general, no porque tenga menos calidad que muchas de las cosas reeditadas actualmente. En idioma original es bastante más fácil de conseguir, pero claro, hay que buscarlo y darle al clic, y yo no te lo puedo decir, no sea que vengan a buscarme a casa...


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